¿Un simple accidente o algo más?

Tres meses después tocó de nuevo perder en Liga, algo que no sucedía desde el 30 de octubre contra el Betis. La Real no ofreció su mejor imagen contra el Valladolid pero, aún así, no mereció perder, aunque también hubo partidos anteriormente en los que sus goles llegaron antes que el juego como ante el Athletic y el Rayo Vallecano, y entonces nadie se quejó. Esta vez Sorloth remató al poste y el que acertó fue Larin, que la semana pasada también había marcado contra el Valencia de cabeza. Dos partidos y dos goles que lleva el nuevo fichaje de invierno de los pucelanos.

El tiempo dirá si es un simple accidente o si se trata del inicio de una mala racha después de volar tan alto durante tanto tiempo. Ahora mismo la mayor amenaza proviene del estado físico de un buen número de jugadores, que o bien están en la enfemería o jugando con sus condiciones mermadas. En la medida en la que Imanol vaya recuperando futbolistas, el futuro aparecerá más despejado o más oscuro en el horizonte.

Silvadependencia. No hace falta hilar muy fino para darse cuenta de la influencia que tiene el canario en los resultados. Desde que cayó lesionado hace dos semanas en un entrenamiento en Zubieta la Real no ha vuelto a marcar un gol, pese a lo bien que compitió en el Camp Nou y en el Bernabéu. Contra el Valladolid, en un partido exigente en lo ofensivo, al equipo le faltó claridad para llegar a los últimos metros y poner en aprietos a Masip más allá del remate a la madera de Sorloth.

Los números sin su concurso son más que elocuentes. Después de lesionarse en octubre en Valladolid, solo se rascó un empate en los tres partidos que hubo que jugar en Anoeta en una semana. Fue ante el Valencia (1-1), cayendo previamente frente a Betis (0-2) y Manchester (0-1), resultado este último que, al menos, valió para ser primeros de grupo en Europa.

La temporada pasada, cuando se lesionó en Mónaco a finales de noviembre, el cuadro realista enlazó tres derrotas consecutivas ante Espanyol (1-0), Real Madrid (0-2) y Betis (4-0), y sumó una cuarta el día de su regreso frente al Villarreal (1-3), ya que no se encontraba en su mejor nivel.

Zubimendi, en el medio. El partido estuvo condicionado por la ausencia de un lateral derecho específico tras las bajas de Aritz, Gorosabel y Sola. Imanol se las arregló para que la posición no acusara demasiado estas ausencias y, de hecho, lo consiguió. Barrenetxea aguantó el tipo en la primera parte ante Machís y Zubeldia hizo lo propio en la segunda sin permitir que el venezolano destacara en sus acciones.

El problema estuvo en que hubo que retocar hasta tres posiciones después del descanso para salir del paso y la suma total del equipo se resintió. En la derecha había un parche, en el central diestro también y en el pivote faltaban los dos hombres más habituales ahí, Zubimendi y Guevara. Si a ello se le añaden las bajas de Merino y Silva, indiscutibles interior izquierdo y mediapunta del equipo, es entendible que a la Real le costara llegar con claridad al área contraria.

Es verdad que el técnico no tenía mucho más margen de maniobra, pero lo cierto es que se nota la ausencia de Zubimendi cuando falta en el centro del campo. Especialmente en un guion de partido así en el que había que imponerse en la zona ancha y se necesitaba de su habilidad para filtrar pases interiores.

Jugadores mermados. Si preocupan los diez lesionados que hay en la enfermería, quizás más inquietante es el estado físico de alguno de los que jugaron a tenor de las declaraciones del oriotarra tras el encuentro. Que si Zubeldia tenía el tobillo como una pelota, que si Sorloth y Brais no se habían entrenado, que si Barrenetxea solo lo había hecho día y medio... Sin olvidar a un Kubo que viene de atravesar problemas en el cuádriceps izquierdo, en el que se vio que lucía cintas adhesivas de color azul para prevenir molestias musculares.

Cuando la Real ha bajado en sus prestaciones en las temporadas anteriores no fue porque se le olvidara jugar sino porque acumuló tal carro de bajas que le fue imposible mantener el ritmo de competición. No hay más que recordar cómo afrontó hace un año la eliminatoria ante el Leipzig con Isak, Januzaj y Merino fuera de concurso.

Ahora, al quedar primera de grupo en Europa, verá desde casa las rondas de dieciseisavos en febrero a la espera de ir recuperando efectivos o, por lo menos, no engordar aún más la enfermería. Y es una bendición porque, tal y como está el panorama, un mes con doble ración por semana habría sido la puntilla en lo físico.

Ahora mismo, entre los integrantes del once titular que ha maravillado esta temporada, apenas Le Normand, Rico y Zubimendi no tienen problemas que se sepa. El resto, o está de baja o jugando tocado. Tampoco hay que olvidar que Oyarzabal y Barrenetxea vienen de estar un largo tiempo parados y necesitan partidos, y que Carlos Fernández aún no ha ofrecido su mejor imagen tras la lesión que sufrió hace 18 meses.

El calendario, un asidero. Imanol tiene por delante cuatro semanas con un solo partido en las que tratará de recuperar al equipo. Espanyol, Celta, Valencia y Cádiz esperan antes de reanudar la aventura europea, compromisos en los que en teoría es factible sumar, aunque el disgusto ante el Valladolid servirá para afrontarlos con las orejas tiesas.

A diferencia de otros años en los que ahora se acumulaban los esfuerzos, la Real llega sin tanta carga porque no hubo Liga durante mes y medio a final de 2022 y apenas tuvo a Kubo en el Mundial. Ésa debe ser una ventaja que explotar en los cuatro últimos meses de temporada si consigue vaciar la enfemería y contar con la mayor parte de su plantilla.

• Temas
• Robin Le Normand
• Igor Zubeldia
• Martín Zubimendi