El urbanismo «orgánico» que transformará el Infierno en un «remate de calidad» para Donostia

Larzabal, autora entre otros proyectos de la remodelación del estadio de Anoeta, ha destacado el carácter «orgánico» y «responsable» del diseño elegido para el futuro Zubiberri, nombre que esta zona situada en el oeste de la ciudad tomará prestado de uno de los antiguos edificios ya derribados.

«Pasamos de lo cartesiano, de la manzana abierta, hacia un urbanismo orgánico con giros, curvas y movimiento», ha avanzado la arquitecta donostiarra, quien ha recordado que «hace 25 años hubo gente visionaria que apostó por convertir el Infierno en un espacio de calidad».

Para «rematar» la ciudad al final de la avenida de Tolosa, se construirá una rotonda de 50 metros de diámetro que va a «estructurar el pequeño caos circulatorio actual», se prolongará el vial de Errotaburu que hoy termina en un fondo de saco para llegar hasta el nuevo barrio y se sacará a cielo abierto la regata de Añorga. Todas estas actuaciones permitirán «propiciar recorridos peatonales para integrar» el ámbito en el núcleo urbano.

Larzabal ha subrayado la importancia que su proyecto otorgará a «la quinta fachada». «Si quitamos suelo para poner edificios, repongamos ese suelo en las cubiertas», que dispondrán de medidas de «eficiencia y sostenibilidad energética y social» con la «integración de la vegetación», además de piscinas comunitarias y particulares.

Los dos edificios que ha diseñado la arquitecta conforman la promoción de 135 viviendas libres que ya comercializa la inmobiliaria Loiola, con 13 y 7 plantas y 100 y 35 pisos de diferentes tipologías, respectivamente. Como hito arquitectónico dentro de esa idea de urbanismo «adaptativo y regenerador», estos dos bloques ofrecerán «terrazas perimetrales» a los futuro residentes, de modo que las viviendas sean «totalmente exteriores buscando la ventilación transversal natural y la calidad lumínica». «La pandemia ha reforzado la necesidad de contar con espacio exterior en los pisos», ha concluido Larzabal.

Entretanto, las operaciones de preparación del terreno en el Infierno avanzan al ritmo previsto. Ya se han acometido todos los derribos programados excepto el de la antigua Casa de Camineros de la Diputación. Las máquinas se centran estos días en retirar las toneladas de escombros resultantes de las labores de demolición y, una vez caiga el último edificio que queda en pie, será el momento de limpiar y allanar el solar para iniciar la fase constructiva propiamente dicha. Se estima que las primeras viviendas se entregarán a finales del próximo año.

Además de los 540 pisos previstos, el Ayuntamiento ha reservado una parcela triangular situada en el extremo norte del ámbito, junto a Errotaburu, para la construcción de 35 apartamentos dotacionales que se destinarán a paliar las necesidades de vivienda de jóvenes o mayores.

El acuerdo de reparcelación que la Junta de Gobierno Local aprobó en marzo incluye la obligación por parte de las empresas promotoras de levantar un bloque de cuatro plantas y 1.500 metros cuadrados de techo en el que el consistorio creará estos alojamientos, cuyo segmento de población de destino –jóvenes o mayores– está aún por determinar y dependerá de las necesidades concretas de esta zona de Ibaeta.

Para amortiguar el ruido del tráfico y hacer del futuro Zubiberri un lugar más amable y humano, se instalarán pantallas acústicas tanto en la Variante como en la avenida de Tolosa.