Los orígenes guipuzcoanos de Guillamón
El abuelo del jugador del Valencia dio clases en la Escuela de Mondragón entre 1964 y 1975 y sus padres trabajaron en Donostia de 1991 a 2002, por eso nació aquí
En la plantilla del Valencia hay un jugador para el que seguro que el partido de mañana no es uno más. Tanto para él como para su familia. Hugo Guillamón nació hace 24 años en San Sebastián pero cuando tenía dos años sus padres regresaron a la capital del Turia, de donde son originarios. Sin embargo, detrás hay una bonita historia en la que los lazos de su familia con Gipuzkoa son estrechos.
Todo se inició en 1964 cuando su abuelo, Joaquín Guillamón Muñoz, se trasladó a Arrasate como profesor de la recién inaugurada Escuela Politécnica de Mondragón. Valenciano, era ingeniero técnico industrial y daba clases de dibujo. Tenía 34 años y se vino con su mujer y los dos hijos que habían nacido en Valencia, María Victoria y Joaquín. En Arrasate nacieron Yolanda, Nuria y Raquel, las tres tías del futbolista que son guipuzcoanas.
Nos ayuda a reconstruir esta historia familiar Joaquín Guillamón, el padre de Hugo, que llegó a Arrasate con apenas seis meses. «Mis primeros once años los pasé allí. Estudiaba en San Viator y como todo chaval, guardo muy buenos recuerdos. En los recreos jugaba en el frontón con pelota de cuero. Cuando volví a Valencia con once años era el amo de la pelota porque aquí juegan con otra más suave y yo estaba acostumbrado a las más duras».
Su abuelo fue ingeniero técnico industrial; su padre, ingeniero agrícola, y Hugo acaba este año ingeniería biomédica
En 1975 los Guillamón regresan a Valencia pero el destino quiso que el padre de Hugo se trasladase a San Sebastián por motivos laborales en 1991 junto a su mujer, María José. «Era una época en la que el sector de la construcción tenía mucha fuerza y en el País Vasco se ganaba bien. Nos contrató Construcciones Brues y no nos lo pensamos dos veces. La idea era venir para tres años, hacer dinero y volver, pero nos quedamos once años».
Joaquín era jefe de obra y recuerda con orgullo que «nosotros levantamos el barrio de Errotaburu, con las dos torres, la de Hacienda y la de oficinas, y el polígono de Zuatzu. Trabajábamos mucho pero también vivíamos muy bien. Fue una buena época».
La familia Guillamón Sanmartín vivió en Errotaburu, en uno de los primeros pisos que se construyeron, y aprovechaban los fines de semana para recorrer Gipuzkoa y los alrededores. «Nuestros amigos eran aficionados al monte y nos llevaban a Urbasa o a Pirineos. También íbamos bastante a Las Landas», recuerda. Un par de veces al año visitaban la bodega de unos amigos en Laguardia, «donde nos separaban dos barricas y nos pasábamos un par de días embotellando vino».
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El padre de Hugo es aficionado al running y echa de menos correr por La Concha. «Tengo 60 años y mañana corro una 15K en Valencia. Por eso no voy al partido. En Donostia solía salir a correr desde Errotaburu para continuar por La Concha y el Paseo Nuevo hasta llegar a Sagües. Allí parábamos a estirar y vuelta».
De su época en San Sebastián conservan, además de grandes recuerdos, buenos amigos con los que mantienen contacto. «Nunca he cogido un hotel allí. Hace un mes estuve viendo al Valencia en San Mamés y me quedé a dormir en casa de los amigos de Donosti. Ellos estuvieron en Valencia en verano. En cuanto subimos siempre organizan una sidrería o una comida en la sociedad de Hernani».
En la capital guipuzcoana nacieron sus dos hijos mayores, Ximo en 1998 y Hugo en 2000. Dos años más tarde decidieron que era hora de volver a casa. Brues se había extendido a nivel nacional y abrió una delegación en Valencia, a donde les destinaron. «Era el momento de regresar. Echábamos de menos al resto de la familia, la paella y el clima mediterráneo. También eran años duros con el tema político en el País Vasco. Asesinatos como los de Ordóñez y Miguel Ángel Blanco nos tocaron mucho».
El debut, en Anoeta
De vuelta a la capital del Turia los dos hijos mayores –después nació Olga– hicieron las pruebas para ingresar en la cantera del Valencia y las superaron. Tenían las instalaciones a cinco minutos de casa. Hugo fue subiendo peldaños hasta debutar en Primera el 22 de febrero de 2020 en Anoeta. «Fue el destino», explica Joaquín. «Lo llevaron convocado y allá que me fui. No esperaba que jugase pero debutó. Fue muy especial que se estrenase en Primera en la ciudad en la que ha nacido. La familia somos valencianistas, pero después nuestras preferencias van por los equipos vascos, Real y Athletic. Nada de Madrid o Barça».
Precisamente por haber nacido en Donostia se le ha relacionado varias veces con el Athletic, aunque Joaquín recuerda que «tiene contrato con el Valencia. Pero sí que entra en su filosofía. Cada cierto tiempo salen noticias hablando de un interés desde Bilbao pero aquí está contento».
El jugador ché sigue la senda familiar con los estudios y este curso se convertirá en ingeniero, como lo fue su abuelo, ingeniero técnico industrial, y su padre, ingeniero agrícola. Estudia cuarto curso de Ingeniería Biomédica y su padre está muy orgulloso de él. «Es que lo del fútbol le viene de nacimiento pero la universidad se la ha currado. ¿Sabes lo que es jugar el sábado contra el Real Madrid y verle todo el viernes encerrado en casa estudiando? O llegar un domingo a las dos de la madrugada de un partido y levantarse a las siete para ir dos horas a la universidad antes de entrenar. Se ha sacrificado mucho». Una cultura del esfuerzo y el compromiso que seguro que tiene mucho que ver con el paso de sus abuelos y sus padres por Gipuzkoa.
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