Xabier Isasa: «Somos un club con mucha tradición, pero sin mucha dimensión»

– ¿Qué supone este ascenso?

– Es una alegría, sobre todo para el pueblo y para los remeros, que lo han dado todo. Es un subidón para seguir adelante y te da tranquilidad porque es una señal de que has hecho bien el trabajo. El ascenso no era un objetivo marcado, aunque sí estaba en nuestro pensamiento.

– No era un objetivo, pero viendo la gente que se desplazó hasta Portugalete y luego el recibimiento, se nota que había ganas.

– Eso sí. Además, para algunos remeros, para Asier (Carballeda)y para los que estábamos en el club cuando descendimos, ha sido una forma de sacarnos una espina.

– Era el tercer intento de ascenso tras dos playoffs fallidos. ¿Cómo lo vivieron?

– Pues en principio con el objetivo de afrontarlo con una mayor tranquilidad. Técnica y físicamente el equipo ya estaba hecho y sabíamos que la clave era mental, sobre todo por lo que respecta a la regata de Bermeo. Sabíamos que si hacíamos bien las cosas allí, si estábamos tranquilos y serenos, podíamos estar en la lucha. Lo sabíamos por las dos experiencias anteriores en las que los remeros aprendieron que ponerte nervioso no sirve de nada y que es mejor creer en tí mismo. Y como habíamos terminado bien la temporada, ganando la Liga ARC y las contrarrelojes este año se nos habían dado bien, pues todo eso nos dio un poquito más de tranquilidad. Ya nos los dijo un remero de Meira en la clasificatoria que ellos el año anterior habían subido por concentración y por estar mentalmente frescos. Todo eso lo interiorizamos bien y aprendimos la lección.

– Y ¿cuánta confianza les dio no sólo el resultado de Bermeo, sino la forma de ganar?

– Nos dio aún mayor tranquilidad. Habíamos hecho mucho hincapié en esa regata y el objetivo era estar entre los tres primeros para luego tener posibilidades en Portugalete. Por las referencias de la clasificatoria de La Concha esperábamos más de algunos otros clubes y el vernos primeros fue muy importante porque los playoffs tienen mucho de mental, aparte de la condición física.

– Santurtzi puede ser el ejemplo de lo que dice.

– Sí, en Bermeo había muchísima afición de Santurtzi. Eso a veces juega a favor y otras, en contra. Tenían además el peso de la historia, un año complicado como el que han vivido y todo eso es difícil de gestionar en las dos semanas previas al playoff. Al final, en un bote hay gente que todo eso lo puede asimilar mejor, pero otros pueden autopresoinarse.

– Hablando del peso de la historia, ¿cuánto ha pesado esa mochila en San Pedro estos cuatro años en la ARC?

– Al final pesa. Tenemos una historia, pero la historia se hace día a día. Porque tengas quince Banderas de La Concha o siete Campeonatos de Euskadi no ganas una regata. Nosotros, cuando entramos al club, ya sabíamos que teníamos que ir poco a poco, acertando en las decisiones, mirando al largo y no al corto plazo, buscando un equilibrio. Sabemos que en el deporte mandan los resultados, pero también veíamos que el proceso era importante, el escoger a la gente adecuada para que entendiese cómo estaba el club y la estructura que tenía. Somos un club con mucha tradición, pero sin mucha dimensión. No nos tenemos que comparar con Orio o Hondarribia, que tienen una capacidad económica más fuerte, más gente... Hay que partir de tú realidad y, a partir de ahí, hay que acertar, mejorar y crecer. El peso de la historia siempre está ahí, a veces ayuda y a veces mete presión, aunque bendita presión.

– Y con la actual estructura, ¿están preparados para competir en la ACT?

– Creo que por material humano, sí. Luego lo que le supone a San Pedro estar en la ACT y la estructura que tiene que montar para mantener una trainera competitiva y para tener una plantilla que sepa competir en la ACT, pues es un coste que habrá que asumir, aunque yo tampoco tengo miedo. Los logros deportivos no tienen que ser un objetivo sino una consecuencia. Queremos estructurar el club para que siga latiendo y tenga oxígeno. Creo que somos competitivos dentro de nuestra dimensión y de nuestra estructura. Aquí la palabra es ilusión, ilusión de que la Libia esté ahí arriba y compita.

– ¿Clubes como Getaria u Ondarroa pueden servir de ejemplo?

– Sin ningunda duda. Y clubes como Isuntza o algunos de la ARC. Nosotros siempre estamos interesados en ver cómo funcionan otros clubes, incluso San Juan. No es un tema de copiar, cada uno tiene su modelo, y el nuestro es el de encontrar ese equilibrio entre la gente que venga a aportar a San Pedro con una base de gente de casa. Yo siempre digo que el gran triunfo del club es cuando un chaval o una chavala elige San Pedro para remar y no otro club. Ahí empiezas a ganar banderas. Nosotros luego tenemos que crear un clima adecuado para que aprenda a remar, para que adquiera unos valores, para que se sienta a gusto aquí, aunque luego ya sabemos que puede tener ofertas, pero el club tiene que preocuparse en crear una estructura adecuada y ser un club atractivo.

– Lleva dos años al frente de Sanpedrotarra, aunque antes estuvo como directivo. ¿Le abruma esta responsabilidad?

– No. Yo al final soy uno más del pueblo. He mamado San Pedro, mi padre me inculcó lo que es San Pedro, he tenido vecinos remeros como Jon Sistiaga. Sé lo que tengo entre manos. Siempre hay días malos, días en los que no sabes si estás acertando, aunque no soy yo solo, conmigo hay mucha gente en el club que también es importante. La responsabilidad es obvio que existe, pero todo esto, más que presión, es pasión. Si no acierto, la gente ya sabe que no es con mala intención. Todo lo que consiga como presidente lo conseguiré también como aficionado. Ahora toca trabajar para ver si somos capaces de meterle este sentimiento morado a toda esa chavalería que el domingo estaba en Portugalete porque nosotros hemos visto a la gran Libia, pero ellos no han tenido oportunidad de celebrar muchas cosas y verles abrazarse a los remeros son logros que no son una bandera, pero que son muy simbólicos. Esa química, a la larga, le va a aportar mucho al club. Son semillas para el club.