Un suspiro, una bandera... Y una maldición

Hay suspiros de amor, de dolor, de alivio, de pena. Incluso una canción de Estrellita Castro titulada 'Suspiros de España', que ahora tampoco viene a cuento. El de Matrix Hondarribia ayer en Sestao fue un suspiro de 70 centésimas, un tiempo que para cualquier mortal es imperceptible porque en 70 centésimas en realidad no podemos hacer nada, o casi nada. Sin embargo a la Ama Guadalupekoa esas 70 centésimas le sirvieron para ganar su segunda bandera de la temporada y dar caza en el liderato a Donostiarra, que como Orio salvó los muebles. Si 70 centésimas llevaron la alegría a Hondarribia, a Bermeo llevaron la frustración de ver cómo se les escapaba una victoria a la que durante muchos momentos de la regata se hicieron acreedores y que vieron volar por un error de cálculo de Gorka Aranberri que él mismo reconoció tras la regata. «He metido la pata», se sinceró. Le honra.

Esa mala decisión de Aranberri refleja la dificultad que tuvieron los patrones para leer la regata. La corriente a favor de brankas se compensaba con el viento en contra, y al contrario en popare. Sin conocer exactamente si era mejor apostar por la fuerza de la corriente o la del viento, los patrones tuvieron que decidir y, en lugar de seguir la norma, Aranberri prefirió guiarse de su instinto, ése que tantas veces le ha llevado al triunfo, y optó por variar el rumbo. Esta vez se equivocó y maldijo su decisión.

Sabido es en Sestao que el sorteo de calles condiciona. Y mucho. Ondarroa, Lekittarra y Orio salieron del mismo con la certidumbre de que esa tarde tocaría defenderse porque la calle 4 no dejaba lugar a la duda. Cabo, Getaria y Hondarribia fueron premiadas con la calle 2, que fue buena, aunque la diferencia respecto a la 1 y la 3, por las mareas muertas, no resultó tan decisiva.

La victoria de Cabo en la primera tanda por esa calle 2 confirmó las previsiones. Los de Boiro, últimos en tres de las cuatro últimas regatas, ganaron su tanda con solvencia y aunque perdieron dos puntos por 86 centésimas, el viento parece que empieza a soplar a favor en la comarca del Barbanza.

Getaria también estuvo en la pelea por el triunfo en su tanda por esa calle 2, pero la tensión que vivió con Zierbena no le ayudó. Los galipos, por la calle 1, enfilaron su trainera hacia la calle 2 y a los pocos metros ya habían recibido un aviso del Juez de Mar. Tanto a la ida como a la vuelta hubo momentos en los que apenas un metro separó las palas de ambas traineras, lo que hizo que el juez tuviera que emplearse a fondo.

De esa lucha casi se aprovecha Kaiku, que con Lekittarra condenada a ir por la 4, tuvo medio campo de regateo a su disposición para elegir el mejor rumbo y ser proa de regata hasta prácticamente la última palada, cuando Zierbena, que voló por esa calle 1 en los metros finales, no solo distanció a Getaria, sino que superó por dos centésimas a la Bizkaitarra y a Cabo.Urdaibai y Hondarribia, por las calles centrales, fueron a la par durante gran parte de la regata. Orio se despidió a las primeras de cambio, iniciando una crono contra sí mismo que le obligó a una fortaleza mental enorme porque, por momentos, llegó a ser penúltima. Salsamendi, con pocos efectivos en su plantilla, hizo debutar a Jokin Azkonobieta y a Jon Olaizola como proel. Finalmente pudo salvar los muebles.

A Donostiarra le pasó algo parecido. Se mantuvo unos minutos en la pelea, siempre unos segundos por detrás, pero en el segundo largo cedió, si bien esa calle 1 le permitió ser tercero, amortiguar el golpe y mantener el liderato.Así que todo quedó en un mano a mano entre la Bou Bizkaia, proa de la regata la mayor parte del tiempo, y la Ama Guadalupekoa, que nunca fue más de dos segundos por detrás.

Con esa desventaja llegó al último largo en el que se tiró a la calle 0 para buscar una corriente en contra más suave. Urdaibai, a diferencia de lo que había hecho el resto, se fue hacia la 2 y no hacia la 4 y rápidamente los de Orbañanos se pusieron a la par. Aranberri, viendo que la bandera se les escapaba, se fue a babor para volver a donde estaba. Demasiados metros de más. 70 centésimas. Un suspiro. Una bandera... Y una maldición.

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