Conciertos de Semana Grande

Jaleo, pogos y rock por cortesía de Sexy Zebras

Entre riffs afilados y estribillos coreados al unísono, la banda madrileña convirtió Sagüés en un laboratorio sonoro de precisión y desenfreno

Pablo de León

Viernes, 15 de agosto 2025, 08:32

No todas las bandas son capaces de convertir una explanada abierta, como la del escenario de Sagüés en la Semana Grande donostiarra, en un espacio ... íntimo y visceral. Sexy Zebras lo consiguieron anoche, no por dulzura, sino por intensidad. Su concierto fue un ejercicio de control del caos: agresivo, directo, pero milimétricamente articulado para que cada estallido tuviera sentido.

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El trío madrileño —Gabriel Montes al bajo y voz, Samuel Vallejo a la guitarra y José Luna a la batería— no necesita apoyos escénicos exuberantes. Su puesta en escena se apoya en lo esencial: un sonido grueso, un fraseo vocal casi al borde del desgarro y una sección rítmica que funciona como maquinaria pesada. En un Sagüés muy concurrido, esa fórmula encontró el contexto ideal: un público predispuesto y una noche templada que pedía electricidad.

Con una breve intro grabada dio paso a «Caracol», sin transiciones suaves ni saludos prolongados, el trío marcó territorio desde el minuto uno. «Bailaremos» y «Mañana no existe» prolongaron la embestida inicial, con un tempo ligeramente más rápido que en estudio. El público respondió de inmediato: saltos, coros y el característico mar de manos que convierte a Sagüés en una marea humana.

La irrupción de «Puñales y claveles», una de las joyas de su repertorio reciente, puso en valor la artesanía musical con la que deleita el trio. La batería de Luna mostró un control absoluto de la dinámica: capaz de pasar de un golpe seco y marcial a un groove expansivo que da espacio a la guitarra de Vallejo, cuyo tono se mueve con naturalidad entre el garage áspero y el rock alternativo de corte más melódico.

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El tramo central fue un golpe tras otro. «Quiero follar contigo» se convirtió en un coro masivo en el que la banda cedió protagonismo a un público que parecía saberse cada entonación de memoria. «Bravo» y «Jaleo» elevaron la temperatura aún más, con un pogo colectivo que, aunque intenso, mantuvo siempre un clima de fiesta. Entre canciones, los músicos se permitieron pequeñas bromas y guiños, demostrando que saben equilibrar la tensión de su música con una presencia cercana.

Pero no todo fue potencia continua. «Nena» introdujo un breve respiro melódico, sin renunciar al crescendo final que devolvió a la multitud al punto de ebullición. «Días de mierda» funcionó como catarsis colectiva: sencilla en estructura, pero cargada de significado, con un estribillo que resonó más allá del recinto.

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Ya en la recta final, «Marisol» aportó un toque de melancolía calculada que preparó el terreno para el desenlace con «Tonterías». Un tema que contó con una improvisación en la que cada músico buscó empujar un poco más el límite de la canción.

En poco más de una hora, Sexy Zebras ofreció un concierto que confirmó por qué son una de las propuestas más fiables del rock español actual: sólidos en ejecución, intensos en presencia y conscientes de que un directo no es solo tocar canciones, sino construir una experiencia. En Sagüés lo hicieron sin artificios, solo con su arsenal de riffs, estribillos y una entrega sin fisuras.

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La Semana Grande continúa y no baja el ritmo. Marlon serán los siguientes en amenizar la noche donostiarra, cambiando la distorsión y el golpe seco por melodías y estribillos pensados para corear al unísono, en lo que promete ser una velada de pop rock luminoso junto al mar.

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