11 formas diferentes de cocinar y comer huevos

11 formas diferentes de cocinar y comer huevos

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   Huevo cocido o duro: así se llama a la técnica que consiste en cocer en agua el huevo en su propia cáscara durante 10-12 minutos. El interior, tanto la yema como la clara, quedan solidificados y son una opción ideal para incluir en ensaladas y cremas, pero también para cocinar con ellos los famosos huevos rellenos.

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   Huevo mollet: se consigue siguiendo la misma técnica de cocción que con el huevo duro, pero en la mitad de tiempo (unos 5-7 minutos); con lo que la clara estará cuajada y la yema líquida.

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   Pasado por agua: cociéndolo dentro de su cáscara, pero durante tan solo 3 minutos se logra este tipo de huevo de yema líquida y clara poco cuajada. Por su escaso cocinado, hay que tener precaución.

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   Huevo poché o escalfado: muy de moda en los brunch o aperitivos, el huevo se cocina fuera de su cáscara (metido en un film o en un utensilio adaptado), sumergido en agua durante unos tres minutos.

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   Huevo a la plancha: con una sartén antiadherente y con una gota de aceite en la base se cocina esta alternativa saludable y ligera a los huevos fritos.

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   Huevo frito: quizá la forma más extendida -y también menos saludable- de comerlos. No hay mayor misterio que poner abundante aceite en una sartén y freírlos. El objetivo será que no se rompa la yema, aunque de gustos no hay nada escrito y en tu mano está también si quieres o no sacarle 'puntilla'.

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   En tortilla: es también una de las elaboraciones por excelencia en las que el huevo es el principal protagonista. Puede ser el único -la tortilla francesa- o agregarle ingredientes al gusto para hacer diferentes tipos de tortilla: de patata, de bacalao, de jamón, de chorizo…

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   Revueltos: la diferencia respecto a la tortilla es que, lejos de darles forma, estos huevos, que pueden ponerse a la sartén batidos o sin batir, simplemente se remueven, lo que otorga al resultado final una textura cremosa.

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   Huevo cocotte: esta técnica, también denominada 'al horno' o 'al plato', hace referencia a cuando el huevo da el toque final a un plato. Se agregan cuando la receta está a punto de finalizar para que se cocinen con el calor residual durante unos 5-10 minutos. El resultado será una yema prácticamente líquida y una clara coagulada.

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    En recetas de repostería: los huevos son un elemento imprescindible en numerosos postres y elaboraciones dulces, tales como el flan de huevo, bizcochos o magdalenas, entre una larga lista.

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    En salsas: el huevo liga y emulsiona muy bien, por lo que se emplea mucho para preparar salsas, entre las que podemos destacar la famosa mayonesa. Sin embargo, este modo implica comer el huevo en crudo, por lo que hay que tener mucha precaución.