Loiu no quiere más sustos por el viento a pie de pista
El aeropuerto de Bilbao prueba un radar único en España para acabar con los aterrizajes frustrados por el viento. El sistema, que emplea un complejo algoritmo, avisará a los pilotos desde junio de las turbulencias y la temible cizalladura
J. GARCÍA / G. DE LAS HERAS
Lunes, 26 de septiembre 2022, 07:44
Aterrizar en el aeropuerto de Bilbao con viento sur es una de las situaciones que menos agrada a los pilotos que vuelan por España. Con ... meteorología adversa, Loiu tiene mala fama entre las tripulaciones. En determinadas condiciones resulta un destino incómodo. Es así. Nadie en el gremio lo oculta. Cuando te aproximas a 'La Paloma' y hay turbulencias, «ponemos todo nuestro empeño y nuestros sentidos, damos el 200%... Nos ganamos el sueldo», asegura el comandante Chimo Ausin, que aclara, no obstante, que son «operaciones movidas pero siempre seguras».
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En realidad, los pilotos están entrenados para tomar tierra con vientos cruzados y también con cizalladura, que es uno de los fenómenos que, por la peculiar orografía del Txorierri, hacen que el aeródromo vizcaíno sea, en ocasiones, sobre todo en otoño, una tortura para los viajeros. Los comandantes conocen al dedillo el procedimiento que les permite capear el temporal y posar el avión en el campo de vuelos en mitad de un vendaval o de un aire enrachado y variable que sacude el fuselaje con virulencia desde diversas direcciones e intensidades. Este desempeño es el que depara esas imágenes tan impactantes de aeronaves atravesadas poco antes de tocar pista. Una maniobra que se conoce como 'resbale'. «Se ensaya mucho en el simulador».
Con todo, hay compañías que recomiendan a sus tripulaciones no exponerse a un descenso así y desviarse a un destino alternativo ante la menor duda. Y hay veces que, ya metidos en harina, los pilotos no lo ven claro y deciden ejecutar entonces lo que se llama el 'motor y al aire', una evasiva en el último momento que suele inquietar en gran medida al común de los pasajeros. Por fortuna, los días con viento racheado, turbulencia o cizalladura en Loiu no son tan numerosos como se piensa.
Aún así, entre octubre de 2021 y marzo de este año, el aeródromo registró 31 de estas frustradas por viento. Este fenómeno es, con diferencia, la principal causa de los aterrizajes abortados. De hecho está detrás del 68% de las operaciones fallidas. Otro 11% tiene que ver con la baja visibilidad (niebla) y el 21% restante con razones operativas o posibles averías. Pese a todo, en proporción, son pocas cancelaciones porque en Loiu hubo en 2021 casi 14.000 aterrizajes.
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Estos datos sobre frustradas forman parte de un estudio recién finalizado y que ya maneja la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El organismo, que ha contado con la ayuda del Colegio Oficial de Pilotos (COPAC) y los controladores, está utilizando esta información para poner en marcha un proyecto pionero en España que promete acabar con estos aterrizajes cancelados a última hora. El objetivo final es crear un sistema de alertas para los aviones que sea capaz de predecir con suficiente antelación si en el descenso se van a encontrar con verdaderos problemas con el viento. La decisión última quedará en manos del comandante, que, ahora sí, dispondrá de todos los detalles para valorar si procede a un 'resbale' o si pone rumbo a otro aeropuerto.
La iniciativa entraña una gran complejidad. De hecho, se lleva tres años trabajando en este asunto. Y más intensamente desde los últimos 18 meses. Desde mayo de 2021, Loiu dispone de un aparato prácticamente único en el sur de Europa. Hay muy pocos instalados por el mundo (Hong-Kong, Budapest o Niza, entre otros destinos). Se trata de un radar del tipo lidar-dopler 3D que emite un haz láser capaz de medir la dispersión de partículas en el cielo y determinar si hay vientos cruzados en las diferentes capas de la atmósfera. Cuesta 1,1 millones de euros y va a requerir de 5.200 horas de trabajo para su puesta en funcionamiento definitiva.
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La herramienta, que por ahora está en proceso de calibración y prueba, sustituye al LLWASS, otro sistema que, en su día, sólo se implantó en Loiu (en 2007) y Tenerife Sur y que se eliminó en 2018 por dos motivos: porque no resultaba operativo (los pilotos no confiaban en sus alarmas por ineficaces) y porque su mantenimiento era terriblemente caro para el rendimiento que ofrecía (más de 100.000 euros anuales).
Ahora, los reportes del nuevo aparato se unirán a diversa información ya conocida. La misión que lidera Aemet consiste en perfeccionar un algoritmo que será vital para el nuevo sistema de alertas. El mes que viene arrancará la última campaña prevista para recoger más datos sobre el terreno acerca del viento en Loiu. No es casual que este trabajo de campo se inicie en octubre. El otoño es el momento del año en el que más molestias causa el viento en Loiu. En principio, Aemet espera ofrecer la herramienta de avisos para pilotos el próximo verano.
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¿Por qué Loiu tiene problemas con el viento? Por su compleja orografía. Las pistas están encajonadas al final de dos grandes valles. Aunque no son muy altas, las montañas rodean el aeropuerto y hacen que el viento, sobre todo el de componente sur, se fragmente en pedazos al chocar con las cumbres y descienda de forma desordenada por las laderas. El resultado son turbulencias y una cizalladura que hace que el avión encare rachas que cambian de manera repentina de dirección e intensidad.
Una de las particularidades del nuevo radar es que solo será eficaz en días más o menos claros. De otra forma, ese haz que se lanza a la atmósfera se vería perturbado por las nubes. La buena noticia es que la temida cizalladura suele darse casi siempre en jornadas con cielos apacibles. Y ¿por qué es importante contar con un nuevo sistema de avisos? «Porque aporta más seguridad y respaldo a las tripulaciones y porque permite mejorar la operatividad del aeropuerto, optimizando los recursos y el dinero invertido por las autoridades y las compañías», sostienen desde el Colegio de Pilotos, que no ha dudado en colaborar con la iniciativa. Junio de 2023 se presenta como un momento histórico para Loiu, que en los últimos tiempos, además de con el viento, ha tenido que lidiar con los buitres. Para ese problema, el de las aves carroñeras, también se puso en marcha un radar único en España. Por todo ello, este aeropuerto es muy especial.
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