Pasión por la vida (y muerte) de Jesús
Se muestran seis escenas de las últimas horas de la existencia del Nazareno y un epílogo, en un espectáculo de luz y sonido
CRISTINA TURRAU
Viernes, 14 de abril 2017, 09:27
'Lo que has de hacer hazlo pronto. Sí, lo haré. Será el final de esta miseria en que ha venido a parar todo lo que ofrecías. No hay reino sin riqueza, gloria y poder y tú prometiste un reino. Y, ¿qué nos has dado? Hambres y frío, privaciones y fatigas, huyendo de día y noche por los caminos, como canes vagabundos. Siempre fui el último, mendigo de mendigos, menospreciado y humillado por todos, incluso por los tuyos. Ahora sabréis que el Iscariote vale para algo. Sí, es conmigo con quien ha pactado el Sumo Pontífice. De igual a igual. Siempre fui el último, mendigo de mendigos, menospreciado y humillado por todos, incluso por los tuyos. Ahora sabréis que el Iscariote vale para algo. Sí, es conmigo con quien ha pactado el Sumo Pontífice. De igual a igual. Y Judas, sí cumple lo que promete'. Son palabras que sonarán hoy en la representación de 'La pasión de Cristo', que pronuncia Judas Iscariote. Aunque suenan por megafonía, seguro que el personaje que encarna a quien traicionó a Jesús se las sabe de memoria y muchos otros también: la obra se lleva representando en San Sebastián desde 1963.
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Hoy.
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A las 21.00 horas, en la calle Amara, en el entorno del número 23. Se representa al aire libre.
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Escenas.
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La última cena, la oración del huerto, prendimiento de Jesús, Jesús ante Herodes y Pilatos, camino del Gólgota, la crucifixión y Jesús vive.
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Vecinos.
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Intervienen 42 vecinos de Amara Viejo que dan vida a personajes del entorno de Jesús.
Pablo García Azpillaga, don Pablo, párroco de la iglesia de Santiago Apóstol, en la calle Amara, que ya ha cumplido los 90 años, sabe algo de todo esto. Y además, quita importancia a eso de la edad. «Mi concepto es que un cura, si puede, no se debe de jubilar», explica. «Yo soy de Aia, Zestoa, pero cuando se me ocurrió todo esto estaba en Madrid, dedicado a trabajar en ambientes populares o marginales. Una forma de transmitir el mensaje de liberación de Jesús -porque es liberador, ya que muere por salvarnos- fue hacer una representación en Madrid. Y cuando me trasladaron a San Sebastián y a este barrio, que entonces era marginal, desde la plaza Easo decidimos continuar. Estamos hablando de los años 1960 y 1961».
Don Pablo venía curtido de la barriada del Pozo del Tío Raimundo de Madrid, donde había trabajado. «Empecé siendo seminarista, con otros: un boliviano, un malagueño, uno de Madrid y yo fundamos el movimiento Mundo Nuevo». Eran unos idealistas comprometidos. El movimiento Mundo Nuevo se trasladó a Nicaragua, Bolivia y Brasil. «Pero estos movimientos alrededor de la Iglesia no han sido bien acogidos», ríe don Pablo. ¿Eran demasiado modernos, demasiado avanzados? «En los barrios donde se trabajaba, sí. Pero en otros lugares, no». «En América, Mundo Nuevo pasó a convertirse en un partido político con opción cristiana. Aunque nosotros nos solemos reunir de vez en cuando...».
- ¿Los fundadores?
«No, los fundadores ya la han palmado», ríe el sacerdote. «Nos reunimos los seguidores. Pero estas instituciones no tienen porvenir. No nos aliamos con ningún partido político. Somos internacionalistas. Uno de los rasgos de nuestra actitud es romper fronteras...».
- Esto no se lleva...
«Pero siempre siguiendo el mensaje de liberación que nos trajo Jesús. Recordemos que es un hombre que, por liberar a la humanidad da su vida».
- Menudo precio...
«Y para presentar ese mensaje y para que la dente se comprometiese con ese mensaje, con esa actitud liberadora en la sociedad, ideamos esta obra. Nosotros éramos unos soñadores. Y encima, los que procedemos de la Gipuzkoa profunda, aún más soñadores».
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- ¿Sí...?
«Un poco 'eruas'. Badakizu zer dan?»
- Locos, ¿no?
«Recibíamos ese sentido de la mujer, de nuestra madre. En Gipuzkoa se debe todo a la mujer. Eran entregadas a la causa del pueblo desde un sentido cristiano. Eso no se entiende ahora. Nadie sigue ese mensaje. Pero está totalmente vigente si alguien quiere buscarlo. Las que me apoyaron entonces aquí, las que apoyaron este mensaje políticamente incorrecto y religiosamente incorrecto, fueron las antiguas milicianas, las mujeres comunistas. Me apoyaron en 1961. Con ellas se empezaron a realizar actividades de teatro y populares para explicar el mensaje de Jesús a la sociedad».
«Vive entre nosotros»
El momento favorito de la representación para don Pablo es la frase de Jesús en la cruz: 'Perdónalos, porque no saben lo que hacen'. Y el mensaje final, 'Cristo vive'. «Porque vive entre nosotros», afirma. «Solo es un cartel al final de la representación, pero está entre nosotros porque lo que ha hecho es liberar a la humanidad. Es el mensaje que debemos llevar, el dar la vida por los demás».
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Pilatos sería en su opinión el símbolo de la sociedad, el que se lava las manos, «como los políticos de todos los partidos hacen», afirma. «Respetándoles, ¿eh? Pero son ambiguos. Ahora dicen una cosa, luego otra. Y sobre todo los de nuestra tierra. Aquí hay dos actitudes. El tener y el ser importante. Más en Gipuzkoa que en otros sitios. Aquí hay más bienestar, se vive mejor que en cualquier sitio. Es el paraíso».
- Deberíamos ser todos felices, entonces...
«No estoy en contra, desde luego. Pero para que la sociedad sea más fraternal, para que cambie, necesitamos algo más. Los miembros de la sociedad del bienestar, siendo formidables, no cambian la sociedad porque no les interesa. Lo que damos no es caridad. Porque si uno tiene mucho debe compartir. Y esta idea molesta mucho. Yo no voy contra nadie. Respeto a todos. Si uno quiere ser así, adelante. Nuestra idea no ha cuajado y el movimiento Mundo Nuevo tuvo que reconducirse como asociación».
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Marcos Roca, de 46 años, es Juan el Evangelista en la representación. «Al principio de la obra digo que doy fe de este evangelio y soy una especie de narrador. En los momentos más importantes aparece la voz en off del evangelista. Va haciendo una guía de la Pasión».
Santiago Balda tiene 13 años y es la primera vez que sale. Hace de romano y ha visto la representación con anterioridad. «Es algo bonito, un buen recuerdo», dice.
De Verónica hace Arantxa Jauregi. «Salgo al encuentro de Jesús cuando se ha caído ya tres veces. Intento secarle el sudor de la frente y su faz aparece en la tela que llevo». Iziar es María desde los 17 años y madre en la vida real de Ander Arizaga, que hace de Jesús. «En el trabajo ya me dicen que me queda poco para la crucifixión, poco de vida», dice Ander. «Se lleva bien. Luego les mando la foto...».
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