Los colegios concertados mantienen las cuotas a la espera de recibir más financiación del Gobierno Vasco
El nuevo curso escolar se estrena con el reto de eliminar las aportaciones de las familias a estos centros, que consideran «insuficiente» la financiación que llega del Ejecutivo autónomo
El nuevo curso escolar arranca con uno de sus grandes desafíos sobre la mesa: eliminar de forma progresiva las aportaciones mensuales que realizan las ... familias vascas a los centros concertados y garantizar la gratuidad de la enseñanza, tal y como establece la nueva Ley vasca de Educación. Es uno de los grandes retos que plantea la nueva norma, una «herramienta que será clave», según destacó ayer el lehendakari Imanol Pradales durante su visita a la escuela pública Orokieta de Zarautz con motivo del inicio de curso 2024-2025, junto a la consejera del ramo, Isabel Pedrosa.
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Aunque el «deseo» de los colegios e ikastolas concertadas es llegar a la gratuidad, el debate sigue coleando y de momento mantienen estas cuotas, al menos hasta que no empiecen a recibir la financiación por parte del Gobierno Vasco. «Llevamos unos dos años sin aplicar subidas e incluso en algunos casos se han rebajado. Una vez llegue este dinero, se irán quitando de forma progresiva», aseguran los centros consultados por este periódico.
Hace dos cursos, colegios concertados de Gipuzkoa comenzaron a rebajar las aportaciones mensuales
Hasta entonces, eliminarlas parece inviable a corto plazo. ¿La razón? Consideran que los módulos económicos del concierto son insuficientes para la supervivencia del proyecto educativo, por lo que las escuelas necesitan del aporte de las familias para ayudar a sufragar los gastos (mantenimiento, instalaciones, psicólogos o terapeutas...). La ley prohíbe expresamente cobrar por conceptos relacionados con la enseñanza. Sí se autorizan pagos por extraescolares o servicios complementarios, pero de ningún modo pueden ir destinados a financiar, por ejemplo, la contratación de profesores.
Reclaman los gastos que supone el mantenimiento, las instalaciones o los psicólogos y terapeutas
Hace dos cursos, colegios concertados de Gipuzkoa ya empezaron a rebajar las cuotas para adecuarse a la nueva ley vasca, entre ellos, el centro La Salle de Irun o Aldapeta María en Donostia. Su director, José Eizmendi, explica que «a medida que el Gobierno Vasco cumpla con la primera parte del articulado de su propia Ley, el artículo 30.1, nosotros podremos hacer la segunda parte. Es decir, si ellos dan una financiación mayor a los colegios concertados, eso nos va a poder permitir ir bajando la cuota en un proceso progresivo y es un compromiso que estamos transmitiendo también a las familias. De hecho, hace dos años, en un curso anterior, el concierto subió un poquito y nosotros bajamos también la cuota, cerca de unos 5 euros, y desde entonces se ha mantenido, la tenemos bloqueada».
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Diferencias por modelos
Este centro escolar acoge a 2.140 alumnos y las familias pagan una media «de entre 90 y 100 euros de ayuda al funcionamiento», señala Eizmendi, que considera que la pelota está ahora en el tejado del Ejecutivo vasco. «A nosotros, entre la ayuda que nos da el Gobierno Vasco y el número de alumnos que tenemos, nos sale que por niño y año nos está dando entre 4.000 y 4.100 euros, mientras que la en la escuela pública se está dando 9.900 de media por niño. Creo que es un dato muy significativo y es lo que estoy transmitiendo a las familias. Evidentemente esto les preocupa», admite, al tiempo que defiende que «para poder desarrollar un proyecto educativo, hoy en día en la escuela concertada es absolutamente necesario un aporte mayor de financiación porque la del Gobierno Vasco, a día de hoy, es insuficiente. Hay que contar con el mantenimiento, el coste de la luz, las propias instalaciones del edificio...». Esta consideración la comparten la mayoría de los centros en Euskadi, donde nueve de cada diez cobran estas aportaciones.
«La financiación de la educación concertada es muy compleja», valora Javier Martínez, director del proyecto de fusión de ElaiEnea, que engloba a los centros Jesuitinas, Santa Teresa y Larramendi, donde cobran una media de «70 euros por alumno por los gastos de funcionamiento». «Ojalá algún día los conciertos sean suficientes para no necesitar otra aportación, y eso que el concierto en Euskadi está bien», apunta.
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Los centros concertados recibieron en 2021 –último curso analizado– 255,8 millones de euros a través de cuotas, según figura en el último informe del Consejo Escolar de Euskadi. Es, aproximadamente, la cuarta parte de su presupuesto total. El grueso del mismo (776,8 millones) provino de los fondos públicos aprobados por el Departamento de Educación contemplados en el régimen de concierto. En cualquier caso, las subvenciones que Euskadi asigna a la red concertada son la mitad de las que van a la pública.
En este sentido, Martínez defiende que «cuando hablamos de las cuotas no es un ansia por ganar dinero, sino por mantener vivo el proyecto educativo y poder ofrecer desde unas instalaciones hasta una formación de calidad. Si se mejoran los módulos de los conciertos, desaparecería todo tipo de necesidad para soportar el funcionamiento diario, mantener el edificio, la calefacción, la luz.... Las cuotas que se cobran no son por enseñanza», insiste. Por otro lado, manifiesta que incrementar la financiación por parte de la administración «es lo mejor que nos puede pasar porque garantiza el acceso a todas las familias».
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Auditorías de las cuentas
Que estos pagos no supongan una barrera para segregar al alumnado con menor nivel socioeconómico ha sido una de las claves de la Ley vasca de Educación y uno de los objetivos de la eliminación de los cobros a las familias. El Ejecutivo vasco ya anunció su compromiso para llevar a cabo auditorías periódicas exhaustivas de la contabilidad de los colegios.
Desde Herrikide ikastetxea de Tolosa, su director Joseba Antxustegietxarte explica que «a medida que vaya entrando el dinero se irá rebajando la aportación, de forma progresiva. Con gusto la dejaríamos en cero. De momento, el dinero que ha ido entrando se ha repercutido en este complemento educativo y el curso anterior rebajamos 10 euros en las aulas de 2 a 5 años. Ahora está en 41,50 euros; en Primaria asciende a los 51,50 euros y la hemos mantenido, al igual que en Secundaria, que en realidad consideramos que mantener es rebajarlas si comparas con lo que está subiendo el nivel de vida en general» .
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«Lo que está claro es que cobramos para cubrir lo que la financiación pública no aporta», reitera Itziar Barrenetxea, directora de Jesuitak Donostia, donde también llevan dos años sin incrementar las cuotas.
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