Ver 40 fotos
La nave va
La Real salva un punto en Elche gracias a un gol de penalti de Oyarzabal en el minuto 89 en un partido en el que le tocó sufrir ante el juego imaginativo de su rival.
La nave va. La nao San Juan flota, pero aún tardará un tiempo en navegar rumbo a América. La Real empató en Elche (1-1) ... y también flota, después de sumar ocho puntos de los últimos doce en juego, pero aún no navega. Le falta viento en las velas. Ha salido de una tormenta que amenzaba con provocar el desastre y se asienta en la zona templada, en aguas tranquilas, sin empaque todavía para enfrentarse a las corrientes y las grandes ballenas de Terranova, de la zona en la que se lucha por metas más importantes. Pero el punto no es poco, si se piensa de dónde viene este equipo, dónde estaba hace un mes.
Publicidad
La Real salió al Martínez Valero a jugar el típico partido de toda la vida fuera de casa. Con caparazón, que inventen ellos. La tropa de Sergio Francisco se plantó en su campo y se juntó por dentro dispuesta a esperar al Elche para obligarle a demostrar lo que sabe. Y para castigar su primer error. No fue la Real a la que se ha acostumbrado el aficionado en los últimos años, sino un equipo más a la expectativa, con un juego antiguo. Una estrategia de la necesidad, dada la escasez de puntos. Aquello de ganar como sea y ya habrá tiempo de pensar en jugar bien.
Mientras el marcador fue 0-0, el plan avanzaba. Sin gloria, pero también sin demasiadas penas, aunque Rafa Mir falló un par de ocasiones. Respondía la Real con oportunidades puntuales. Las dos de Oyarzabal y la de Gorrotxategi fueron muy claras. También lo intentó Kubo en alguna acción. El marcador no se movió en el primer tiempo y estaba claro que la Real iba a necesitar más claridad arriba, que es lo esencial cuando la apuesta es esperar para salir a la contra. Esa estrategia exige precisión quirúrgica. El Elche apostaba más por el amontonamiento, acumular ocasiones hasta que una entre por pura estadística. El diseño del partido no admitía demasiadas dudas. Otra cosa es tener capacidad real de intervenir, de alterar esas condiciones objetivas.
Pero la Real no es un equipo materialista. No es la Juventus de los 80, que para controlar los partidos le daba el balón al contrario. El equipo blanquiazul nunca ha dominado esa suerte, una de las bellas artes. Y ahora, tampoco. En una situación dramática hace menos de un mes, ese fútbol, esa sobriedad sin excepciones, fue un signo de seriedad, de equipo que no está roto. Y así salió del pozo, en tres ejercicios de fútbol cartesiano ante Celta, Sevilla y Athletic. Pero si se trata de superar ese círculo, toca subir el nivel. No sucedió en Elche, ante un equipo creativo que buscó las cosquillas al entramado táctico de la Real, que se reveló muy rígido para adaptarse a un partido desordenado. Sin reflejos, no hubo agilidad para aprovechar las oportunidades que ofrecía el juego ligero del rival, que atrás dejaba espacio para cualquiera que tuviera imaginación. La Real, acogotada por las dificultades angustiosas de las que viene, no tuvo esa frescura, esa valentía. Quiso emplear la fórmula clásica, cerrar el partido, ceder la iniciativa al equipo de casa, siempre más obligado por su gente, y aprovechar una contra. Cuando el Elche sacó el choque de ese canon antiguo, a la Real le faltó poso.
Publicidad
Marcó el Elche en una jugada mal defendida antes de la hora de juego y el gol hizo daño a la Real, que se metió en un remolino en el que no estuvo lejos de ahogarse. Sergio Francisco vio el peligro e intervino desde el puente de mando. Introdujo los cambios para tratar de salir de esa espiral y lo consiguió, sobre todo gracias a un Sadiq que, con sus problemas con el juego de siempre, se las arregló para provocar un penalti cuando el reloj marcaba el minuto 88. No hubo dudas, falta clara. Tampoco dudó Oyarzabal, que colocó el balón en los once metros y no falló.
Un empate que tiene valor. Por las aparatosas dificultades que el Elche creó a la Real con su facilidad para desplegarse y abrir el partido, y por la situación que atraviesa la Real, que ha sumado ocho de los últimos doce en juego y acumula 13 en las 12 jornadas disputadas, lo que deja claro de dónde viene este equipo.
Publicidad
La nave va. Navegará. Y, quién sabe, quizá hasta llegue a América.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión