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Jokin Pinatxo, en un momento del concierto de anoche en Sagüés. Aura Erro

Conciertos de Semana Grande

Una noche de contrastes y emoción con Janus Lester

Entre intimidad, reivindicación y energía contagiosa, el grupo construyó un espacio propio donde el público se entregó de principio a fin

Pablo de León

Jueves, 14 de agosto 2025, 08:12

Sagüés, en plena Semana Grande donostiarra, estaba ya encendido antes de que Janus Lester pisara el escenario. Y aunque no fue uno de los conciertos ... más multitudinarios hasta la fecha —como fueron los casos de Morodo y OBK—, la audiencia fue considerable y entregada desde el primer instante. Lo que ocurrió a partir de los primeros acordes de «Argitu Zain» y «Minutuak» rompió cualquier expectativa de concierto veraniego al uso. No fue solo la energía, que la hubo de sobra, sino la manera en la que el grupo la administró, modulando intensidad y climas con un pulso casi narrativo.

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Desde ese arranque, la plaza se convirtió en un único cuerpo que reaccionaba a cada cambio de tempo. Hubo también espacio para la reivindicación: al son de «Geure Munduetan», Jokin Pinatxo lanzó mensajes de apoyo al pueblo palestino, en uno de los momentos más cargados de significado político de la noche.

En el plano puramente musical, «Su Argitan» desplegó la fusión entre los instrumentos de viento, pianos y guitarras cristalinas como un puente sólido entre tradición y presente, sin caer en el pastiche que tantas veces amenaza a quienes mezclan códigos sonoros tan distintos.

El guión del concierto tenía algo de narrativa cinematográfica: tras el arranque vigoroso, un descenso hacia lo íntimo con «Nola hartu arnasa», donde la suave voz de la teclista Garazi Esnaola añadió una dimensión etérea, complementándose a la perfección con la versatilidad vocal de Pinatxo.

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La intimidad fue palpable en el dueto de Jokin con su hermana Estitxu, que aportó una calidez especial al set. Y la emotividad alcanzó su punto álgido con «Lore», que convirtió Sagüés en un mar de luces de móviles, y con la delicada versión de «Loretxoa» de Benito Lertxundi, acompañada por un cuarteto de cuerda que arrancó una ovación prolongada.

A mitad de set, el grupo buscó que el público no solo escuchara, sino que se involucrara en un plano más físico. «Hil arten Dantzan» fue la primera llamada, con un ritmo contagioso que hizo que los asistentes comenzaran a moverse al unísono, rompiendo cualquier atisbo de timidez inicial. La conexión creció con «DAP DAP», consiguiendo que el escenario vibrara por los saltos de los asistente y por el ritmo de una línea de bajo que, en vivo, gana una pegada irresistible, logrando que incluso los más rezagados se dejaran llevar por la euforia desatada que proponía la agrupación.

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El cierre y el bis siguieron una secuencia precisa: «Maitasuna tabu» para encender de nuevo al público, «Erriola» como descarga final de energía, y «Bi Begi Bi Lore» con la aparición especial de Nogen, que puso la guinda a un espectáculo coral.

Artísticamente, la propuesta de Janus Lester destaca por su honestidad. Su mezcla de folk vasco y pop electrónico no busca agradar a todos, sino construir un espacio propio donde el público entra por voluntad y curiosidad. Esa apuesta arriesgada no solo convenció, sino que dejó claro que el artista está en plena consolidación de un lenguaje que podría proyectarse mucho más allá del circuito local.

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Tras la versatilidad tanto emocional y musical vivida en esta jornada, Sagüés apenas tendrá tiempo de descansar. El siguiente turno en el escenario será para Sexy Zebras, que traerán su rock crudo y sin filtros, una propuesta que promete agitar la plaza de forma muy distinta pero con la misma intensidad.

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