Natalia Arroyo: «Estamos en un muy buen momento pero espero que lo mejor esté por llegar todavía»

– Se rompió un dedo dando órdenes desde la banda. ¿Cómo lo lleva?

– Con tranquilidad. No me da demasiada guerra. Solo que tengo que andar un poco midiendo dónde está el ascensor. Lo importante es que no me impide estar en el trabajo del día a día. Tengo más consciencia de la ubicación de cada cosa, eso sí.

– Nueve victorias de once.

– Es un tercio de la competición. Nadie nos puede quitar ese orgullo de haber ganado nueve. Además, si miras la entidad de los dos que pierdes –Levante y Barcelona–, y especialmente cómo se pierde el primero, luchando hasta el final con una menos, te hace pensar que podíamos estar hablando de otra cosa. Lo cierto es que lo hecho nos da estos 27 puntos. Hay que seguir teniendo esa prudencia de entender que todo se va a resolver más al final que ahora pero nos hemos ganado el derecho de estar sintiéndonos fuertes y de ver que estar segundas no es casualidad sino la consecuencia de hacer cosas bien. Igual tenemos ciertas metas más alcanzables de lo que se había imaginado alguno o alguna, pero queda mucho.

– Se le ha escapado lo de los 27 puntos, pero la clasificación refleja que suman 24.

– Me gusta pensar que 27 son los que hemos ganado en el campo. Me cuesta pensar que hay motivos suficientes para que nos los quiten. Lo que me ocupa es el seguir sumando para que no nos tengamos que acordar de estos puntos. Siento tristeza porque el fútbol femenino está creciendo en lo que depende de nosotras, de entrenar, de jugar y dar espectáculo, de que los clubes sigan invirtiendo, y sin embargo otros aspectos no acompañan. Todo este ruido en torno a quién se encarga de la competición, dónde se ve en televisión, quién puede acceder a ciertos patrocinios... enturbia el bonito crecimiento del fútbol femenino.

– ¿Qué le hace estar más orgullosa de este tercio de liga?

– Que las jugadoras estén pudiendo recoger lo que hacen cada día en el entrenamiento. Me está gustando que al equipo le esté dando como para jugar con soltura y autoridad, ganando partidos con poderío. Que estemos enrachadas y jugando buen fútbol, participando todas... Todo alimenta la rueda.

– Son nueve victorias tras haber jugado contra Barcelona, Atlético, Athletic, Levante (cuatro de los cinco primeros) y Real Madrid. ¿Tiene aún más valor?

– A veces todos cometemos el error de ver el calendario y pensar que este partido sí lo saco y este no. De hacer la quiniela. Pero casi nunca se acierta. Hay partidos de mucha envergadura que los hemos sacado adelante, además en escenarios muy difíciles. Pero las ligas se ganan en todos los campos. Luego hay otro aspecto que es qué partido te pone en una posición de mayor motivación. Esos salen fácil. Cómo no vas a jugar al 100% en San Mamés, o ante el Real Madrid, o en la visita al Atlético. Las jugadoras están enchufadísimas. Igual es más difícil cuando te vas a un viaje complicado, contra un rival que te pelea, incómodo, en un campo que no tiene las dimensiones que quieres. ¡Con ese partido, ojo! En ese sentido, lo que nos queda de calendario es durísimo y nos tiene que tener en alerta.

– 0-1 contra el Athletic, 0-1 contra el Real Madrid y 0-1 contra el Atlético. Mucha casualidad, ¿no?

– Hay un denominador común de porterías a cero que nos sitúa ante una realidad. Encajamos ocho contra el Barcelona pero estamos en valores muy buenos de consistencia defensiva (solo tres tantos encajados en los otros diez partidos). Habla muy bien de que sin habernos plantado a defender, hemos sabido defender muy bien. Marcamos un gol tempranero en San Mamés, un gol en el avanzar del primer tiempo en Valdebebas, y otro muy al final ante el Atlético. Pero en los tres casos tuvimos la convicción de que la victoria la íbamos a retener o conseguir, lo que indica que el equipo se siente capacitado y fuerte.

– El equipo venía jugando bien los dos años anteriores. ¿Es la regularidad el mayor logro de este curso?

– La pasada temporada comentábamos mucho que no conseguíamos tres victorias seguidas aunque tuvimos tacadas de cinco o seis sin perder. Tener rachas es vital si quieres estar arriba. Pero mientras las tienes, es importante no perder la perspectiva de las cosas que tienes que mejorar. En ese sentido, el grupo está en un nivel de querer mejorar altísimo.

– ¿Juega ahora el equipo más parecido a lo que quiere su entrenadora que el año pasado?

– La intención no ha cambiado. Queríamos lo mismo la pasada temporada y en muchos momentos lo conseguimos. La mirada futbolística, la identidad, el sello RS está y me siento muy cerca de ese sello. Desde el primer día hemos estado en esa intención. Lo de este año tiene mucho que ver con lo que salió muy bien el año pasado. Creo que este año estamos más completas, más redondas, igual recogiendo más frutos, pero eso tiene que ver con el pico y pala del año pasado, con la energía invertida, con haber generado un sello al que se han querido vincular nuevas jugadoras y al que han querido seguir vinculadas muchas del año pasado. Eso, junto con el abrir la puerta a las de abajo que suben ya con esa mirada desde el filial, nos da la consecuencia de lo que estamos viviendo ahora.

– ¿La mejoría ha venido también en el apartado físico?

– También en esto estamos pudiendo ir recogiendo frutos que empezamos a sembrar la temporada pasada. Entendemos que el fútbol femenino está creciendo en cuanto a exigencia condicional, que los niveles de la jugadora tienen que ser mayores, sobre todo en aspectos de fuerza, de sostener ritmos intensos y muchos minutos en campo. En esa dirección empezamos a invertir más tiempo en trabajo de gimnasio previo a campo, pero lo de las dobles sesiones fue difícil porque el calendario el año pasado era durísimo. Uno de los objetivos esta campaña era hacerlo más veces. Lo de las dos sesiones de gimnasio, incluso una tercera a la semana, con extras algunos días por la tarde, eso ahora ya está consolidado. No castiga a nivel físico. Puedes crecer en volumen en entrenamiento, que también está ocurriendo. Si a eso añades una segunda sesión de entrenamiento a la semana, pues sí, ayuda a que estemos mejor preparadas a nivel de prevención y a que todo el mundo esté para rendir al máximo y tener ritmos de partido tan buenos.

– ¿Hablamos de Champions?

– Naturalidad. Si la palabra empodera y da fuerza, adelante, ven aquí a decirla cada día. Es un motor más. Ahora mismo son motor la gente que viene a vernos y se engancha, el hacer las cosas bien, el recoger lo que sembramos, las individualidades con las convocatorias en selecciones... Todo ayuda. Si además miras la clasificación y ves que estás ahí arriba... ¿Champions? No nos genera nada negativo. Está por ahí sobrevolando. Ahora bien, entendiendo que para llegar ahí hay que hacer una serie de cosas antes.

– Y para que Natalia Arroyo fuera la entrenadora de la Real en Champions, debería renovar...

– Me intento dejar ayudar por quien más sabe y toda la gente del fútbol me recuerda una cosa: que es clave estar cómoda en un sitio y sentir que aportas, que se te escucha y que es un lugar que te hacer crecer. Veo eso en la Real. Estoy cómoda en el club, con un equipo joven en modo esponja. La dirección que tiene la Real en cuanto instalación y proyecto le convierte en uno de los clubes al que todo el mundo se quiere vincular. Creo que nos vamos a entender porque todavía hay cosas que se pueden hacer, que yo puedo aportar al club y el club a mí. Estamos muy bien pero espero que lo mejor esté por llegar todavía. Veremos, pero creo que vamos a tener más Natalia más tiempo en la Real.

– Hablando de futuro, Nanclares, Lete, Emma, Tejada... 19 años. Vanegas y Amaiur 20. Nerea 21. ¿Qué le dice eso?

– Somos el equipo más joven de la competición. Se está demostrando que el equipo tiene alma y que donde no hay experiencia hay espíritu. Además, hay jugadoras con mucha tralla a pesar de su juventud, empezando por nuestra primera capitana. Vincularse a la Real te pone en un camino bueno, no solo en una temporada buena. El club está en la posición de poder decir que lo de ahora es potente y que si te imaginas lo que viene, te sitúas mejor aún.