El regreso a las aulas más complicado
Primer día. Cuatro familias guipuzcoanas explican cómo se han preparado para retomar las clases después de meses «muy duros» de confinamiento por el Covid
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Gisela Díaz y Ezequiel Lucero | Un hijo de 2 años y tres hijas de 7, 9 y 11
«Cada uno entra a una hora. Es estresante»
El 7 de septiembre lleva semanas marcado en rojo en el calendario de Gisela Vivaldo Díaz y Ezequiel Roberto Lucero. Después de medio año, sus ... cuatro hijos vuelven al colegio. «Lo hemos pasado muy mal», admite Gisela, con voz entrecortada. Su familia comenzó el confinamiento en su casa de Legazpi semanas antes que el resto porque su marido dio positivo en Covid-19. A comienzos de marzo, Ezequiel se aisló en su habitación, donde permaneció hasta mayo. Ella sola tuvo que ocuparse de Sofía, de 11 años; Sara, de 9; Erika, de 7, y Agustín, de 2. «Fue una odisea. Llegó un momento en el que seguir el ritmo escolar nos resultaba imposible. Retomar las clases presenciales era una necesidad urgente, al menos para nosotros», reconoce ya más tranquila.
Ahora su atención está puesta en esta primera semana de colegio. «Si siempre resulta un poco estresante, con la pandemia de por medio lo es aún más». A diferencia de otros cursos, «se ha separado a los alumnos por edades». Es decir, Sofía y Sara no entran a clase a la misma hora que su hermana Erika, lo que supone una «complicación» para Gisela y Ezequiel. «Tampoco hay que dejarles en el mismo lugar. Las mayores entran por un sitio de la escuela y los más peques, por otro».
Aunque resulta una medida «entendible» para evitar aglomeraciones, «no es sencillo poder compaginarse para llegar a todo». Precisamente por eso, Gisela se ha pedido un permiso en el trabajo para acompañar hoy a sus hijos al cole.
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Las tres mayores ya conocen a sus compañeros, pero para Agustín el próximo día 15 -hasta entonces los de preescolar no comienzan las clases en el centro donde está matriculado en Legazpi- comienza una nueva etapa. Su primer día de colegio. «Teníamos muchas dudas al respecto. Es pequeño y se mete todo a la boca, necesita que le hagan caso y, en ocasiones, le cojan en brazos... Es muy difícil cumplir las medidas de seguridad con los niños de estas edades», reflexiona Gisela.
En cualquier caso, sus hijas ya se encuentran «preparadas» para afrontar «de la mejor forma posible» este nuevo curso. «Saben que tienen que llevar la mascarilla puesta en todo momento», aunque alguna ya le ha dejado caer que prefiere quedarse en casa. «Como todo, es cuestión de acostumbrarse a esta nueva realidad que nos toca vivir. Hay que aprender a convivir con el 'bicho'».
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Y así lo llevan haciendo desde marzo. Por eso, ni Gisela ni Ezequiel tienen miedo a posibles focos que puedan darse dentro de las aulas. Es más, se muestran convencidos de que «el colegio es uno de los lugares más seguros para nuestros pequeños que, como todos, pueden contagiarse en cualquier lugar». El único momento que les genera cierto «reparo» es cuando se queden a comer en la 'jangela', pero «es inevitable. Tenemos que trabajar y esta es la única alternativa».
Fue tan «dura» la experiencia del confinamiento para esta familia, que incluso aseguran que, en caso de que haya que volver a cerrar los colegios, prefieren «perder el año». Desde luego, Gisela no está «dispuesta» a volver a pasar unos meses «tan malos, con tanta presión». Así «los niños no aprenden y los padres no hacemos más que agobiarnos».
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Tatiana Hierro e Iñigo Goenaga | Una hija de 5 años y un hijo de 9
«Hay muchas dudas. ¿Y si hay un positivo cada mes?»
Qué va a pasar cuando, a partir de ahora, haya un caso de Covid-19 en un grupo burbuja y nuestros hijos tengan que volver a casa durante diez días? ¿Y si esta situación se da una vez cada mes o cada dos meses? ¿No van a avanzar en la materia escolar? ¿Y los padres, qué vamos a hacer?» Estas son solo algunas de las «muchas dudas» que en estos momentos tienen los donostiarras Tatiana Hierro e Iñigo Goenaga. La lista podría continuar, pero quieren confiar en el colegio, que les ha mandado un protocolo «bastante amplio».
Son padres de una niña de 5 años llamada Jone y otro de 9, Asier. Afrontan este nuevo curso con «incertidumbre», pero convencidos de que era «necesario» retomar la educación presencial. «Alargar más el inicio de curso puede ser más perjudicial que otra cosa, sobre todo a nivel psicológico», apunta Tatiana, que matiza que los pequeños necesitan «rutina», además de «contacto» con sus semejantes.
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A sus 9 años, a Asier le ha tocado vivir un cambio de rutina que no hubiera deseado. Desde hoy, no va a compartir aula con sus amigos. Y está bastante «apenado». En cuarto de Primaria mezclan las clases y le ha tocado separado de sus colegas, «con la mala suerte de que por el coronavirus no pueden juntarse con alguien que no sea parte de su grupo burbuja». Daños colaterales de la pandemia.
Este es uno de los pensamientos que últimamente rondan en la cabecita de Asier, a quien le ha costado «bastante» acostumbrase al uso de la mascarilla. Al principio, cuenta Tatiana, «se le olvidaba todo el rato, la perdía... Ahora ya se ha acostumbrado a no salir sin ella». Es muy consciente de la situación que atravesamos, y quizá eso le ha hecho tener «miedos». Pero, gracias a las palabras de su madre, ya ha aprendido cómo evitar contagiarse. Ella siempre le decía: 'Al igual que sales de casa con zapatos puestos, tienes que hacerlo también con la mascarilla'. Hace semanas que no se la deja de camino, aunque Tatiana no tiene duda de que «en los colegios se van a perder cantidad de mascarillas».
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El caso de su hermana es diferente. Todavía, por ley, no tiene por qué ir con la boca y la nariz cubiertas. «Sabe que hay un 'bichito' en el aire que es malo y que no puedes tocar ni abrazar a la gente». Por eso, en el parque, Tatiana intenta que lleve mascarilla, «pero es complicado».
Estas edades son las que más preocupan a Tatiana e Iñigo, sobre todo en lo académico. Su hijo ya tiene una base, pero «seguir el curso de forma telemática con 5 años es casi imposible». Por eso, se muestran convencidos de que ellos son «los que más han perdido. Necesitan una atención constante que en muchos casos no se la puedes dar. Para estar enseñándoles a escribir a ellos tienes que dejar de hacer tu trabajo». Ella lo nota especialmente con el nivel de lectura de Jone. Esta parte ha sido una de las que más le ha costado sacar adelante durante la cuarentena.
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El «refuerzo» de ciertas materias va a ser «esencial» este curso 2020-2021. Tatiana ya anticipa los próximos meses como «complicados». Y se teme lo peor. «No sé qué haré cuando manden a los niños a casa. Lo de la conciliación ya es otro tema...», dice resignada.
Ana Lemos e Iñaki Gutiérrez | Dos hijas de 5 y 10 años
«Van a tener que reforzar muchas asignaturas»
Los eibartarras Ana Lemos e Iñaki Gutiérrez, padres de Martina (10 años) y Lucía (5 años), se sienten «abandonados». Para ellos, «los niños han sido los grandes olvidados de esta crisis», insiste Ana, que se lamenta de que «todos los protocolos de educación se hayan dejado para el final. Y todavía hay muchos aspectos sin concretar». Una de sus preocupaciones es qué ocurre con los profesores. «Se habla de grupos 'burbuja' para los pequeños», dice, pero se pregunta si los maestros van a dedicarse en exclusiva a una clase «o van a impartir asignaturas a diferentes alumnos». En ese caso, a su juicio, «no tendría mucho sentido esta organización».
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Esta es solo una de las dudas que se le vienen a la mente a Ana cuando se pone a pensar en estos próximos meses, en los que sus hijos podrían ser mandados a casa «en cualquier momento» debido a un positivo en su grupo. «Es una de las situaciones que más temo», reconoce esta eibartarra, que afirma rotundamente que la conciliación «ha quedado en el olvido». Entonces, «si no va a haber una baja retribuida para los padres y tenemos que seguir trabajando para ganarnos nuestro sueldo, ¿con quién dejo a mis hijas? ¿Con la abuela, cuando esta es grupo de riesgo? Esto es un despropósito», añade un tanto indignada. «Hay que aprender a vivir con el virus, pero no a costa de los padres. Si no trabajas, no cobras y así no se pagan las facturas».
Ana lo tiene claro. Se siente «defraudada». Ella va a poner todo lo que está de su parte para que este curso vaya bien. Cree que «ya era hora de volver», pero considera que «las cosas no se han hecho bien y ahora va a haber un trabajo importante que hacer en los colegios». No solo para cumplir con todas las medidas de seguridad, sino también en cuanto a la docencia se refiere. Ella, que no forma parte de una familia vascoparlante, no ha podido fomentar el uso del euskera en sus hijas como le hubiera gustado. «La mayor lee y ve la televisión en euskera, por lo que ya tiene más fluidez, pero con la pequeña ya es más difícil... Y no solo con los idiomas, también con las matemáticas y el resto de asignaturas».
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Lo que no sabe Ana es cómo gestionará los deberes cuando a sus hijas les toque estar en cuarentena. «¿También van a mandarles tareas una vez por semana por email? Los colegios van a hacer todo lo posible para que este modelo funcione, pero Educación tendría que dejar las cosas claras y ocuparse más de nuestros niños, que son nuestro futuro», remacha.
Quizá lo que menos quebraderos de cabeza le causa es la obligatoriedad de la mascarilla. Su hija mayor obedece todas las normas, es «un poco maniática» en esos aspectos y en esta situación, «mejor». Pero cuando ve los informativos, pregunta una y otra vez lo mismo a su madre: '¿Por qué algunas personas que salen en la televisión no llevan mascarilla? Se refiere «a los políticos y algunos presentadores o tertulianos. Es un error que las personas públicas no usen el protector respiratorio cuando aparecen en medios de comunicación. No pueden pedir a los peques que se pongan la mascarilla y salir ellos sin nada. Deben dar ejemplo».
Debora Axpe y Xabier Arenaza | Tres hijas de 5, 8 y 10 años y un hijo de 13
«Aunque les ayudemos, la escuela es insustituible»
Volver a un espacio tan importante para una familia como lo es la escuela es siempre una buena noticia». Así de rotunda se expresa la arrasatearra Debora Axpe, que coincide con su marido, Xabier Arenaza, en la idea de que «aunque los padres nos hayamos esforzado en ayudar a nuestros hijos durante el confinamiento, la escuela es insustituible».
Tras casi seis meses ayudando con los deberes a sus hijos Manex, de 13 años; Ane, de 10; Ainhoa, de 8, y Alaitz, de 5, saben de lo que hablan. «Hemos cambiado el espacio escolar por el de casa y la familia, con todo lo que eso ha supuesto. No ha sido nada fácil». En ocasiones, se han visto obligados a dejar por un momento sus ordenadores -ambos realizaban teletrabajo- para ponerse a disposición de los pequeños, ya que había ratos en los que no se las arreglaban solos.
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Después de todo lo vivido, con sus cosas buenas y no tan buenas, Debora y Xabier afrontan este nuevo curso con «incertidumbre», pero también «con confianza. Nadie sabe cómo va a evolucionar la pandemia. Ahora es cuestión de adaptarnos al día a día».
Y eso es lo que van a hacer, siempre siguiendo las medidas de seguridad marcadas por las autoridades. Hace tiempo que mantienen una serie de protocolos en casa. Desde el inicio de la pandemia han dado especial importancia al lavado continuo de manos y uso obligatorio de la mascarilla, incluso antes de que este aspecto estuviera regulado por la ley.
Aunque siguen las recomendaciones sanitarias a rajatabla, Debora y Xabier intentan evitar hablar del coronavirus y de todo lo que esta enfermedad implica con sus hijos. Les han explicado los aspectos básicos, lo que consideran necesario que conozcan, pero «el exceso de información puede generar miedo en los niños» y eso es precisamente lo que quieren evitar ahora que van a retomar el contacto con sus compañeros.
Debora argumenta que «la palabra miedo nos bloquea y no nos deja avanzar». Así, si tiene que elegir una sensación que le transmite toda esta situación, esa es «respeto». También «incertidumbre». Pero, desde luego, «nunca miedo».
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De esta manera han sobrellevado los meses de aislamiento y las posteriores vacaciones de verano, atípicas para todo el mundo. Son conscientes de la crisis sanitaria que atraviesa el planeta, pero no han querido transmitir ningún mensaje negativo a sus hijos, que estos días previos a la vuelta al colegio han evitado hablar de las clases o las materias que ahora les tocará aprender. «La 'peque' está muy contenta sin ir al centro escolar», ríe Debora, que matiza que el retorno a las aulas es más bien «una necesidad para toda la familia».
El esfuerzo que han tenido que hacer para sacar la materia adelante junto a sus hijos ha sido «grande», pero está tranquila. Considera que han cumplido con todo el temario y que «no va a haber grandes pérdidas respecto a otros años. Lo hemos llevado lo mejor que hemos podido y ahora, si se ha quedado algo en el tintero, es el momento de profundizar en ello». Pero, sobre todo, resalta el «gran esfuerzo que han hecho todos los padres en unas condiciones nada fáciles».
Las claves
Curso Covid
2.244 niños menos en Infantil y Primaria
Después de seis meses sin colegio tras el confinamiento y las vacaciones de verano, los alumnos vuelven hoy a las aulas en Gipuzkoa. Este curso serán 2.244 estudiantes de Infantil y Primaria menos en los centros públicos y privados de Gipuzkoa, debido a la bajada de la natalidad. Una diferencia que en Euskadi se eleva hasta los 6.500 alumnos. En 2017 por primera vez la cifra de nacimientos en Gipuzkoa se quedó por debajo de los 6.000 bebés.
Reincorporación gradual
Hoy inician el curso hasta 2º de la ESO
El Covid-19 ha trastocado por completo la tradicional vuelta al cole, repleta de un primer día lleno de bullicio. Este año, el retorno a las aulas será gradual. Hoy iniciará el curso el alumnado de Educación Infantil, Primaria y 1º y 2º de ESO. En total en el conjunto de Gipuzkoa alrededor de dos de cada tres estudiantes no universitarios deberán acudir a esta cita ya mañana, el total, alrededor de 85.000 alumnos. Los estudiantes de 3º y 4º de ESO y Bachillerato, por su parte, comenzarán el próximo día 15 de septiembre, es decir, el martes que viene, mientras que en Formación Profesional se incorporarán a lo largo del mes, a partir del día 14, en diferentes fechas en función del curso y de los ciclos. Además, dependiendo del curso los estudiantes irán a una u otra hora al colegio, con el objetivo de evitar aglomeraciones a la entrada. También se saldrá escalonadamente del colegio. Esta es solo una de las medidas para prevenir posibles contagios en un curso totalmente atípico tanto para estudiantes como profesores.
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Nuevas protestas
La huelga se cuela en el retorno al colegio
Todos los sindicatos de enseñanza vasca (ELA, LAB, STEILAS, CCOO y UGT) han convocado una jornada de huelga el próximo martes día 15 y no descartan más paros, en demanda de la negociación de medidas de prevención y de contrataciones que garanticen un regreso a las aulas «seguro». Este jueves tiene previsto realizar una concentración ante las delegaciones de Educación en Donostia y Bilbao y ante Lakua, en Vitoria.
Gasto añadido
De 36 a 324 euros en mascarillas para el cole
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) asegura que la vuelta al cole supondrá de media un gasto de 1.937 euros por hijo y que, además de los gastos habituales, deberán gastar entre 36 y 324 euros al año en mascarillas, dependiendo del tipo y del establecimiento que elijan. Los padres de alumnos de un centro público gastarán 1.071 euros por hijo, en un concertado 2.622 euros y en un centro privado 6.123 euros.
Pruebas diagnósticas
2.000 docentes dan positivo en Madrid
El consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, señaló ayer que «entre 2.000 y 2.500 docentes» se someterán a una prueba PCR tras dar positivo en los test serológicos efectuados por la Comunidad de Madrid antes del inicio del curso escolar.
Ossorio cifró en 66.000 los profesores que se han sometido a los test serológicos, de los 72.000 que fueron convocados, es decir, el 90 % de los docentes.
Cambio en la consejería
Bildarratz sustituye a Uriarte en Educación
Esta semana se han conocido los cambios en el nuevo Gobierno Vasco, el de la XII legislatura. La que ha sido consejera de Educación durante ocho años, Cristina Uriarte, deja el Gobierno Vasco. La hondarribitarra cederá así el testigo al tolosarra Jokin Bildarratz, que hasta ahora desempeñaba el cargo de portavoz del PNV en el Senado. Será Bildarratz quien en las próximas semanas tenga que afrontar el reto de la vuelta al colegio con la pandemia de por medio. Uriarte, por su parte, señaló el sábado en una entrevista en este periódico que «han sido ocho años nada fáciles, sobre todo este con el Covid». La ya exconsejera explicó además que «debido a la situación en la que nos encontramos hay que hacer una gestión estricta de los recursos y cubrir todas las necesidades provocadas por el coronavirus para que el inicio de curso sea seguro y de calidad». En cualquier caso, se muestra «satisfecha» con su labor al frente del gabinete de Educación.
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Conciliación
Habrá baja para padres con hijos en cuarentena
Tras el revuelo causado en torno a este tema, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, afirmó que el Gobierno va a introducir «cambios normativos» para que todos los padres que cuiden a hijos en cuarentena a causa del Covid puedan reclamar una baja por incapacidad temporal, incluidos los que no den positivo. Este supuesto «no está cubierto» por la legislación, pero el Gobierno está «dispuesto» a actualizar la normativa.
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