El 'sendero de los selfies' en los Dolomitas cobra peaje para frenar la masificación turística
La fiebre por el selfie ha invadido incluso las cumbres alpinas, generando un fenómeno de masificación que comienza a pasar factura a los entornos naturales más emblemáticos de Europa
L. G.
Martes, 5 de agosto 2025, 07:10
Lo que antes era una experiencia de conexión con la naturaleza, esfuerzo físico y contemplación paisajística, hoy se ha convertido también en un escenario de culto a la imagen. La fiebre por el selfie ha invadido incluso las cumbres alpinas, generando un fenómeno de masificación que comienza a pasar factura a los entornos naturales más emblemáticos de Europa.
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Uno de los casos más llamativos se vive en el norte de Italia, en el idílico valle de Val Gardena. Allí, los propietarios de los terrenos por los que discurre el sendero de Seceda —una ruta de alta montaña que ofrece una de las vistas más icónicas de los Dolomitas— han decidido cobrar un peaje de 5 euros para acceder al recorrido. La medida, explican, busca limitar la creciente afluencia de visitantes, especialmente turistas e influencers que acuden atraídos por la espectacular panorámica de las cumbres de las Odle, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
«Esto es un grito de ayuda», señala Georg Rabanser, uno de los agricultores propietarios de los pastizales, en declaraciones al diario local Alto Adige. «Mientras los operadores turísticos ganan grandes sumas, nosotros solo acumulamos costes y perjuicios: basura, daños al terreno y un flujo incontrolable de gente».
Polémica medida en los Dolomitas
Conocido popularmente como el 'sendero de los selfies', Seceda se ha convertido en una atracción de masas. El 22 de julio, por ejemplo, llegaron a contabilizarse cerca de 8.000 visitantes en un solo día. Un número que, según los vecinos, resulta insostenible.
Para intentar recuperar el control, los propietarios instalaron un torno simbólico como señal de advertencia y reclamo de acción institucional. Sin embargo, afirman que ni las autoridades locales ni las provinciales han ofrecido soluciones efectivas. Aunque la Agencia Provincial de Turismo (APT) ha destinado cuatro guardabosques para vigilar el cumplimiento de las normas —como no abandonar los senderos o prohibir el uso de drones—, los agricultores consideran que la respuesta es insuficiente.
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