Ola de partidos para encarrilar la temporada

La plantilla vuelve hoy al trabajo tras un fin de semana de vacaciones. Una especie de parón para coger impulso. Y vuelve también el capitán sobre el campo, Mikel Oyarzabal, después de una semana de permiso. El patrón de la tripulación, Imanol, tiene una semana para enderezar el bote y dejarlo preparado para arrancar la serie que le viene.

Esto era lo que querían equipo y afición. Un calendario como el de los grandes. Un partido cada poco más de tres días. Y aquí está la primera franja del curso que pone a prueba la fiabilidad de la plantilla para encadenar resultados ante la acumulación de esfuerzos de máxima exigencia. La ola se perderá en la segunda semana de octubre. Llegarán la calma y el balance. Otro parón por competición internacional. Pero después vendrá otra ola, y así sucesivamente mientras el equipo siga vivo en las tres competiciones.

La semana que viene será la primera en la que la Real afrontará compromisos en domingo, jueves y domingo. La primera en la que el fondo de armario empezará a adquirir protagonismo y la gestión de carga de competición comenzará a rondar las decisiones del cuerpo técnico. El choque contra el Cádiz en el Nuevo Mirandilla (el Carranza de toda la vida) este domingo es el más importante por aquello de ser el siguiente y parece haber pocas dudas en que los once futbolistas con mejor nivel durante esta semana partirán de inicio en tierras andaluzas.

A partir de ahí restarán casi cuatro días completos para recuperar el tono físico y encarar el estreno europeo del jueves –a las 21.00 de la noche– contra el PSV en Eindhoven. El reto se plantea factible. Pero las siguientes horas sí que se echarán encima a mayor velocidad de lo deseado. Viaje desde Países Bajos, sesión de recuperación el viernes y un solo día para preparar la visita en el Reale Arena ni más ni menos que del Sevilla. Los de Julen Lopetegi vendrán con dos días más de descanso tras jugar el martes, y sin necesidad de desplazarse del Pizjuán, contra el Salzburgo en Champions. Esas jornadas entre el 16 y el 19 de septiembre supondrán el primer nudo del calendario de la Real 2021/22.

Conviene que ese domingo el parte de guerra no sea abultado y que la capacidad de recuperación esté bien engrasada, porque tres días más tarde espera otro partido liguero en Granada. Y otro más el domingo, en casa ante el Elche. En total, nueve puntos en juego dentro de la competición doméstica en siete días después del primer impacto moral en la Europa League.

La traca terminará con el pulso contra el Mónaco en el primer partido europeo que podrán presenciar los aficionados realistas –el jueves 30– y la siempre pesada visita al Coliseum para batallar contra el Getafe.

Nada de lo que ocurra durante este primer examen del calendario será irremediable. A la liga le restarán 30 jornadas y la fase de grupos de la Europa League no habrá llegado a su ecuador, con el añadido de que quedarán por jugar los dos encuentros contra el teórico rival más débil, el Sturm Graz de Austria. No habrá nada ganado, ni perdido, pero la nave txuri-urdin habrá tomado una determinada enfilación, con las consiguientes consecuencias clasificatorias y morales.

A pesar de que desde el punto de vista cuantitativo, haya más en juego en liga que en Europa durante el próximo mes, la relevancia cualitativa de los dos compromisos continentales es reseñable. La Real se medirá de tú a a tú contra dos rivales con nivel de Champions como PSV y Mónaco, un termómetro más que interesante para calibrar las aspiraciones europeas esta temporada.

Además, uno de los retos que se proponen los de Imanol es poder pasar como primeros de grupo, lo que adquiere este año una mayor importancia. Y es que los ocho primeros de grupo avanzarán de forma automática a octavos de final. En cambio, habrá una ronda eliminatoria adicional de play-offs antes de los octavos que disputarán los ocho segundos de la fase de grupos de la Europa League y los ocho terceros de la fase de grupos de la Champions. Evitarse ese trámite sería ahorrarse más enredos de calendario y apreturas deportivas y eso pasaría irremediablemente por sacar buenos resultados en estos dos primeros partidos encajados en este bloque de septiembre.

Esta semana se antoja decisiva, por tanto, para engrasar la maquinaria y ajustar automatismos. No podrá haber muchos entrenamientos de calidad a partir del próximo lunes, cuando habrá que destinar las jornadas a recuperar entre partido y partido. Roberto Olabe subrayó la semana pasada que si al equipo le ha costado jugar con finura en las primeras citas del curso ha sido, en buena medida, porque algunos jugadores se incorporaron tarde a la pretemporada y porque la Real es «de mucho entrenar».

Además de la falta de tiempo efectivo para preparar en condiciones los sucesivos compromisos, el equipo txuri-urdin tendrá que superar otro hándicap durante el próximo mes: el desfavorable balance en el apoyo de las respectivas aficiones. En los partidos que jugará como local contra Sevilla, Elche y Mónaco, podrá sentir el aliento del 30% del aforo de su estadio, lo que se traduce en el aplauso de 11.850 espectadores.

Se sabe ya que en el Nuevo Miranda, en Los Cármenes y en el Coliséum Alfonso Pérez se aplicará el 60% de aforo porque así lo han asumido sus comunidades autónomas tras la directriz lanzada por Sanidad en el Consejo Interterritorial, del que se han desmarcado País Vasco y Catalunya manteniendo el 30%. Cerca de 15.000 hinchas animarán al Cádiz, unos 11.600 al Granada y otros 10.000 al Getafe, pero aun cuando la diferencia respecto al número no es significativa en comparación con los de la Real, el ambiente de la grada sí podrá ser más cálido en esos estadios que en el de Anoeta por concentración de personas.

En cuanto a la salida a Países Bajos, queda por llegar la decisión de la UEFA respecto a aforos. El PSV ya metió hace una semana a 23.447 espectadores en su estadio en la victoria 5-2 al Groningen en la Eredivisie.