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Técnicos examinan la fila curva de maderas aparecida ayer en la playa de Ondarreta. Arizmendi

San Sebastián

Aparece el casco de un viejo barco en Ondarreta

Tras el hallazgo en agosto de la 'costilla' de una antigua barcaza, aflora lo que puede ser el casco de un barco, que investiga ya el Departamento foral de Cultura

Aingeru Munguía

San Sebastián

Jueves, 5 de septiembre 2024, 02:00

La playa de Ondarreta es una caja de sorpresas. O, más bien, una especie de museo que esconde bajo la arena restos de la historia ... de la ciudad. Hace un mes apareció con las mareas vivas la cuaderna o 'costilla' de un viejo barco hundido en la zona. Una pareja descubrió ayer una fila de maderas que les llamó la atención y que, tanto la Sociedad de Ciencias Aranzadi como el servicio de Patrimonio del Departamento de Cultura de la Diputación, creen que puede ser parte del casco de una embarcación que podría guardar o no relación con la hallada hace unas semanas a unos 35 metros de distancia.

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La erosión que sufre la parte occidental de la playa de Ondarreta está permitiendo este verano que afloren materiales que han permanecido hundidos décadas o siglos. La fuga de arena ha sido tal que el muro de costa del Paseo Eduardo Chillida ha quedado descalzado y han aparecido restos pétreos y de hormigón como los que anclaban al fondo marino la antigua conducción de agua a la isla Santa Clara. Este fenómeno es el que permitió el hallazgo el 5 de agosto de la cuaderna de un antiguo barco hundido.

El nuevo descubrimiento se realizó ayer. Una pareja de donostiarras formada por Jon Mujika y Mirari Zubeldia paseaba por la arena cuando les llamó la atención una fila de tablones ennegrecidos que afloraba ligeramente sobre la arena durante la bajamar. Como conocen al biólogo Jon Etxezarreta, miembro de Aranzadi que descubrió la cuaderna hace un mes, le llamaron para explicarle lo que habían visto en la arena. En cuanto pudo, Etxezarreta se acercó al lugar y lo comunicó al arqueólogo de Aranzadi Alfredo Moraza, quien contactó con el Servicio de Patrimonio del Departamento foral de Cultura.

Detalle de la madera descubierta, rodeada de agua de mar. Sara Santos

La arqueóloga foral Mertxe Urteaga, quien se encargó de documentar el primer hallazgo hace un mes, llegó a la playa y confirmó las sospechas. Todo parece indicar que se trata de los tablones del casco de una vieja embarcación que podría estar debajo de la arena.

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La forma curva que trazan las maderas, su grosor de entre 2-3 centímetros y su aspecto ennegrecido apuntan a esta hipótesis que habrá que confirmar a partir de ahora.

Hoy seguirá la investigación

Es previsible que en la bajamar diurna de hoy (12,34 horas) continúe la investigación con el objetivo inicial de establecer, al menos, la longitud de esta embarcación. Urteaga señaló en la playa que para aflorar todo el casco hundido no valdrá con retirar la arena de alrededor –como se hizo con la cuaderna en agosto– habrá que realizar «un proyecto» que establezca un método fiable de afloramiento de la estructura hundida en una zona muy comprometida al estar en la zona intermareal de la playa y, por tanto, está sometida a la subida y bajada del nivel del mar. Hoy mismo los técnicos forales contarán solo con un par de horas para trabajar en el lugar antes de que el mar vuelva a cubrir el hallazgo.

Dos descubrimientos

Aún se desconoce si el nuevo vestigio tiene algo que ver con la cuaderna hallada hace unas semanas

La arqueóloga apuntó que hay una técnica compleja que consiste en crear pequeños enconfrados a diferentes niveles de profundidad de la arena con un mecanismo de extracción del agua que entraría con la subida y bajada de la marea, lo que daría tiempo para lograr excavar completamente el casco. Pero es una técnica «compleja y costosa» que habría que estudiar en profundidad para ver si en este caso, con los condicionantes de Ondarreta y de la fuerza de las mareas, permitiría el objetivo de descubrir el conjunto del pecio.

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Jon Etxezarreta indica el borde del casco sumergido en la arena. Sara Santos

Todo ello ha comenzado a ser valorado por la Diputación y la primera cita será hoy en la arena de la Ondarreta. La extracción de la cuaderna el pasado 7 de agosto provocó cierta expectación en la playa. Aquella operación fue realmente sencilla. Los trabajos para izar la madera comenzaron con el desenterramiento cuidadoso de la pieza. Se colocó un tablón para proteger la cuaderna y, posteriormente, con ayuda de un alambre curvo, se introdujeron bajo la madera unas cinchas –que se envolvieron en cilindros de foam– para asegurar su estabilidad durante la izada. Un camión grúa, que esperaba en el paseo de Eduardo Chillida, se encargó de subir suavemente la pieza hasta el vehículo, ante la atenta mirada de decenas de personas que siguieron de cerca la operación. El dispositivo fue diseñado por el restaurador Giorgio Studer, presente junto a Mertxe Urteaga durante la evacuación de la cuaderna.

Los primeros indicios apuntan a que esta 'costilla' podría pertenecer a «una barcaza de fondo plano» como las que se utilizaban para «navegar durante la pleamar por zonas de poco calado de la regata de Igara».

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La técnico foral señaló que estas embarcaciones «transportaban arena y otros materiales de construcción» por esta zona de marismas que llegaba hasta Portuetxe y Errotaburu. La regata de Igara, o del Gorga, desembocaba en la playa Ondarreta y fue navegable hasta «principios del siglo XX», lo que ayuda a explicar la existencia de restos de embarcaciones.

Primera análisis visual

La arqueóloga foral cree que debajo de los listones puede aparecer el resto de la embarcación

La cuaderna está siendo sometida en Gordailua a un proceso de limpieza superficial para después ser introducida en una piscina de agua dulce donde se mantendrá durante «mucho tiempo» para extraerle la sal. Una vez superada esta fase se analizará el tipo de madera y se estudiará «la huella instrumental» realizada para tallar la cuaderna, lo que «dará indicaciones sobre su cronología». Finalmente, se someterá a «la prueba de dendrocronología» para poder datar con mayor precisión el momento de su construcción. Los técnicos apuntaron entonces que el conjunto de la investigación podría prolongarse «entre 2 y 4 años». Ahora, con el nuevo descubrimiento, se le acumula el trabajo al servicio foral de Patrimonio, que tendrá que determinar si el nuevo hallazgo tiene algo que ver o no con el primero.

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