Take Kubo, objetivo de la Real Sociedad, un nómada del fútbol que busca su sitio

Con solo nueve, y tras brillar en unas pruebas, Take Kubo abandonó su Kawasaki natal para enrolarse en el F. C. Barcelona donde compartió vestuario con jugadores como Ansu Fati o Éric García. Cuatro años más tarde, y tras ser sancionado el club blaugrana por violar la política de transferencia internacional de la FIFA para menores de 18 años, Kubo tuvo que estar un año casi parado antes de regresar a su país para fichar por el Tokyo.

Una breve cesión al Yokohama fue el paso previo antes de recalar en 2019 en el Real Madrid, que le ganó el pulso al propio Barça y al PSG para hacerse con los servicios del entonces denominado 'Messi japonés'.

Nada más llegar, Kubo hizo la pretemporada en Canadá con el equipo blanco, opacando a un Eden Hazard que acababa de llegar como fichaje estrella al conjunto blanco. Sus actuaciones descollantes provocaron un terremoto en su país y enardecieron a la prensa madrileña. Sin embargo, Zinedine Zidane no le consideró y el club prefirió cederle para que se fogueara y exhibiera todo su talento.

Aquel primer préstamo al Mallorca, lejos de ser un trampolín, supuso el inicio de una andadura errática en la que la figura de Kubo ha ido perdiendo valor porque el japonés no ha terminado de ser todo lo que apuntaba.

En su primera campaña en la isla disputó 36 partidos, 24 de ellos como titular, en los que marcó cuatro goles. Cuajó buenas actuaciones, mostró cierta irregularidad propia de un chico de 18 años y no pudo evitar el descenso del conjunto de Vicente Moreno a la Liga Smartbank.

De vuelta al Madrid las puertas del conjunto blanco se le volvieron a cerrar y tuvo que afrontar una nueva cesión. Esta vez al Villarreal de Unai Emery en lo que parecía ser el matrimonio perfecto para ver la mejor versión de Kubo. Un equipo dominante, con gusto por el balón y que disputaba competición europea multiplicaba las opciones del mediapunta nipón. No obstante, al técnico de Hondarribia Kubo no le terminó de convencer y únicamente lo alineó en 19 encuentros, siete como titular, en los que anotó un tanto. Ensombrecido por los Gerard Moreno, Alcácer, Chukwueze y un pujante Yéremi Pino, el japonés se reveló y pidió salir en el mercado invernal, recalando en el Getafe de Bordalás, un equipo en las antípodas del Villarreal.

Allí disputó 18 partidos, ocho como titular, en los que marcó un gol y, tras coquetear con el descenso, regresó al Real Madrid.

Sin sitio en la casa blanca y algo devaluado, Kubo fue nuevamente cedido al recién ascendido Mallorca, un ecosistema conocido en el que había mostrado pinceladas de lo que podía ser y en el que podría recobrar cierto esplendor. 31 encuentros, 19 titularidades y dos goles fueron su escaso bagaje pese a que Luis García Plaza le había dado las llaves del equipo a principio de temporada. Luego, Javier Aguirre le utilizaría más como revulsivo desde el banquillo que como solución a los males de un equipo que salvó la categoría por los pelos.

Ahora, con dos años más de contrato con el Real Madrid, Take Kubo vuelve a estar en el escaparate para una nueva cesión y la Real Sociedad vuelve a aparecer como uno de los pretendientes porque a Roberto Olabe no se le termina de ir de la cabeza. Como cantaría Georgie Dann, 'Mami qué será lo que tiene Kubo'.