REAL SOCIEDAD

La hora de los jugadores

Miguel González

Lunes, 9 de noviembre 2015, 06:36

Un año después la Real Sociedad vuelve a abordar un relevo en su banquillo para reactivar la trayectoria deportiva. Independientemente del cambio de entrenador, lo más preocupante es que una decisión así refleja que la clasificación es negativa y que el equipo navega muy alejado del rumbo marcado. Como siempre, el técnico es el principal cabeza de turco de esta situación así está montado el fútbol, pero su relevo por sí solo no arregla nada si no va acompañado de la necesaria reacción de los jugadores, que es lo que verdaderamente se necesita para sumar puntos y escapar de ahí abajo.

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No creo que este vestuario, conociéndolo, haya hecho la cama al entrenador como se ha insinuado porque no compartiera sus métodos. No había más que ver las caras de los jugadores en Las Palmas al desfilar por la zona mixta para darse cuenta de que estaban afectados y preocupados por la pobre imagen que habían ofrecido. Otra cosa es que Moyes no acertara con la forma de sacarles el máximo provecho y que esa situación derivase en una pérdida de confianza hacia el técnico agravada por los adversos resultados.

El cambio de inquilino en el banquillo debe servir para que, de una vez por todas, los jugadores demuestren cuál es su verdadera capacidad. Es su momento. No siempre pueden irse de rositas. Porque este año no cabe hablar de una plantilla mal confeccionada y todas las miradas estarán centradas en el césped. El Consejo, a través de la dirección deportiva, ha realizado un importante esfuerzo con las incorporaciones de Reyes, Illarramendi y Jonathas, entre otros, y la continuidad de Rulli en la portería, que aún no se ha visto reflejado en los resultados.

La Real tiene tres pilares fuertes en los que asentar su recuperación: una buena plantilla, un compromiso colectivo indudable del vestuario y el apoyo de la afición. La llegada del nuevo entrenador debe servir de revulsivo para espabilar a un conjunto caído que, no debe olvidar, sólo él mismo puede levantarse. A estas alturas las palabras, por tantas veces repetidas, han perdido su valor y es el momento de los hechos. Ha llegado la hora de los jugadores.

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