Brais Méndez controla el balón ante dos jugadores del Logroñés. josé mari lópez
El seguimiento a...

Para qué tocar el balón si está Brais

Parece que se acaban las 'realadas' y pesadillas coperas con esta Real que ni siquiera busca el segundo gol para vivir un final sin sobresaltos

Jueves, 5 de enero 2023, 07:26

No le gustan las sonrisas a la Real. Se pone seria siempre que hay algo en juego. Lo hizo en Becerril, contra el Panadería ... Pulido, en Ceuta y ayer en Logroño no podía ser de otra manera. Guarda la sonrisa para cuando acaba el choque. Ha interiorizado lo que quiere Imanol; plantear un partido del mismo modo en Las Gaunas que en Old Trafford.

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En el templo de Mánchester marcó Brais. Y ayer si no lo hizo es porque no quiso. Aunque le podemos sumar el tanto de la victoria realista. No lo haremos porque Robert Navarro tuvo su mérito, por supuesto. Dentro de poco veremos anuncios del nuevo desatascador que ha aparecido en el mercado. Les suena el nombre: Brais Méndez Portela. El gallego se ha empeñado en que no paremos de hablar de él. Y ya no es que decante partidos con goles o asistencias. Lo hace con gestos. Mágicos. Como el del minuto 32, que sirvió para desatascar el partido y mandar a la Real al bombo.

Illarramendi filtra un balón que va demasiado tocado y lo que hace el de Mos es abrir las piernas para que corra el cuero, desactivar a dos defensores del Logroñés y en una décima de segundo Navarro fusila al meta riojano. Para qué va a tocar el balón la Real si está Brais. El gallego está más que de dulce. Firma una obra de arte que vale un pase a octavos de final. Brais jugó todo el partido porque no lo hará el domingo en Almería. Ahí Imanol deberá buscar a otro ilusionista aunque los tiene de sobra. Silva, mismamente, o el que considere oportuno para asaltar el Juegos del Mediterráneo almeriense.

El 23 de la Real fue el encargado de escanciar el vino en cada ataque. De poner milimétricamente cada envío a balón parado. De dar pausa o mover el balón de lado a lado. Sorloth, Merino o Navarro tuvieron la opción de hacer el segundo. De hecho, tres minutos antes del gol, el exjugador del Mónaco mandó fuera un centro medido del media punta txuri-urdin. El propio Brais disparó a puerta, pero sus lanzamientos los repelieron los defensas del Logroñés.

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Eso hubiera sido un problema en otro lustro. Ahora no. La figura de Imanol trasciende hasta haber acabado con las temidas 'realadas'. Aquellas noches frías de Anduva, Zamora, Beasain u Hospitalet han llegado a su fin. Toda Gipuzkoa soñaba ayer con un segundo gol que calmara las intenciones del Logroñés –un equipo mucho mejor que el Coria, con todos los respetos a la escuadra extremeña– antes de que en los diez últimos minutos, los seguidores blanquiazules se quedaran sin uñas. Pues nada. Una pulsación de media subió la frecuencia cardíaca a la hinchada realista. Cero problemas. Ninguna ocasión concedida. Remiro podría incluso haber departido con el recogepelotas o los seguidores que estuvieron detrás suyo en la segunda parte.

Esta nueva Real no sufre. Se toma el partido con seriedad y termina riéndose. Le quedan cuatro estaciones hasta la hipotética final. Un poco de suerte en el sorteo, seguir como hasta ahora y con la afición detrás son el maridaje perfecto para volver a hacer historia en la Copa.

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