Los rataplanes llegan hasta el fin del mundo

Así sucede desde hace varios años en Necoechea, una ciudad argentina situada al sur de Buenos Aires. En el salón de actos del centro vasco disponen de una reproducción a escala de la fachada de la antigua biblioteca, donde el alcalde honorífico de la fiesta protagoniza la izada de bandera. Al mismo tiempo, tambores y barriles interpretan las composiciones más populares de Sarriegi, acompañados de la banda municipal de música. A la velada se suman los dantzaris de Gazte Alai.

El programa de festejos se abre con «un innovador triki poteo» por los bares céntricos de la localidad. También incluye una romería y la degustación de pintxos y platos típicos. «Esta fiesta es conocida ya por toda la comunidad y el turismo recurrente que alberga nuestra ciudad cada verano», señalan.

Los rataplanes se oyeron igualmente en la capital de México. El centro vasco que preside Iñigo Bilbao fue escenario de una cena «abierta a socios e invitados», cuyo precio era de 450 pesos por comensal. El menú del que todos ellos disfrutaron incluía revuelto de setas, sopa de fideos, pescado tipo tilapia –un pez de agua dulce que se encuentra en las regiones tropicales y subtropicales– elaborado «a la koskera» y, de postre, pastel y helado.

Alfredo Jover dirigió la tamborrada, en la que tambores y barriles lucen atuendo de cocinero. Su actuación hizo más llevadera la nostalgia que sienten multitud de vascos por estar lejos de casa, especialmente, en estas fechas.

Al norte del continente americano, la ikurriña ondeó en diferentes poblaciones de Estados Unidos. Ese es el caso de Atlanta, capital de Georgia, donde el restaurante Cook & Soldiers difunde tanto la gastronomía como la cultura vasca. Por noveno año consecutivo, ofrecieron al público una selección de embutidos y quesos, pintxos tipo Gilda, chistorra, croquetas de carrillada de cerdo, albóndigas, tortilla de patata y paella. No faltó la sidra para acompañar esta selección culinaria.

Mientras tanto, en la Maison Basque de París, Jean-Marie Guezala ejercía de tambor mayor de la tamborrada, a la que se unieron miembros del coro Anaiki y la Banda Festayre. Juntos pusieron el broche a una cena «típica de sidrería», en la que degustaron tortilla de bacalao, chuleta, queso, membrillo y nueces, sin olvidar la sidra Zapiain. Sus 140 plazas «se reservaron tan pronto como se anunciaron».

La celebración fue anoche doble en Madrid. Por un lado, en el restaurante Jai Alai cenaron más de 300 personas. A medianoche llevaron a cabo la izada en la calle, tocando varias piezas durante 20 minutos. Después, continuaron tocando dentro del restaurante. Además, en esta edición rindieron homenaje a la tamborrada Ondar Gain, del centro de Donostia, por su 70 aniversario. «Esta tamborrada y especialmente Josean Rodríguez, su tambor mayor hasta 2019, nos han apoyado enormemente a lo largo de estos años», señalan.

Por otro lado, la euskal etxea de Madrid celebró la tradicional cena de víspera de San Sebastián en el restaurante By the Way, donde tocaron las marchas de Sarriegi. El próximo día 26 volverán a hacerlo por las calles junto con la tamborrada txiki. A su término, homenajearán a la Peña Madrilgo Errealzaleak e impondrán la 'Txapela Urdiña' al conocido periodista pasaitarra Joseba Larrañaga «como reconocido seguidor de la Real Sociedad en la capital».