ECONOMÍA

Zapatero endosa a Corbacho el desastre del paro

El sucesor del ministro de Trabajo afrontará con urgencia la reforma de las pensiones y el diálogo social

COLPISA

Lunes, 11 de octubre 2010, 04:28

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El anterior presidente del Gobierno, José María Aznar, destituyó a su ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, tras la huelga general del 20 de junio de 2002. De esta manera, el actual alcalde de Burgos pagó las culpas de la reforma laboral impuesta por el Partido Popular (PP). José Luis Rodríguez Zapatero no ha hecho lo mismo después de la protesta del 29 de septiembre, pero sí ha enturbiado la salida de Celestino Corbacho del Gobierno central, al recalcar la necesidad de un «cambio profundo» en Trabajo, palabras que además de cuestionar la actuación del todavía ministro aclaran que a su sucesor le espera una dura tarea.

Corbacho deja la cartera de Trabajo e Inmigración para presentarse a las elecciones catalanas del 28 de noviembre. Antes, de manera imprevista, se ha chocado con críticas aparentemente veladas del propio Zapatero. El presidente ha llegado a decir que «los desempleados no tienen la atención suficiente» y que «se puede hacer mucho más por cada uno de ellos», así como que los Servicios Públicos de Empleo (SPE) -oficinas del antiguo INEM- son mejorables.

El actual ministro tomó posesión de su cargo con 2,1 millones de parados (EPA 1er. trimestre 2008) cuando el Gobierno negaba que había crisis. Posteriormente, el deterioro de la economía produjo un profundo y gravísimo desastre en el mercado laboral. Las consecuencias han sido de tal alcance que en el segundo trimestre de 2010 el listón de desempleados sobrepasaba los 4,64 millones, sin que se vislumbre el más mínimo respiro. La experiencia de ejercicios anteriores indica que ese total habrá aumentado el próximo 31 de diciembre.

Corbacho sabe que hasta que la economía española no crezca por encima del 1,5% no proliferarán los contratos. Y ese porcentaje se ve lejos. Aunque la evolución estimada para 2011 es positiva, resultará insuficiente para actuar sobre la tasa de paro que permanecerá por encima del 20%.

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El nuevo ministro lo va a tener difícil. En primer lugar tendrá que reformar las pensiones sin descuidar la recuperación del diálogo social (foro de debate y negociación con las principales patronales y centrales sindicales) imprescindible para alcanzar la paz social. Zapatero no está para imponer vía decreto otros cambios vitales para la sociedad española. Los grupos que constituyen el Pacto de Toledo (acuerdo parlamentario suscrito en 1995 para velar por el sistema público de pensiones) con la excepción del socialista rechazan la congelación de estas prestaciones defendida por el jefe del Ejecutivo en su plan de ajuste.

En la agenda del sucesor de Corbacho figura la Ley de Medidas Urgentes para la Reforma del Mercado de Trabajo; la intermediación laboral de las empresas privadas de colocación;, el fondo para abaratar el despido a los empresarios, que será utilizado por los empleados para formación o como pensión complementaria; el nuevo sistema de formación profesional; la reforma de la negociación colectiva entre empleadores y empleados; y no se descarta una gran modificación del sistema de desempleo y de su cobertura.

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