«A partir de los 55 deberíamos empezar a hacer un plan de pensiones para el cerebro»
«Todos entendemos que caminar es bueno para el corazón, pues tenemos que saber que existe un entrenamiento para el cerebro exactamente igual», asegura
Aita Menni ha incorporado a su plantilla al neurólogo Manuel Murie (Madrid, 1978) como nuevo coordinador del Área de Neurorrehabilitación, relevando en esta tarea al doctor José Ignacio Quemada. El especialista, que forma parte del panel científico de neurorrehabilitación de la Academia Europea de Neurología, explica que «la mejor estrategia» frente a las enfermedades neurológicas es la prevención, ya que «el 50% de los daños más discapacitantes se pueden prevenir».
– ¿Qué es la neurorrehabilitación?
– Se refiere a todas aquellas técnicas y procesos que realizamos con el objetivo de recuperar o minimizar el daño producido por cualquier proceso neurológico que merme la capacidad del paciente. Desde el punto de vista de la historia de la medicina es algo muy actual el concepto de que el cerebro tiene la capacidad de recuperarse. Hasta hace unos años pensábamos que no era así. Lo que no sabemos todavía a día de hoy es hasta dónde.
– ¿Qué tipos de pacientes se pueden beneficiar de ella?
– Permítame cambiar la pregunta para hablar de personas en vez de pacientes. Yo trato de diferenciar la capacidad del cerebro en tres aspectos. La primera es la prevención primaria; es decir, no hace falta tener ningún problema neurológico para preparar el cerebro para cuando tengamos un problema. Una vez que ya tenemos el daño, sí que deberíamos de diferenciar entre dos tipos de patologías. Aquellas que tienen un daño establecido y que ya no van a tener más a priori, como puede ser un ictus. Ahí el objetivo es tratar de recuperar al máximo el daño. Y, por otro lado, aquellas personas con enfermedades neurodegenerativas, como pueden ser las demencias o la enfermedad de párkinson, donde el objetivo de la neurorrehabilitación es enlentecer la progresión y conseguir un plan de autonomía a largo plazo.
– Esto quiere decir, por tanto, que cualquiera podemos hacer neurorrehabilitación desde ya en nuestros hogares
– Si trabajamos nuestro cerebro vamos a generar una reserva cognitiva de tal forma que cuando comencemos a perder por la edad o por un proceso neurodegenerativo, si partimos de 120 tardaremos más tiempo en llegar a 100 que si partimos de 105. Personas que no tienen ningún problema neurológico pueden establecer un programa de prevención para el futuro, lo que yo de alguna forma trato de definir como un plan de pensiones para el cerebro. Es difícil tener un empeoramiento cerebral si no hay una patología por debajo de los 40 años, pero sí que es verdad que a día de hoy a partir de los 55-60 creo que habría que empezar a hacer ese plan de pensiones.
«El cerebro tiene la capacidad de recuperarse tras sufrir un daño, pero no sabemos a día de hoy hasta dónde»
– ¿En qué debería de consistir?
– Lo más importante es hacer un buen punto de partida, haciendo una valoración inicial. Que sería una consulta médica que nos va a decir no solo cómo estamos nosotros a día de hoy, sino también cómo estamos en comparación con cómo deberíamos de estar para, en base a eso, plantear la intervención.
«Las enfermedades neurodegenerativas son uno de los campos donde mayor determinación tiene la robótica o la IA»
– ¿Por ejemplo?
– Un planteamiento físico durante dos meses de hacer dos o tres días por semana adecuado a cómo estás a día de hoy. Y combinar eso con un plan cognitivo, que puede ser una serie de ejercicios. Una de las cosas en las que yo pongo mucho énfasis es en incluir en ese plan las tareas duales. Es decir, realizar dos cosas con fines independientes al mismo tiempo. Se sabe que el cerebro tiene la capacidad de hacerlo, pero que se va perdiendo con la edad. Y detrás de ello están, por ejemplo, las caídas de personas mayores o los accidentes de tráfico.
– ¿Cómo responde nuestro cerebro mientras hacemos dos tareas simultáneas?
– Sabemos que entre la tarea motora y cognitiva nuestro cerebro tiende a priorizar la primera. Poniendo el ejemplo de un paso de cebra, si yo tengo que caminar y tengo que decidir si cruzo o no porque viene un coche, tengo que saber cuál es mi capacidad de velocidad, interpretar a qué velocidad viene el coche, saber la distancia que tengo que cruzar... y en base a eso decidir y hacerlo en milisegundos. Nuestro cerebro tiende a priorizar la tarea motora, lo cual quizá no es lo más prudente. De hecho cuando vas andando con una persona mayor y le haces una pregunta, muchas veces se paran, piensan lo que quieren contestar y vuelven a caminar.
– ¿Qué vamos a lograr si llevamos a cabo todo ello?
– Podemos identificar antes empeoramientos significativos, de tal forma que podemos intervenir antes si hay algún problema. Es algo extremadamente útil y positivo. Todo el mundo entiende que es bueno salir a caminar para el corazón, pues tenemos que ser capaces de transmitir a la sociedad que existe ese entrenamiento para el cerebro exactamente igual que existe para el corazón.
– ¿Ese deterioro cognitivo se puede llegar a evitar o solo podemos retrasar sus efectos?
– El asociado a la edad es algo que podemos minimizar muchísimo. El asociado a un proceso neurodegenerativo es algo que no podemos evitar. A día de hoy solo podemos retrasarlo con fármacos.
– ¿La tecnología y la Inteligencia Artificial ofrecen nuevas oportunidades en el campo de las enfermedades neurodegenerativas?
– Es, probablemente, uno de los campos donde mayor determinación tenga. Y es uno de los handicaps que tenemos ahora. Por mencionar algunos avances, existe la tecnología robótica. Sabemos que en la neurorrehabilitación, cuantas más repeticiones iguales hagas, más probabilidad hay de reabrir esa vía motora, por ejemplo. En ese sentido la robótica te permite dar mil pasos exactamente iguales. La robótica ha cambiado el paradigma de la neurorrehabilitación. Por otro lado, la Inteligencia Artificial es capaz de detectar la actividad cerebral que genera el lenguaje y una persona que no puede hablar es capaz de identificar esa actividad y transformarlo en lenguaje.