El comedor del Itxaropena, repleto de comensales que no probaron bocado, con el alcalde de Donostia y varios concejales a la cabeza. A. Munguía

Platos vacíos en solidaridad con los palestinos

El restaurante Itxaropena de Donostia organiza una comida solidaria con Gaza, a la que se suma el alcalde y una decena de concejales, en la que se recaudan 3.000 euros para Médicos Sin Fronteras

Aingeru Munguía

San Sebastián

Martes, 9 de septiembre 2025, 19:41

El inquieto hostelero Moha Arab, dueño del bar restaurante Itxaropena de la Parte Vieja donostiarra, estaba este martes emocionado y feliz al ver que su ... iniciativa solidaria con Gaza ha tenido éxito. Ha sido un evento diferente porque se trataba de que los comensales se sentaran a la mesa para almorzar, previo pago de 60 euros, y se fueran sin probar bocado para emular la dramática situación de hambruna que padecen los palestinos. La iniciativa ha logrado reunir a 50 personas, entre ellos el alcalde y una decena de concejales, y se han entregado 3.000 euros a Médicos sin Fronteras para que su red de colaboradores lo convierta en ayuda humanitaria en Gaza.

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Arab, argelino de origen con más de tres décadas en la ciudad, impulsó esta iniciativa en los últimos días en las redes sociales y ha utilizado el boca a boca con sus clientes habituales. Para preparar el evento cerró por la mañana su negocio durante varias horas y se excusó ante los clientes que no estaban al tanto y pretendían tomar algo en su establecimiento. «Hoy está cerrado por Gaza», les decía.

Contribución

Cada comensal pagó 60 euros, se sentó a la mesa pero se fue sin probar bocado para emular la situación de los gazatíes

A partir de las 13.00 horas fue recibiendo en la puerta a los clientes que habían pagado por sumarse al evento y a los que quisieron hacerlo en los minutos previos. La convocatoria despertó el interés no solo de los medios locales sino de varias televisiones. Entre los presentes estaban el alcalde, Eneko Goia, y los concejales Nekane Arzallus, Olatz Yarza, Ana López, Mariaje Idoeta, Juan Karlos Izagirre, Itziar Iturri, Carlos García, Iñaki Gabarain, y el jefe de gabinete del alcalde, Yon Goikoetxea. A la iniciativa se sumaron comercios y bares de la Parte Vieja como el Urola, el Etxebe, Ambrosio, Garagar, Galparsoro y Lasa, y también ha puesto su contribución la Asociación de Empresarios de Hostelería.

Los participantes se fueron sentando en mesas de cuatro comensales dispuestas en la zona ubicada frente a la barra del bar. Junto a Eneko Goia se sentó la delegada para la zona norte de Médicos sin Fronteras, Nagore Eskisabel, quien explicó a los presentes que esta oenegé lleva 30 años trabajando en Gaza y cuenta allí con 1.000 trabajadores, la mayoría locales.

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Moha Arab entrega la recaudación a Nagore Eskisabel, de Médicos sin Fronteras. A. Munguía

Los camareros del Itxaropena ya habían cambiado varias veces la vajilla de los comensales –hubo un plato vacío de entremeses, un primer plato vacío, también llegó vacío el plato principal y el postre fue igualmente un plato vacío– cuando Moha Arab cogió el micrófono. «Estamos muy agradecidos por la respuesta que hemos tenido. En la vida hay cosas importantes y luego están las pequeñas cosas que hacen muy grandes a las personas. Este pequeño grano que habéis puesto nos hace mucha ilusión para hacer otras cosas en el futuro. Nos vamos muy satisfechos».

Éxito

El propietario del restaurante, emocionado, agradeció el apoyo ciudadano que permitió recaudar 3.000 euros

Los comensales ovacionaron al dueño del Itxaropena, quien cedió la palabra a la representante de Médicos sin Fronteras. Eskisabel agradeció a Arab y a su equipo iniciativas como esta que «hacen falta, porque los líderes mundiales, que son quienes pueden parar esta guerra, no lo hacen».

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Agradeció la ayuda económica que servirá para «salvar vidas, alivar el sufrimiento y devolver la dignidad» a los gazatíes, un pueblo que «aún sigue vivo pero sin medios de vida», con toda la población «confinada en el 14% del territorio». «Me gusta que la ayuda», finalizó, «provenga de un bar que se llama 'esperanza', lo único que les queda a los gazatíes». Las cocineras del Itxaropena también pusieron su granito de arena: hicieron un cous cous que, en raciones, fue obsequiado a cada uno de los participantes en el evento.

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