Directo | Tristeza y decepción: así echa el cierre Donostia

Muchos paraguas y no menos vasos de plástico con cafés han sido los complementos esta mañana de los donostiarras. La lluvia intermitente no invitaba demasiado a consumir en las terrazas en este primer día en el que Donostia se encuentra de nuevo con la hostelería cerrada. Entre los hosteleros, resignación, resistencia y con la experiencia ya adquirida de meses atrás. La clientela ya tiene la lección aprendida, coger el café y marcharse. Las imágenes del día, como no puede ser de otra manera, son las persianas de los bares cerrados y las sillas y mesas de las terrazas recogidas.

Los establecimientos de la Parte Vieja sufren el cierre de la hostelería. La farmacia Cremades, ubicada junto a la plaza de la Constitución, va a notar especialmente el cierre municipal y de de la hostelería. «Esta zona no es de paso y muchos vienen a comprar medicamentos cuando vienen de poteo», señala Álvaro Cremades.

Algunos bares de la Parte Vieja se preparan para iniciar el servicio de comida a domicilio

Y en la plaza de la Constitución también se ve trasiego de camiones y camionetas.

A pesar del cierre de la hostelería hay movimiento en el Boulevard.

La calle Zabaleta de Gros se encuentra prácticamente desierta, sin apenas movimientos y sin los clientes habituales de los bares.

La calle Peña y Goñi de Gros presenta un aspecto muy poco habitual, con apenas movimiento de gente y tráfico.

Donostia ha entrado en zona roja siendo la capital vasca que mayor descenso del tráfico ha registrado en lo que llevamos de semana. Ayer se registró un descenso de movimientos del 15,9% en comparación con el mismo día de 2020, y el miércoles esa bajada alcanzó el 30,3%. Bilbao contabilizó un 8,1% de descenso ayer y Álava, un 11,1%».

Ramón Elizalde es propietario de los dos bares ubicados en la galería del mercado de San Martín, en el Centro. «Esta situación es inviable y desde el inicio de la pandemia no he recibido todavía ninguna ayuda», señala el empresario sin ocultar en absoluto su cabreo. «Me gustaría saber si existe algún estudio científico que demuestre que los locales de hostelería somos el foco de contagio de esta pandemia», sugiere el hostelero a la clase política. «Yo tengo que seguir pagando la luz, la renta, los suministros y esta situación se está alargando demasiado en el tiempo», explica Ramón con más cabreo que resignación.

La galería del mercado de San Martín, centro neurálgico del café de media mañana, presenta este aspecto con los dos bates cerrado.

Leyre, clienta de El Café de Gros, ha ido al local con su propia taza: «Ayer estuvimos hablando en la oficina que era buena idea ir a por los cafés con nuestras tazas que coger los vasos de plástico. Así no generamos tanto residuo».

Josebe Aldasoro, propietaria de El Café de Gros, asegura que el cierre de la hostelería es una faena para muchas cosas. «La primera vez que abrimos en estas condiciones nos dimos cuenta que podíamos ofrecer este servicio 'take away' a mucha gente que trabaja en locales y oficinas. La gente viene y lo ha entendido perfectamente. Lo ha asumido. Nosotros sobre todo servimos café. Estamos abiertos todo el día, aunque cerraremos un poquito antes. A primera hora del día y al mediodía son los momentos con más ajetreo», afirma.

Los locales de juego también se encuentran cerrados en Gros.

El hotel Arbaso abrió sus puertas el 26 de junio y desde ese momento permanecen abiertos. «El perfil de cliente que tenemos alojado son ejecutivos y personas que se desplazan a la ciudad por asuntos personales. Nosotros si estamos autorizados para dar servicio de desayuno y cena», señala Raúl Fernández, director del hotel Arbaso. El objetivo de tener el hotel abierto es fidelizar a los clientes que estos meses están haciendo uso del hotel porque «la gente lo agradece muchísimo y se van muy contentos». El máximo responsable del establecimiento hotelero no oculta el daño que ha hecho al negocio el confinamiento municipal porque estos meses recibían clientes de todo Euskadi.

Soportales del Buen Pastor donde se ubica la terraza del restaurante Narru recogida

Montxo, cliente del Bar Tomás de Gros afirma que la hostelería no es la responsable de la situación. «He venido a coger un café para llevar. La culpa no es de la hostelería, es de la gente. La gente pasa, y no solo los jóvenes, sino todas las edades. Necesitamos más mano dura, que las multas sean más elevadas y se paguen de inmediato».

José Mari Rey, del Bar Tomás Gros (en Miracruz) señala que «el servicio de llevar no se aproxima a uno habitual. Es un servicio que prestamos a los clientes, pero con el que no hacemos demasiado dinero. Hemos adecuado los horarios porque no nos merece la pena estar abiertos todo el día. Cubrimos las necesidades que pueda tener la gente, porque tratamos de sacar a empleados del Erte, algunos todavía no han recibido las ayudas de diciembre. Ofrecemos cafés y luego a las 15:30 comida para llevar, pero cenas no».

El cierre de la hostelería pero sobre todo el confinamiento municipal afectan a muchos comercios de San Sebastián. La Mercería La Rueca de la calle Fuenterrabia de la capital guipuzcoana sufre sus consecuencias. «Hay menos gente por la calle y entran menos. Echamos de menos a nuestras clientes de la provincia», destaca su propietaria, Eider Batillori Altuna. «Lo único positivo de estos meses es que la gente pasa más tiempo en casa y está cosiendo mucho más. De esta forma compensamos», añade la propietaria de la mercería mientras realiza arreglos en un pantalón.

Las mesas y sillas candadas se amontonan junto a los bares cerrados.

«La situación es un desastre, pero lo vemos normal», afirman Andoni e Iñigo, compañeros de trabajo, en la calle Peña y Goñi. «Solemos ir siempre al mismo bar para tomar el café a las nueve de la mañana, pero hoy está cerrado y hemos tenido que cambiar. Solemos tomarlo en la terraza, pero a partir de hoy ya no podemos. Calculamos un mes para poder volver a la normalidad», señalan.

«¿Y así hasta cuándo?». Es la pregunta que más repiten los clientes al ir a comprar café para llevar.

Las calles peatonales del centro de San Sebastián con gran número de bares y terrazas permanecen desiertas. Ejemplo: la calle Reyes Cotólicos.

Los locales de juego y apuestas también deben permanecer cerrados en San Sebastián. En este establecimiento cerrado al público aprovechan para realizar labores de mantenimiento en sus instalaciones.

El bar Tximista, en la plaza Biteri de Gros, también ha amanecido con las persianas bajadas.

Las restricciones impuestas a la hostelería para atajar la expansión del virus, cierres obligados incluido, está generando dramas económicos en los hosteleros, incapaces de sostener sus negocios. Muchos volverán a abrir «a duras penas» cuando se lo permitan, otros se ven abocados a cerrar ya para siempre.

Por centros de salud, Amara Berri es el que cuenta con una mayor tasa de transmisión en la ciudad, con 615 casos. Egia (553), la Parte Vieja (527) y Bidebieta (513) son las otras tres zonas que se mantienen en rojo en el mapa Covid de San Sebastián.

La panadería Lekuona de la calle Isabel ll de Amara ha vuelto a su servicio take- away. Números clientes se acercan al establecimiento para comprar un café. «El servicio para llevar funciona muy bien porque hay gente que trabaja en oficinas cercanas que no tienen a donde ir», señala su dueño Aitor Lekuona.

Diego, cliente de Vamos, afirma: «Siempre vengo a pedir cafés para llevar, trabajo aquí al lado, así que para mí no cambia mucho la cosa. Lo único es que ya no podemos tomar el café en la terraza».

Nacho Rodríguez, de 'Vamos Café' en Gros, señala que hay que mentalizarse «para ver si en dos semanas podemos volver a la normalidad. Llevamos abiertos desde las ocho de la mañana y desde el primer momento hemos tenido clientes. Nuestro fuerte es el café y la verdad es que es una ayuda poder servir para llevar. Tenemos la suerte de tener una clientela fija que suele venir para coger para llevar y se lo agradecemos. Al ser la segunda vez desde noviembre que tenemos estas condiciones, ya estamos más preparados. Solo esperemos que el tiempo acompañe como en noviembre y la gente se anime a venir».

Los bares, como el de 'La Plata' de Gros, amanecen con las persianas bajadas en un día muy lluvioso.

Iker desayuna un bollo y un café para llevar antes de empezar sus quehaceres diarios.

Con San Sebastián son ya 16 los municipios en máxima alerta en Gipuzkoa. Son 14 con más de 5.000 vecinos -Andoain, Azpeitia, Donostia, Elgoibar, Hernani, Irun, Lasarte-Oria, Ordizia, Orio, Pasaia, Tolosa, Urnieta, Zumaia y Zumarraga-, y dos 'pequeños', Zestoa y Mendaro. Esto significa que están en zona roja cerca de 420.000 guipuzcoanos, el 58% de la población.

San Sebastián amanece con las persianas de bares y restaurantes bajadas, debido a la alta incidencia del Covid-19. La capital estrenó la semana con una tasa de 486 casos, el martes cedió al virus superando el medio millar y los últimos días no ha logrado descender de este umbral, por lo que ayer -con 530 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, ya se hizo un hueco en ese listado de localidades en zona roja, que se actualiza cada lunes y cada jueves.

Arrancamos este directo desde la plaza Irun en el barrio de Amara. Un recorrido por Donostia a primera hora de la mañana en su primer día en zona roja.