Una muestra de las muñecas chinas que arrasan. Adobe Stock

Labubu, la última 'epidemia' que vino de China

Fenómeno viral ·

'Influencers', 'tiktokers' y famosos convierten una pequeña muñeca china en un objeto de culto que alimenta la reventa y las falsificaciones

Izaskun Errazti

Domingo, 10 de agosto 2025, 00:13

La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar». La reflexión que Forest Gump compartía con una mujer ... mientras ambos esperaban al autobús vale para los Labubus, los famosos muñecos llavero creados por la empresa china Pop Mart que se han convertido en todo un fenómeno friki y encierran parte de su atractivo en una caja sorpresa. Con apenas quince centímetros de altura y una estética de anime, son una suerte de duendecillos peludos, con nueve dientes puntiagudos, sonrisa traviesa y orejas tiesas que hacen las delicias de los coleccionistas. Todos hembras y de buen corazón, pertenecen a una tribu llamada The Monsters y constituyen los últimos de una larga estirpe de icónicos personajes coleccionables originarios de Asia, como Hello Kitty, Sonny Angel y Gudetama.

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El muñequito en cuestión no tendría nada de especial si no fuera porque ha desatado una especie de epidemia que 'condena' a cientos, miles de personas, a guardar cola durante horas para hacerse con uno de ellos, y hasta a llegar a las manos si es necesario para conseguir el último ejemplar colocado en la balda de alguna de las más de 500 tiendas que la compañía china ha abierto por el mundo. Todo por culpa de Lisa, una de las reinas del k-pop del grupo surcoreano Blackpink y una de las estrellas de 'The White Lotus', que tuvo la feliz idea de publicar en su cuenta de Instagram una foto de su Labubu colgando de un bolso Louis Vuitton. Después, en una entrevista con la revista Vanity Fair. confesó su obsesión por Pop Mart y estos muñecos con pinta de elfos: «Gasté todo mi dinero en esas tiendas», reconoció.

Las celebrities han convertido los muñecos llavero en un complemento para sus bolsos de lujo. Reuters

La cosa no quedó ahí. De hecho, este nuevo fenómeno se hizo aún más viral cuando la estrella del pop e icono de la moda Rihanna fue vista con un Labubu también enganchado a su bolso Louis Vuitton. Le siguieron la cantante Dua Lipa y la actriz Emma Roberts, quien el pasado mes de abril publicó una historia de Instagram con sus últimas cuatro muñecas Labubu y la canción 'Oops! … I Did It Again' ('Oops!... Lo volví a hacer') de Britney Spears como banda sonora. También entonces Kim Kardashian compartió su colección de una decena de ejemplares y un mes después el excapitán de la selección inglesa de fútbol David Beckham publicó en la misma red social una imagen del Labubu de color café que le había regalado su hija Harper Seven. Para entonces los muñecos ya eran considerados por 'tiktokers' e 'influencers' como los nuevos accesorios de lujo.

Duendecillos de cuento

Poco podía pensar en 2015 Kasing Lung, un artista nacido en Hong Kong, que las criaturas que convirtió en protagonistas de una serie de cuentos infantiles iban a desatar una 'fiebre' que se extiende sin freno por todo el planeta. El primer paso lo dio cuatro años después cuando Lung, que se había inspirado en la mitología nórdica para diseñar sus duendes, firmó un acuerdo de asociación con Pop Mart para convertirlos en juguetes coleccionables de diseñador, empezando por una línea de figurillas. La primera serie de llaveros, llamada 'Exciting Macaron', salió a la venta en octubre de 2023. Luego surgieron nuevas colecciones, cada una de las cuales suele incluir seis opciones de color y una muñeca secreta.

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Accesorio de lujo

Lisa, de Blackpink, marcó tendencia al publicar en su Instagram una foto de su Labubu colgando de un bolso Louis Vuitton

Un Labubu original cuesta en torno a los 20 euros, aunque algunas ediciones limitadas pueden alcanzar los 1.700 euros o más en la reventa. Porque sí, el fanatismo por la mascota peluda es tal que ha generado un mercado secundario que rebosa actividad y ha disparado las falsificaciones ante la escasez de los originales de Pop Mart, dando lugar a los llamados Lafufus. A finales de junio, y en apenas unos días, las autoridades aduaneras chinas incautaron más de 70.000 unidades de estas muñecas falsas. Ese mismo mes, una casa de subastas de Pekín vendió un Labubu a escala humana por 130.000 euros.

No hay tienda de venta de Labubus que se libre de las largas colas. En la imagen, el establecimiento de Berlín. AFP

Las ventas de Labubu han impulsado el crecimiento de la compañía china, que en diciembre de 2020 comenzó a vender acciones en la Bolsa de Hong Kong. En el último año, las acciones se han revalorizaron un 500% y Pop Mart se ha convertido en un importante minorista, que opera más de 2.000 máquinas expendedoras y gestiona tiendas, tanto físicas como virtuales, en más de una treintena de países, desde Estados Unidos y Reino Unido hasta Australia y Singapur, aunque muchas de ellas han suspendido sus ventas recientemente debido a la abrumadora demanda. El pasado 2 de agosto abrió sus puertas en Barcelona la última de ellas -la primera de España-, oficial y permanente, ubicada en el número 3 de la avenida del Portal de l'Angel. Un local de 124 metros cuadrados repleto de Labubus y otros muñecos de coleccionista que tampoco se libra de las colas y cuya apertura ha sido celebrado como un auténtico acontecimiento.

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Un negocio multimillonario

'El negocio multimillonario que vende juguetes en cajas sorpresa'. Así se ha referido Forbes al pelotazo de Pop Mart, que hasta ha construido un parque temático, llamado Popland, dedicado al juguete que le ha dado fama mundial. Ubicado en Chaoyang Park, el llamado Central Park de Pekín, es un parque urbano de unos 40.000 metros cuadrados de superficie que se divide en varias zonas tematizadas, con actividades, shows en vivo, merchandising y un montón de Labubus que interactúan con los visitantes al más puro estilo de Micky Mouse.

El origen

La mascota peluda es obra del artista Kasing Lung, que los diseñó para una serie de cuentos infantiles

El furor por estos duendecillos está a punto de cobrarse su primera víctima, los Sonny Angels, las figuritas japonesas de ángeles desnudos con gorritos de diversas temáticas -animales, fruta, verduras...- a las que muchas celebrities ya han dicho adiós. La pregunta es obvia: ¿Cuánto durará la fiebre por los Labubus? Hay quienes le auguran éxito para rato. Porque, dicen quienes entienden de estas cosas, que tienen que a su favor «una estética atractiva y distinta, la dinámica social de las redes, el respaldo de celebridades y un factor nostálgico-emocional. Eso en sintonía con tendencias actuales (culto a lo mono, cultura del coleccionismo y la búsqueda de conexión emocional en objetos) ha impulsado su popularidad a nivel global».

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Para otros, que no buscan razones tan sesudas, interactuar con la mascota peluda ,les permite escapar de una rutina que consideran «seria, gris y aburrida. Gracias a estos objetos desconectamos de la realidad. El poseerlos nos aporta dopamina. Además, nos hace conectar con nuestro yo infantil», defienden.

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