El irundarra Martin Muñoa se toma un refresco junto a su amigo Julen Escalero en el bar Aia de Irun. Este ingeniero aeroespacial de 28 años nunca ha probado una gota de alcohol. Lusa
Generación 0,0

«No entiendo que me llamen raro por no beber alcohol»

El consumo de alcohol continúa en niveles altos en Euskadi, aunque hay jóvenes que jamás han probado una gota. Y cada vez son más. DV habla con cuatro de ellos

Iñigo Villamía

San Sebastián

Domingo, 31 de diciembre 2023, 07:03

El alcohol sigue siendo la sustancia psicoactiva más consumida en Euskadi, donde se mantiene una tendencia estable y en niveles altos desde la década de ... los 90. Según el plan sobre adicciones elaborado recientemente por el Gobierno Vasco, en los últimos cinco años un 13% de la población afirma consumirlo a diario, porcentaje que se eleva al 19% en el caso de los hombres frente al 7% en el de las mujeres.

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Sin embargo, tanto dicho informe como una encuesta publicada a nivel estatal por Estudes reflejan desde 2006 una tendencia decreciente en el consumo de este tipo de bebidas, sobre todo en adolescentes –ha descendido un 10% entre 2016 y 2021–, entre los que van cambiando los hábitos de vida.

De hecho, actualmente cada vez son más los jóvenes que apuestan por una vida saludable y tienen una conciencia clara por cuidar su salud física y mental. Es decir, hacen más deporte y son cada vez más conscientes de los riesgos que supone consumir sustancias nocivas para la salud.

Muchos de ellos incluso, por extraño que parezca, pertenecen a la llamada Generación 0,0, que comprende a los que han nacido entre el año 1996 y el 2010. Son personas que no consumen ni una gota de alcohol. Ni siquiera en fechas tan señaladas como las navidades. Y es que mientras millones de personas darán la bienvenida al 2024 con una copa en la mano, otros lo harán con un vaso de agua.

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En DV hemos junto a cuatro jóvenes guipuzcoanos de entre 23 y 28 años, de los cuales tres son abstemios y solo uno de ellos reconoce haberlo probado solo por «curiosidad».

Sergio Marcos, 23 años

«Parece que no beber alcohol está socialmente mal visto»

Este donostiarra de 23 años no entiende que le llamen «raro» por no beber alcohol cada vez que sale a tomar algo o de fiesta con un grupo de amigos. «Parece que cuando cumples una edad tienes que beber sí o sí porque, de lo contrario, eres el raro del grupo o está mal visto», asegura Sergio Marcos. «Como sociedad tenemos tan interiorizado que eso es 'lo normal' que no hacerlo llama la atención e incluso sorprende», añade este joven afincado en Madrid desde hace dos meses y medio. Él es una de esas personas que «jamás» ha probado el alcohol. «Nunca me ha llamado la atención. Soy un chico que hace mucho deporte y desde siempre he demostrado que tengo las ideas claras en ese aspecto», asegura. Marcos es feliz cuando se sienta en una terraza o se apoya en la barra de un bar con una botella de agua o un mosto en la mano. No necesita nada más. «Hay veces que pido algún zumo y los camareros me preguntan a ver con qué me lo mezclan, y cuando eso pasa, yo de verdad que no sé ni dónde meterme», explica este trabajador de una consultoría de economía.

En su cuadrilla le conocen de sobra y apenas le hacen comentarios al respecto, pero se sigue cometiendo el mismo error desde hace años. «Si quedamos ocho amigos, por inercia les sale pedir ocho cañas, por lo que siempre sobra una. Sé que no lo hacen con maldad, pero es curioso que se les olvide que hay una persona que no bebe», relata Marcos. Cuando sale de fiesta, todo se magnifica. Afirma que la gente es «muy insistente» y, en ocasiones, hasta «pesada». «Hace poco que me he mudado a Madrid y si tengo que contabilizar la de veces que me han ofrecido probar de alguno de sus vasos... Por poner un ejemplo, en la primera fiesta que hicimos aparecí con una botella de Aquarius y se me quedaron todos mirando pensando que les estaba haciendo una broma».

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Pese a todo, el donostiarra es capaz de controlar perfectamente la situación. «Al margen de que al ir sobrio hay ocasiones en las que tienes que escuchar comentarios absurdos de gente que ya va pasada, siempre consigo pasármelo genial». Eso sí, él mismo se sorprende cada vez que pregunta en su entorno si necesitan beber para disfrutar. «La respuesta en el 100% de los casos es sí».

Maialen Urra, 24 años

«Acompaño a mis amigas a por chupitos, pero yo no los tomo»

Se considera una persona con actitud crítica y reflexiva frente a los modelos estéticos impuestos socialmente. «A lo largo de los años he comprobado que no me he perdido nada por no beber alcohol», comenta esta irundarra de 24 años. «Es lo que he aprendido en casa, porque los aitas tampoco beben y entiendo que eso facilita las cosas». En su caso, ella sí que ha probado el alcohol, pero simplemente por curiosidad. «Quería saber cómo sabe un vino o un champagne, pero nada más». Como todo en esta vida, ser la única de su grupo que no bebe tiene consecuencias. «Aunque en la cuadrilla somos todas una piña y bastante responsables, es verdad que a mi me toca estar al tanto del resto cuando salimos», continúa Urra. Con su kas limón en vez de un gin kas es capaz de ser el alma de la fiesta. «Disfruto de cada momento y acompaño a mis amigas a por chupitos porque me gusta ser una más del grupo, pero yo no los tomo». Con ello se ahorra las resacas. «He visto unas cuantas y no las quiero, gracias», dice entre risas.

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Martin Muñoa, 28 años

«Puedo pasármelo igual de bien sin una gota de alcohol»

Se considera muy fiestero pero al igual que Sergio, Martin Muñoa tampoco ha probado el alcohol en sus 28 años de vida. «En mi caso tengo la suerte de que no he tenido a nadie insistiéndome para ello», subraya este ingeniero aeroespacial nacido en Irun pero afincado en Gijón por trabajo. «En algunas ocasiones me han hecho la típica pregunta de por qué no bebo, pero reconozco que tanto en la residencia de la universidad como en mis grupos de amigos siempre han entendido mi postura respecto al alcohol», añade Muñoa. Con él y varios amigos quedamos en el bar Aia de la plaza Urdanibia irundarra. Pidió una Coca Cola.

«Me parece triste que lo que está bien visto socialmente sea beber y no justo lo contrario», recuerda. Aún así, él nunca se ha sentido excluido ni juzgado por ser abstemio. Ahora bien, si algo tiene claro que es cuando sale de fiesta no va a ser la niñera de nadie. «Quien se pase bebiendo es su problema, y si alguien se pone muy pesado, le doy dos palmaditas en la espalda y a seguir», destaca Martin. «Deben entender que yo salgo a pasármelo bien igual que ellos y el hecho de que vayan pasados es asunto suyo, no mío».

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Julia Galarraga, 25 año

«En la cuadrilla hay otra que tampoco bebe y eso ayuda»

Una simple pregunta le sirvió a Julia Galarraga para darse cuenta de lo que quería. «¿Quiero yo realmente hacer esto o no», se preguntó a los 14 años, cuando en su cuadrilla se empezaba a salir de fiesta. Su respuesta fue tajante: «no». Tiene la suerte, además, de que nunca ha estado sola en la decisión tomada. «En la cuadrilla tengo una amiga que tampoco bebe, o sea que nunca he estado sola en los botellones. Tener un apoyo lo hace más fácil», confiesa esta abogada de Cuatrecasas. «Que conste que yo también voy a potear, pero bebo agua o mosto porque ni siquiera me gusta ni el gas». Ella también cree que la sociedad de hoy en día «te incita» a que bebas.

Las chicas de entre 13 y 16 años beben más que sus compañeros

Los últimos informes y encuestas sobre la ingesta de bebidas alcohólicas entre adolescentes reflejan que las chicas consumen más que los chicos en el conjunto del Estado y también en Euskadi. Entre el alumnado de secundaria (13-16 años) destaca que el 41% de las chicas reconoce haber bebido alcohol en el último mes, mientras que entre sus compañeros el porcentaje es algo menor, situándose en un 39%. Si tenemos en cuenta lo consumido en el último año, en cambio, apenas existen diferencias entre ellos. Por otro lado, según un informe de Estudes, la edad media de inicio en el consumo de alcohol en el País Vasco se sitúa en los 13,7 años, un dato ligeramente inferior a la media nacional (13,9). Respecto al consumo abusivo y de riesgo entre adolescentes, casi la mitad confiesa haberse emborrachado en el último año.

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