Iñaki Gorostidi (Abaltzisketa, 51 años) asciende al Txindoki como quien sube las escaleras de su casa. «Es mi forma de meditar, de relajarme, de aclarar las ideas». El Txindoki es un símbolo de Gipuzkoa que preside con naturalidad el día a día de los 300 vecinos del pueblo.
Este hombre de pasión txuri urdin («hoy estoy orgulloso de ser amigo de Luis Arconada, el héroe de mi adolescencia»), padre de dos hijos, creador ... de una empresa de 200 trabajadores en la misma casa donde nació y que cada vez lee más a Ignacio de Loyola y menos a los gurús de empresa («las mejores lecciones de 'management' las dio el fundador de los jesuitas») se presta a inaugurar esta sección del periódico. El Diario Vasco cumple en noviembre 90 años y con ese motivo inicia una nueva 'vuelta a Gipuzkoa' y sus 88 municipios. En cada entrega un vecino de cada pueblo contará cómo es su entorno y su propia historia personal. Será por orden alfabético, así que toca empezar por Abaltzisketa, y con Gorostidi de guía.
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«¿Ves esa casa de ahí, al lado del Ayuntamiento? Se llama Ermentañe, o 'Errementeri Enea', Ahí nací yo. Era el alma del pueblo: bar, tienda, teléfono público, estafeta de Correos, 'estación' del autobús y los sábados, cuando venía el peluquero, barbería. Debajo estaban las vacas, algún cerdo y los perros. Vivíamos siempre rodeados de gente: mi 'familia' era todo el pueblo. Aprendí de mi madre que hay que tratar igual a todo el mundo, y a poder ser con una sonrisa amable». A aquella Abaltzisketa venían donostiarras a veranear, estudiantes de euskera que se alojaban en caseríos o en el barnetegi,ilustres como Luis Peña Santiago, el recordado cronista de DV.
Iñaki Gorostidi estudió Filología Vasca en los entonces EUTG, hoy campus de Deusto. «Cuando acabé, a principios de los 90, no era fácil encontrar trabajo. Pero no esperábamos que vinieran a resolvernos los problemas: nos poníamos en marcha». Montó una empresa de traducción «sin la épica de esas firmas de Silicon Valley que nacen en un garaje. ¡Solo quería buscarme la vida!».
Aquel proyecto es ahora Logikaline, empresa con sede en la misma «casa de servicios» en la que nació, «pero con servicios de las necesidades actuales, desde 'call center' hasta asesoramiento tecnológico o de comunicación». Son 200 empleados, cien de los cuales trabajan en esta sede de Abaltzisketa, «la mayoría de Tolosaldea o el Goierri». Entre sus decenas de clientes, Orona, Eroski, Hacienda de Gipuzkoa, Gipuzkoako Urak, Txingudiko Zerbitzuak o Bidegi. «Trabajamos en siete idiomas distintos».
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Gorostidi lamenta que se está perdiendo el guipuzcoano emprendedor de-toda-la-vida «y sea el propio sistema el que está transformando a la empresa y a la sociedad, de modo que nuestro poder de decisión para mejorar Gipuzkoa se acota cada vez más».
En Abaltzisketa sigue viviendo Iñaki Gorostidi: la sombra del Txindoki es alargada.
Así es mi pueblo
- Abaltzisketa en una frase
- Es el sitio ideal para vivir, por su paisaje y su tranquilidad, a media hora de Donostia y diez minutos de Tolosa y Ordizia, y rodeado de empresas punteras que generan riqueza.
- ¿Lo mejor de vivir aquí?
- La naturaleza, la libertad, el Txindoki, la gente.
- ¿Lo peor?
- Faltan los servicios propios de los lugares grandes, como la farmacia, un lugar para la compra o los colegios. Dependes del coche para muchas cosas.
- Su txoko secreto.
- No hay secretos: disfrutar de los bosques en otoño, de los prados en primavera. Y siempre, el Txindoki.
(1-88)
Y el próximo domingo... Aduna
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