Euskadi es incapaz de frenar la cuarta ola al desconocer aún el origen de la mitad de los contagios
Con uno de los índices de trazabilidad más bajos del Estado tiene más difícil controlar la pandemia. Osakidetza pide que no se oculten contactos y los expertos, un mejor rastreo
Euskadi lucha contra la cuarta ola en peor situación comparativa que la media de las comunidades autónomas. A una incidencia acumulada de contagios superior, se ... suma un problema añadido que pasa desapercibido en los análisis diarios. Osakidetza no es capaz de determinar de quién o dónde se han contagiado la mitad de las personas que dan positivo por Covid.
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Es el llamado indicador de trazabilidad, que mide de cuántos casos de infección se conoce el origen, y que en Euskadi apenas pasa del 50%, lo que la sitúa como una de las comunidades que camina más a ciegas, solo por delante de Andalucía (37,1%), Asturias (41,8%), Melilla (47,1%) y Madrid (48,3%). Y eso según el boletín diario del Gobierno Vasco. Según los datos del Ministerio de Sanidad, el último informe, de la semana pasada, coloca al País Vasco en la cola con una trazabilidad de apenas el 0,5%. Un porcentaje difícilmente creíble que podría deberse a algún desajuste en la transmisión de datos. La media estatal es del 68,3%, según el último informe de vigilancia del Instituto de Salud Carlos III.
La trazabilidad es uno de los indicadores que el Gobierno utiliza para evaluar la situación de riesgo en cada comunidad autónoma, junto a las tasas de incidencia acumulada y positividad, y el nivel de ocupación en hospitales y UCI.
Medidas generales o específicas
En síntesis, un porcentaje bajo indica que el sistema sanitario no es capaz de saber por dónde se propaga el virus y, por tanto, tiene más dificultades para cortar las cadenas de transmisión y debe recurrir a medidas generales de restricción. Del otro lado, un porcentaje elevado implica un mayor conocimiento de cómo, dónde y por qué se expande la pandemia y facilita la aplicación de cortafuegos específicos para atacar nichos o lugares concretos que actúan como fuente de contagios.
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«Habría que modificar los protocolos y la definición de contacto estrecho; se nos escapan casos que crean cadenas de transmisión»
Ugo Mayor | Investigador UPV
Y es aquí donde el País Vasco flaquea. No solo tiene un porcentaje de trazabilidad casi 20 puntos inferior a la media española, sino que su 50% queda lejos de los líderes en este epígrafe, que son Canarias (86%), Ceuta (85%) y Extremadura (81%). El tamaño geográfico o poblacional no juega en este caso a favor de Euskadi. Comunidades mucho más pobladas y extensas, donde a priori debería ser más difícil seguir el rastro, presentan mejores resultados. Es el caso de Cataluña (55%), o la Comunidad Valenciana (67%). También el de una comunidad que podría ser comparable con Euskadi, como Galicia, que tiene detectado el origen del 78% de los contagios. Incluso la vecina Navarra presenta un índice de conocimiento mucho más elevado (76%).
El dato
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50,2% es el índice de trazabilidad en Euskadi en los últimos siete días, que indica el porcentaje de positivos en los que se ha identificado el origen del contagio. Es de los más bajos del Estado, donde la media está en el 68,3%, y está muy alejado de los de Canarias (86%), Ceuta (85%) o Extremadura (81%).
¿Qué está pasando? ¿Por qué esta desventaja? El Gobierno Vasco lo achaca a que una parte de la ciudadanía no dice toda la verdad y oculta datos cuando los equipos de rastreo le preguntan con quién y dónde ha estado. Recelo a admitir que se ha incumplido la normativa, temor a verse obligado a guardar cuarentena y tener repercusiones laborales, imposibilidad de hacerse cargo de hijos o mayores si estos se ven confinados, no perjudicar a alguien que haya pasado ya varias cuarentenas... Las razones pueden ser variadas. La propia consejera de Salud, Gotzone Sagardui (PNV), ha apelado a la ciudadanía a no ocultar datos recordando que Osakidetza no sanciona y no se 'chiva' a la Ertzaintza.
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«Error de base»
Pero una parte de la comunidad científica reprocha al Gobierno Vasco un «error de base» a la hora de perseguir al coronavirus, como por ejemplo los protocolos de actuación establecidos o la consideración de lo que es un contacto estrecho. Circunstancias que estarían haciendo que se estén «escapando» contagios asintomáticos que dan lugar a cadenas de transmisión descontroladas.
«La mascarilla no es eficaz al 100% y hay contagios en lugares donde se da por hecho que no se producen»
Ugo Mayor | Investigador UPV
Ugo Mayor es doctor en Biología, profesor e investigador Ikerbasque en la UPV-EHU, y uno de los referentes que hay en Euskadi para hablar del Covid. Resume la realidad vasca con una frase: «Un año después seguimos yendo detrás del virus, en lugar de intentar adelantarnos y cortar las cadenas de transmisión». A la pregunta de por qué la trazabilidad en Euskadi es tan baja, responde que «seguimos sin saber si hay ámbitos en los que se producen más infecciones porque no se analizan». Explica por ejemplo que según el protocolo actual «damos por sentado que en determinados lugares no se producen contagios cuando sí se dan, como el transporte público o las oficinas. Pero como el protocolo dice que si llevas mascarilla no hay contagio, no se considera contacto estrecho a un compañero que ha estado en tu mismo espacio 8 horas diarias. Se da por hecho que si das positivo, te has contagiado fuera y a tu compañero no se le hace PCR salvo que tenga síntomas, cuando las mascarillas no son 100% eficaces».
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Propuestas de mejora
Analizar los contactos más allá de lo que marca el protocolo es «lo que está haciendo Navarra, por ejemplo, que considera contactos estrechos también a quienes, aún con mascarilla, han permanecido durante un tiempo prolongado con el contagiado».
«Se fía todo a la vacuna, que es la solución, pero podríamos hacer las cosas de otro modo para controlar el virus ahora»
Ugo Mayor | Investigador UPV
Mayor admite que Euskadi ha mejorado en este punto con el retrorrastreo, que busca los contactos de los últimos 7 días en lugar de las 48 horas. «Habría que generalizar esta práctica y llevarla por ejemplo a centros de trabajo y educativos», sostiene.
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Otras medidas para tratar de anticiparse al virus serían «implantar las aplicaciones de proximidad en el móvil, o mantener en el máximo de capacidad el número de pruebas diarias realizadas, ya que no se explica porqué estas se reducen cuando se abandona el pico de contagios».
El científico vasco también critica que las medidas restrictivas se adopten «como un termostato, abriendo o cerrando en función de cómo evoluciona la pandemia, pero sin vocación de anticipación». Entretanto, concluye, «lo fiamos todo a las vacunas, que efectivamente será la solución, pero podríamos hacer las cosas de manera distinta para tener más controlado el virus ahora mismo».
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Solo uno de cada diez positivos se vincula a un brote
Una muestra de que hay ámbitos en los que la propagación del virus se escapa al control de las autoridades sanitarias es que tan solo uno de cada diez positivos detectados en Euskadi entre octubre y enero se vincula a un brote, definido este como el lugar o evento en el que se dan tres o más contagios. En esos cuatro meses Osakidetza contabilizó más de 90.000 positivos en Euskadi, de los que apenas 9.726 se clasificaron bajo el paraguas de brote. Así consta en una respuesta parlamentaria de la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, a la parlamentaria de EH Bildu Rebeka Ubera.
En total se definieron 845 brotes, la amplia mayoría en lugares sometidos a control exhaustivo, como centros educativos (225) o sociosanitarios (168). En el caso de Osakidetza se computaron 126, en este caso de agosto a enero. De ellos, 42 en Gipuzkoa, la mitad en la OSI Donostialdea.
En ámbitos más amplios, donde puede pensarse que se producen buena parte de las infecciones, como centros de trabajo o espacios sociales, el total de brotes definidos se quedan en 197 y 44, respectivamente. También llama la atención que haya 0 brotes en el ámbito familiar. Este epígrafe se refiere a contagios que se dan entre varias unidades convivenciales, ya que cuando se producen entre convivientes no se considera brote. Aun así, es llamativo que no haya ningún caso, especialmente en enero, tras las Navidades.
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