¿Y ahora quién organiza la Selectividad?
Los cambios en la Lomce han hecho que nadie sepa quién debe hacerla
JAVIER GUILLENEA
Domingo, 27 de noviembre 2016, 08:15
Como si fuera un ente con vida propia, la Lomce parece empeñada en hacer uso de su último aliento para desconcertar a la comunidad educativa. ... No importa lo que se haga para desenmarañar las complejidades de una ley que se ha convertido en un lastre para el Gobierno; cualquier paso que se dé lleva a un nuevo problema que invariablemente se resume en una pregunta que podría plantearse de la siguiente manera: «¿Y ahora qué diablos hacemos?».
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Es la pregunta que formularon algunos responsables autonómicos educativos en la reunión que celebraron el pasado día 8 con el ministro de Educación. Cuando Íñigo Méndez de Vigo les anunció los nuevos cambios en Selectividad, algunos de sus interlocutores se removieron inquietos en sus sillas. De nuevo las condiciones habían variado y de nuevo nadie sabía qué hacer. «¿Y ahora qué? No tenemos personal, ni instalaciones, ni dinero», se quejó el representante de Canarias.
Las pruebas
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Exámenes, Todos los estudiantes se examinarán de seis asignaturas troncales (generales y de opción) del segundo de Bachiller, aunque solo la nota de dos de las opcionales se tendrá en cuenta para llegar a los 14 puntos.
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Preguntas orales. No habrá preguntas orales en lengua extranjera ni de tipo test en el resto de materias.
La Lomce primigenia, la creada por el ministro José Ignacio Wert, eliminó la Selectividad tal y como se conocía hasta entonces. Hasta ese momento las instituciones encargadas de organizar la prueba de acceso eran las universidades, que hacían frente a toda la complicada logística que supone examinar a miles de estudiantes durante varios días y corregir las pruebas. Eran ellas las que ponían el personal necesario, como profesores y bedeles, las instalaciones y el material. Y eso cuesta mucho dinero.
La reválida de 2º de Bachillerato creada por la reforma del PP cambiaba radicalmente esta situación. Con la Lomce inicial esta prueba servía al mismo tiempo para obtener el título de bachiller y para acceder a los estudios universitarios. Al no existir Selectividad, las universidades quedaron liberadas de organizarla y toda esa carga pasó a manos de las administraciones educativas de cada comunidad autónoma. Los entramados internos creados por cada universidad para realizar la prueba de acceso han quedado casi desmantelados.
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Esto ha vuelto a cambiar. El ministerio de Educación ha cedido a las presiones políticas y sociales y ha aceptado eliminar temporalmente la reválida de 2º de Bachillerato. También ha decidido mantener la Selectividad básicamente como hasta ahora. Es aquí donde aparece la gran duda que nadie sabe responder. Si la Selectividad se mantiene y la reválida deja de tener efectos en Bachillerato, su organización debería regresar de nuevo a manos de la Universidad. Pero las universidades ya se habían desentendido de ello en el convencimiento de que, según la Lomce, las administraciones educativas se encargarían de todo. Llegados a este punto nadie sabe muy bien quién tiene que hacerlo y, lo que es peor, no hay nadie que sepa cómo se hace.
Interlocución
Las administraciones no han podido adelantar gran cosa debido a que hasta hace pocos días no han comenzado a conocer las características de la prueba de acceso. No tienen organizada ninguna estructura, ni han seleccionado al personal para elaborar las preguntas. Y, aunque no lo parezca, queda muy poco tiempo.
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En el País Vasco la situación no es tan complicada debido a que el Departamento de Educación ha trabajado en los últimos meses bajo la premisa de que, con independencia de lo que dijera la Lomce, la Selectividad sería en Euskadi similar a la de otros años. La consejería no ha perdido en ningún momento la interlocución con la UPV para diseñar la prueba y esto supone una ventaja porque se ha ganado tiempo, pero aquí también queda sin contestar la gran pregunta. ¿Quién diablos se va a encargar de organizar todo esto?
Se mantiene el distrito único de admisión
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Los responsables de enseñanza de las comunidades autónomas y el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo intentarán sellar hoy un acuerdo para concretar de una vez por todas las características de la Prueba de Acceso a la Universidad, que no tendrán nada que ver con lo que en su día establecía la Lomce. Ni habrá por primera vez preguntas orales en el examen de lengua extranjera, ni preguntas tipo test en el resto de materias, ni más número de exámenes, ni asignaturas de primer curso, ni pruebas adicionales para poder entrar en cada universidad.
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En la anterior Selectividad había dos fases, la general, que era obligatoria (se podía obtener un máximo de 10 puntos) y otra específica o voluntaria para subir nota hasta los 14 puntos. Ahora, con la nueva prueba, todos los estudiantes se examinarán de seis asignaturas troncales (troncales generales y troncales de opción) del segundo curso de Bachiller, aunque solo la nota de dos de las materias de opción se tendrá en cuenta para llegar a los 14 puntos.
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La nota que obtengan los alumnos en la PAU tendrá validez en todo el Estado, que se convierte así en distrito único. Será la nota final la única que permita o no el acceso a cualquier estudio de cualquier autonomía sin que las universidades puedan hacer pruebas selectivas adicionales, como sí permitía la Lomce.
«En la Universidad ya se ha desmantelado todo, el coordinador de las pruebas en el País Vasco lo ha dejado porque ese trabajo ya no le correspondía y los profesores encargados de elaborar los exámenes . Ni siquiera tiene el presupuesto necesario. Hay un desconocimiento total de lo que va a pasar, estamos en un brete», señalan fuentes del sector de la enseñanza.
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«En ascuas»
Desde el Gobierno Vasco sostienen que «si la reválida no es reválida y es similar a la Selectividad, el sentido común dice que lo mejor sería prorrogar lo del año pasado y que la organice la Universidad». Pero también admiten que «no sabemos quién tiene que hacer las pruebas». «Estamos en ascuas y, como nosotros, todo el mundo», añaden.
La situación no se aclaró mucho el pasado jueves, día en el que Méndez de Vigo y el presidente de la Conferencia de Rectores, Segundo Píriz, ratificaron su acuerdo para modificar el examen final de Bachillerato. En un comunicado, el ministerio señaló que en la nueva configuración «se asegura la participación de las universidades -en coordinación con las comunidades autónomas- en la realización» de las pruebas.
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La frase resulta lo suficientemente ambigua para que todos aguarden el resultado de la Conferencia Sectorial de Educación que se celebrará hoy. Méndez de Vigo y los consejeros autonómicos intentarán pactar la redacción definitiva del decreto ley que en los primeros días de diciembre suspenderá la puesta en marcha de las reválidas de cuarto de la ESO y segundo de Bachillerato. Se supone que será en esa reunión cuando el ministro revele quién tiene que organizar la Selectividad.
El Departamento vasco de Educación insiste en que ha estado «preparando la prueba junto con la UPV» a partir de la premisa de que la Selectividad sería similar a la de cursos anteriores. «Ya la tenemos diseñada», recalcan desde la consejería.
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En medios universitarios recuerdan que para ello ha sido necesario recurrir a la buena voluntad de los docentes que ya se habían desentendido de la Selectividad. «Educación ha pedido a la UPV que no se desligue y se ha vuelto a hablar con los profesores para reorganizar los grupos disueltos. Se les ha pedido que lo hagan como una especie de favor hasta que se aclare la situación y han acudido al auxilio pese a que no tienen la obligación de hacerlo».
«¿Que si va a estar todo preparado para junio?», se pregunta un educador con muchas evaluaciones a sus espaldas. «Ya no es cuestión de saber si hay tiempo o no, tiene que haberlo porque la Selectividad debe hacerse sí o sí», responde. Si tiene razón o se equivoca se verá cuando termine el curso y los estudiantes se enfrenten a una hoja en blanco. «Ellos y sus familias están muy nerviosos, pero la prueba va a ser muy semejante a la del año pasado, los alumnos no lo van a notar».
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