Miren Dobaran destaca que la función de las instituciones es acompañar a las empresas. LOBO ALTUNA

Miren Dobaran: «Ganar para el euskera el mundo del trabajo es un paso natural»

Viceconsejera de Política Lingüística ·

«Cuando las cosas se hacen de manera ordenada y se explican bien, no suele haber problemas para su integración», asegura

Domingo, 28 de noviembre 2021, 09:17

Con motivo del Día Internacional del Euskera, que ya se está notando en las agendas y se celebrará el próximo viernes, 3 de diciembre, volverán ... a escucharse los habituales mensajes acerca de la necesidad de avanzar en el conocimiento y, sobre todo, en el uso de la lengua. Donde más le está costando normalizar su presencia es el mundo del trabajo, «crucial para garantizar su salud y su futuro».

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– Se ha aprobado recientemente la Agenda Estratégica del Euskera 2021-2024, que incide en la necesidad de fomentar el uso del euskera en todos los ámbitos. En la lista, el socioeconómico figura en sexto y último lugar. ¿Es esa su posición real?

– Hay que reconocer que es un campo difícil en el que es muy importante que todos vayamos juntos, porque si no es imposible avanzar. Todos –los agentes sociales, Euskaltzaindia, las instituciones...– hacemos el mismo diagnóstico, y pensamos que ganar para el euskera el mundo del trabajo, el espacio socioeconómico, es un paso natural, es lo que toca ahora. En los últimos 30 o 40 años se ha avanzado muchísimo en el conocimiento, se ha hecho una apuesta importantísima en educación. Tenemos preparada una generación bilingüe, cuando no multilingüe, que va a incorporarse en los próximos años al mundo laboral desde la universidad o desde la formación profesional con una mente muy abierta. Se va a producir un cambio generacional importante y parece lógico que vayamos preparando a las empresas, tal como vamos preparando el ámbito público, para recibir a esos jóvenes que, junto con sus padres, han hecho esa apuesta, y también ese esfuerzo. El mundo del trabajo no es el último de la lista. Al contrario, es prioritario.

– ¿Cómo se están preparando las empresas para acoger a esos trabajadores que tienen un perfil lingüístico distinto al de las generaciones precedentes?

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– Fundamentalmente, integrando el euskera en la gestión de las lenguas. Cada vez son más las empresas que lo hacen en su día a día, aunque no sea de forma sistemática, porque no trabajan en una sola lengua. Ya no se trata de hacer planes de euskera, sino de ir incorporando la lengua a la gestión avanzada. Ha sido un descubrimiento, hemos visto que funciona y tiene muy buena aceptación. Nosotros queremos acompañarles en ese proceso. Nunca hemos ido por la vía de obligar o de sancionar, creemos más en la ayuda y el acompañamiento.

«Las empresas tractoras, que nos muestran el camino a seguir, están integrando el euskera en su gestión de lenguas»

GESTIÓN AVANZADA

«No se trata de que todas las empresas hagan lo mismo, sino de que cada una vaya a su ritmo. Hay propuestas para todas»

A LA MEDIDA

– Se cumplen tres décadas de la puesta en marcha de los primeros planes de euskera. ¿Sugiere que ya forman parte del pasado?

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– En absoluto. Si estamos en este escenario es, precisamente, porque todas esas empresas punteras de las que hablamos han hecho un ejercicio que empezó hace muchos años con este tipo de planes. Fagor y CAF son muy buenos ejemplos, porque son empresas que están siempre mirando hacia adelante, que tanto aquí como en las plantas que tienen en el extranjero tienen que gestionar más de una lengua...

– Son dos casos con características bastante particulares.

– Sí, pero toda la experiencia acumulada por ellos ha demostrado que es posible llegar hasta donde han llegado. Además, nos están ayudando muchísimo a dar el salto, a llegar a otras empresas. Ellos han hecho el camino desde su compromiso con esta sociedad, han gestionado el proyecto desde la lengua propia, y tenemos que agradecerles tanto el trabajo realizado como la ayuda que nos prestan.

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Catálogo de posibilidades

– Teniendo en cuenta que en la CAV las empresas pequeñas y pequeñísimas son mayoría, y que las de menos de 50 trabajadores aportan la mitad del empleo, ¿para cuántas será válido ese modelo tan avanzado?

– No se trata de que todas las empresas hagan lo mismo, sino de que cada una vaya a su ritmo. En el Plan de Promoción del Euskera en el Ámbito Socioeconómico 2020-2023, que se aprobó en 2019 y es el primero que se ha realizado de manera específica para este ámbito, tenemos un catálogo que se adecua a las características de las empresas y a la situación sociolingüística de su entorno. Se hace un esfuerzo grandísimo de diagnóstico, porque somos conscientes de que no basta con decir que hay una serie de empresas –sobre todo de carácter industrial y en zonas sociolingüísticas favorables– que están integrando el euskera en su gestión de lenguas. Hay otros muchos proyectos, como uno que tenemos en marcha en Álava, con empresas que ni tan siquiera pueden acometer un plan de euskera y lo que necesitan es asesoramiento técnico para que hagan un diagnóstico y vean por dónde pueden empezar. Unas darán los primeros pasos, otras serán las organizaciones tractoras que nos enseñan por dónde tenemos que ir... Somos realistas, hay sitio para todos y hay diferentes ritmos. Nosotros les ofrecemos un catálogo amplio de posibilidades, y les convencemos de que gestionar las lenguas, gestionar la lengua propia, es bueno para la organización.

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– ¿Cómo se convence de eso a organizaciones que se han acostumbrado a vivir cómodamente de espaldas al euskera?

– El discurso ha cambiado mucho, el de hace unos años no sirve. La primera vez que vamos a una empresa abordamos la cuestión desde el punto de vista de la responsabilidad social, que es lo lógico, y funciona muy bien. Somos un país solidario, cada vez son más las empresas comprometidas con la responsabilidad social, y están haciendo en ese terreno cosas que ni imaginamos. Es un aspecto que tienen cada vez más presente, y el euskera se incluye ahí. Se dan cuenta de que tenemos una generación que está estudiando en euskera, en muchos casos ellos mismos han hecho el esfuerzo, y entienden que todo ese trabajo, toda esa inversión, esa apuesta fortísima que hemos hecho como país a favor de la lengua minorizada, no se puede dilapidar. Cuando se les explica eso la respuesta suele ser buenísima, casi todos se muestran dispuestos a pensar en cómo empezar a prepararse.

«Cuando vamos a una empresa abordamos la cuestión desde el punto de vista de la responsabilidad social, que es lo lógico»

ARGUMENTOS

«Los miedos desaparecen cuando las instituciones vamos diciendo que esto ni es obligatorio ni se va a sancionar a nadie»

RETICENCIAS

– ¿Alguna ventaja más?

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– Tiene un impacto muy positivo en la cohesión interna. Esos procesos hacen que los trabajadores y los directivos se sienten a pensar sobre el tema. Esa experiencia ya la toman todos como algo muy positivo. Hay otro aspecto cada vez más importante: la retención del talento, un problema serio para muchas empresas. Para muchos profesionales jóvenes el proyecto que ofrece la empresa tiene que ser muy atractivo. Cada vez son más los que en las entrevistas de trabajo preguntan por este tipo de cuestiones.

– También se encontrarán con reticencias y resistencias.

– Los miedos se eliminan rápido cuando las instituciones vamos diciendo que esto ni es obligatorio ni se va a sancionar a nadie. Cuando se les dice que se tomen su tiempo, que digan lo que necesitan para que les podamos ayudar, la acogida es muy buena. No es «saco un decreto y te obligo», sino que se trata de convencerles de que por la vía de la responsabilidad hacia la sociedad hay un camino en el que nadie pierde y ganamos todos. Del mismo modo, al igual que desde las instituciones transmitimos a las empresas que lo que queremos es ayudar, cuando la empresa transmite a los trabajadores que no va a ser una carga, que no va a ser para nada algo traumático sino todo lo contrario, la mayoría lo ven como una oportunidad. Y funciona mucho mejor cuando todas las personas se sienten parte del plan, lo tenemos en las instituciones. Por supuesto, también tienen que sentirlo como propio las personas que no saben euskera, que son un activo importantísimo y tienen funciones específicas en los protocolos que se ponen en marcha. Cuando las cosas se hacen de manera ordenada y se explican bien, no suele haber problemas.

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