José Juan Ramos muestra con orgullo su tarjeta como socio número 1 de la Real Sociedad lobo altuna
Derbi en San Mamés

Una rivalidad eterna: «Mi segundo equipo es el rival del Athletic»

José Juan Ramos, de 95 años, es el socio número 1 del club txuri-urdin. Se dio de alta en 1939. «La Real me gusta más que comer con los dedos», dice este donostiarra en el día del derbi de San Mamés

Ángel López

San Sebastián

Domingo, 24 de noviembre 2024

Lo llevo con todo el cariño, con todo el que puede darme mi corazón de donostiarra, de guipuzcoano y de realista». José Juan Ramos (Donostia, ... 1929) es el orgulloso socio número 1 de la Real Sociedad y, a sus 95 años, hace gala de su amor a los colores txuri-urdin y de una memoria prodigiosa. Con la friolera de 85 años ininterrumpidos como abonado realista en su currículum, ha vivido como nadie la rivalidad propia del derbi, pero sin el forofismo de los más exaltados. «Todo lo del mundo me gustaría que volviéramos con los tres puntos de Bilbao», afirma desde su butaca en el salón del domicilio familiar en la calle Larramendi de Donostia. «Aparte de eso, de ganarles, les pasaríamos en la clasificación», lanza, dejando constancia de que está al cabo de la calle y al día de lo que rodea al club de sus amores y desvelos.

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Ramos nació en la misma calle Larramendi, pero en el número 9, y en 1934 se trasladó junto a su familia al número 6, donde su padre estableció su negocio de sastrería. «Tengo ese orgullo de haber vivido mis 95 años en la misma calle y haber sido siempre de la Real; fui, soy y seré de la Real», proclama. Las piernas le fallan y le impiden acudir a su cita en Anoeta, pero su disco duro funciona a la perfección. Recuerda al dedillo aquel día de julio de 1939 cuando acudió a las oficinas del club, ubicadas en la calle 31 de agosto de la Parte Vieja donostiarra, para comenzar a ser parte de la familia de la Real: «Hombre, por Dios, claro que me acuerdo, perfectamente»; comienza su relato. «Acudí con Félix Salaberria, hijo de un pelotari, 'Perlita». Fue el regalo que le hicieron sus aitas por aprobar su examen de ingreso en Bachiller, en el Colegio Sagrado Corazón de la calle Sánchez Toca. «Me dijo mi padre: 'Si apruebas el examen, dime qué quieres que te regale'. Y yo le contesté sin dudar: 'Hacerme socio de la Real. Tenía 10 años y mi amigo Félix Salaberria, 11'».

José Juan Ramos muestra la camiseta que le regaló Imanol cuando cumplió 95 años

Desde entonces, la Real ha sido un fiel acompañante en todo su extenso periplo vital. En Atotxa tuvo su lugar en casi todas las partes del graderío hasta el traslado a Anoeta en 1993. «Desde el 39, no he dejado de ser socio un solo día; la Real me gusta más que comer con los dedos, representa mucho para mí; como ente deportivo, el que más». En aquellos años felices de su juventud lo que no pudo cumplir fue su sueño de ser jugador, como aquellos que veían sus ojos de niño y luegode adolescente: «Fíjate como era. En uno de los siete cursos de bachiller éramos 34 e hicieron tres equipos para que jugasen todos; pues yo era suplente. Cuando faltaba uno por un catarro, allá iba Ramos», relata.

La lentilla de Boronat

Los recuerdos brotan sin cesar de su mente y sabe contarlos con una mezcla de nostalgia y orgullo. «Recuerdo cuando a Boronat se le cayó una lentilla al lado del córner y nos pusimos todos a buscarla, jugadores y aficionados», relata. Tampoco olvida cuando veía al encargado del césped tirar de manguera para anegar la banda donde le tocaba correr y driblar al rapidísimo Gento.

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José Juan siempre mantuvo una relación especial con los jugadores. Les animaba, vestía a muchos porque trabajaba en el taller de sastrería de su padre, a alguno acogía en su casa y hasta ejercía de psicólogo con ellos. Un día amaneció en su cuarto junto a los realistas y buenos amigos Aldonza y Bagur después de una noche que se les escapó de las manos. Su ama alucinó cuando abrió la puerta del cuarto y se encontró casi con el camarote de los hermanos Marx.

Ramos es uno de los 687 socios de la Real con 80 o más años. Los hay mayores que él, con hasta 99 primaveras, pero ninguno tan longevo en su vínculo social con el club. Todos los honores para la 'realzale' que se hizo socia de la Real en mayo de este año ¡a los 85 años!

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Ramos tiene tres hijos, seis nietos y seis bisnietos. Todos seguidores de la Real, claro. El disgusto fue que, al inscribir a la más joven de la saga, Paula, el club esgrimió que el cupo estaba cerrado. Las normas del club establecen que se puede dar de alta a hijos y nietos aunque se haya alcanzado el techo de socios, pero no dice nada de bisnietos. Y hubo que arreglarlo.

Su mujer, Mari Carmen, de 85 años, es de la Real, más que por convicción, como manera de prorrogar su matrimonio: «No le queda más remedio, si no es de la Real es motivo de divorcio», afirma su marido. El único punto de disensión es el jugador predilecto de cada uno. José Juan se decanta por Zubimendi; su esposa, por Take Kubo. «Me encanta cómo juega y me cae fenomenal», dice ella sobre el nipón.

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Más de 150 derbis

Desde que se hizo socio, los ojos de José Juan Ramos han visto en torno a 153 derbis de los 167 disputados en toda la historia. «¿Solo?», pregunta con su gran socarronería. «Yo soy de la Real y mi segundo equipo es el rival del Athletic», añade, sonriendo y con mirada pícara. «Soy un forofo, pero no soy apasionado, me gusta ser ecuánime. Pero la Real es la Real».

Enfervorecido fan del '4' realista: «Zubi, como aquí, en ningún sitio»

A José Juan Ramos le cuesta elegir un realista predilecto, un ídolo. Lo vive tanto y está tan implicado, que es como elegir entre la ama o el aita. Pero sí tiene un favorito ahora:«El jugador que más está dando por la Real es Zubimendi, es el que a mí me gusta. Es un fenómeno, a ver si tenemos suerte y no le dejamos marchar», sostiene. Aprovecha la entrevista en DV para mandar un mensaje al '4' realista:«Zubi, como aquí en ningún sitio». Yse justifica:«Es que me gusta mucho, mucho, mucho». No obstante, aclara que «me gustan todos, porque son todos como mis nietos» y cita al capitán:«Oyarzabal no se me olvida, es todo un señor. Me firmó una camiseta que se la llevó mi nieto Javi». El mensaje final es para todos:«Todos sois muy grandes. Demostradlo, que podéis. Viva la Real, como vosotros, ninguno».

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