Ultras del Anderlecht, por las calles de Donostia. Lobo Altuna
Real Sociedad

Los ultras del Anderlecht portaban tarjetas de un bufete de abogados de Valencia

Al ser detenidos, todos recurrieron a la defensa del mismo servicio jurídico con experiencia en casos de desórdenes públicos similares

Gaizka Lasa

San Sebastián

Viernes, 4 de octubre 2024

Los cinco ultras del Anderlecht detenidos el jueves portaban la misma tarjeta de un bufete de abogados de Valencia, al que se remitieron ante la ... Ertzaintza para defenderse en el procedimiento judicial que les esperaba. Este hecho confirma que dentro de su plan preveían ser arrestados y refuerza la sensación de impunidad transmitida durante los incidentes, primero ante la afición de la Real y después ante los agentes de la Ertzaintza. Los detenidos, así como muchos de sus colegas identificados, traían la consigna de no dar más explicaciones de las sugeridas por el grupo de abogados con experiencia en la defensa de autores de otro tipo de incidentes de desórdenes públicos.

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Los belgas tenían a mano la tarjeta del bufete valenciano, en cuyas manos se pusieron en cuanto fueron detenidos. Tan organizada demostraron tener su estrategia de defensa que la pregunta apunta hacia una financiación conjunta y el propio club de fútbol del Anderlecht emerge como principal sospechoso.

Los alrededor de 300 ultras del Anderlecht ya venían precedidos por su fama de peligrosidad y ayer se confirmó que también tienen un servicio jurídico detrás. El grupo más ruidoso estaba compuesto en su mayoría por jóvenes vestidos de negro de arriba a abajo. Muchos de ellos no superarían la barrera de los 30 años. Durante la 'kalejira' amenazaron e intimidaron a fotógrafos locales para que dejaran de desempeñar su trabajo. Algunos incluso se llevaron el dedo al cuello en numerosas ocasiones para indicar que les iban a cortar el cuello si proseguían con su labor informativa.

Un reportero de televisión también fue advertido por otro individuo de edad más avanzada que tenía vínculo con la facción más radical para que su operador de cámara dejara de grabar a sus compañeros. Este hombre formaba parte de una camarilla menor compuesta por unos cinco varones de mediana edad que transmitían indicaciones al grupo más numeroso. También ejercían como intermediarios para tratar con los agentes de seguridad. En la expedición del Anderlecht había policías belgas uniformados que se coordinaban con la propia Ertzaintza.

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Bastaron dos gritos de miembros de este reducido grupo de seguidores para que la comitiva belga ultra comenzara a andar. Los hinchas más ruidosos pertenecían en su mayoría al grupo ultra 'Mauves Army' (Ejército Malva). Esta agrupación, creada en 2003, no es la más numerosa en el entorno del Anderlecht. Le supera 'BCS' (Brussels Casual Service), un grupo de ideología ultraderechista fundado en 1996 y un historial delictivo temible en su país y en diferentes partes de Europa.

Los miembros de 'Mauves Army' no tienen una ideología política tan definida como el 'BCS', pero han protagonizado suficientes incidentes violentos en su trayectoria como para ser catalogados como peligrosos. El jueves encendieron bengalas y antorchas de humo por las calles de Donostia y entonaron cánticos contra la Real, además de «¡Puta España, puta Sociedad!».

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Muchos de estos seguidores llevaron sus rostros cubiertos con capuchas, pasamontañas o máscaras. Algunos portaron siniestras máscaras de payaso para no ser reconocidos fácilmente. Más tarde, se descubriría que la mayoría también portaba su tarjeta de un mismo bufete de abogados.

Erne exige medidas ante una dinámica «insoportable»

El sindicato Erne manifestó ayer su hartazgo por los incidentes en torno al fútbol. Su portavoz, Aitor Ochoa, declaró que «es insoportable aguantar esto y la UEFA debería hacer mucho más para tener estos grupos controlados. Un plan de Seguridad como el del jueves cuesta dinero y genera trabas a la sociedad. Entre los partidos de la Real, el Athletic y el Baskonia, se llevaron un tercio de la plantilla, y no puede ser. La sociedad tiene muchas otras necesidades».

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