«Te pones en el lugar de esos padres y sufres»

Cuando nació su hija, «normalmente» quien se movía era él. Anitze estaba «en cama» recuperándose del parto. «Y en todo momentos nos dijeron que no podíamos dejar sola a la niña ni para cambiar pañales. Me parecía lo lógico. Las enfermeras nunca iban solas a cambiar los pañales, siempre tenía que ir alguno de nosotros dos», recuerda Anitze. «La prueba del talón se la hicieron en la misma habitación. Como todo era normal no la sacaron para nada del cuarto», es más, «en el momento en el que nos llevaron a planta nos insistieron en que la cuna de la niña siempre tenía que tener el pestillo echado. Fue lo primero que nos dijeron». Ayer rememoraban esos momentos con mucha delicadeza. «Bastante tiene la madre con haber dado a luz, en pleno posparto... Que te pase algo así psicológicamente te puede afectar», apunta Anitze, que se alegra de que todo haya quedado en un susto.

Irai, el hijo de la donostiarra Elena Herrero, nació el pasado 6 de junio en el Hospital Donostia. Mientras ayer salía de Urgencias de pediatría, recordaba sus clases de preparación al parto en el ambulatorio. «Nos decían que en ningún momento hay que dejar al niño solo. Según entré al paritorio, me pusieron una pulsera y prepararon otra que le pusieron a él nada más nacer para que estuviese bien identificado. En la habitación, además, no puedes sacar al niño por el pasillo», explica. Así se lo contaron las profesionales del hospital en su momento.

Cuando su padre le contó ayer lo ocurrido en Bizkaia no se lo podía creer. «Hay mucha seguridad, me ha extrañado. A nosotros no nos dejaban sacarle de la habitación para nada y todas las pruebas se la hicieron delante de nosotros, en la habitación». Es más, «según subimos del paritorio a la habitación, entre los papeles que nos dieron, había uno que decía 'no me dejes solo'».

A Lide Álvarez, en las clases de preparto del ambulatorio también le dijeron más de una vez que el bebé siempre tenía que estar con su madre o su padre. «Y si se lo tienen que llevar para algo, hay que acompañarle». A pesar de la teoría, Lide y su marido, Daniel Sánchez, entienden que «si estás en el hospital y viene alguien con bata diciéndote que tiene que llevarse al niño para hacerle una prueba tiendes a confiar, pero sí que es verdad que te lo dicen y hay carteles que te lo recuerdan».

Hace un par de meses que nació Jule. «Los primeros días estábamos los dos todo el rato en la habitación. No se la llevan a no ser que sea necesario. Tienes que ir a una sala contigua para cambiarle el pañal, pero el bebé pasa en la cuna, con el pestillo puesto para que nadie le pueda coger del otro lado. Entonces uno de nosotros pasaba a esa sala y desde ahí el otro le cogía para cambiarle. Se advierte mucho de que hay que tener cuidado. Nosotros lo tuvimos presente en todo momento», explican sus aitas, que se enteraron de lo sucedido en Basurto en la habitación del Hospital Donostia, donde su hija permanecía ingresada por una afección respiratoria de la que ayer mismo le dieron el alta. «Estaba con la niña en la habitación cuando a las seis de la mañana nos hemos enterado. Sabíamos que en Donostia había pasado algo similar en 2012 y 2014. Estaba con una compañera y se nos ha puesto un mal cuerpo... En esta unidad de niños tan pequeñitos nos dicen que si tienes que ir al baño o a por un café avisemos y viene alguien del hospital a estar con la niña. Hasta ahora me daba apuro, pero después de esto ni lo dudaría».

Alfredo Taboada y Usoa Alonso también han sido padres recientemente. Su pequeña Naroa nació hace un mes y medio. «En el paritorio tuvimos muy buena experiencia, en planta las instalaciones se han quedado un poco obsoletas, pero en general todo fue bien», comenta Alfredo, que junto a Usoa llevaron ayer a Naroa a revisión. «En ningún momento la niña se queda sola. Es un protocolo que se lleva a rajatabla. Las enfermeras nos lo recalcaron en diferentes ocasiones. En ese aspecto nos sentimos muy seguros». ¿En algún momento pensaron en la posibilidad de que alguien se pudiera llevar a su bebé? «Es impensable, pero hasta cierto punto. Al final estamos en una sala de recién de nacidos. No sabes si te pueden pegar el cambiazo. Ese runrún siempre está. No piensas que te va a pasar hasta que he escuchado la noticia. Lo primero que hemos pensado es en cómo estarían esos padres», explica.