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Los jugadores de la Real, felices, celebran junto a la Copa y la afición la victoria conseguida. AFP
Real Sociedad

En familia sabe mucho mejor

Noche perfecta. La Real salda su cuenta pendiente con la afición y celebra la victoria, el liderato y la consecución de la Copa del Rey ante 30.831 realzales

Beñat Arnaiz

San Sebastián

Domingo, 17 de octubre 2021, 07:17

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Victoria, más de treinta mil aficionados en Anoeta, celebración en familia de la Copa del Rey conquistada en abril y liderato. Noche perfecta la vivida ayer en el estadio txuri-urdin para seguir en la cresta de una ola a la que, como todo indica, le va a costar un largo tiempo todavía romperse.

La sola presencia del trofeo de la Copa del Rey sobre el césped encendió a la parroquia txuri-urdin, que se contuvo de forma mayoritaria la noche del 3 de abril con la promesa de que el histórico título se iba a festejar a su debida manera cuando la situación pandémica lo permitiese. Es decir, ayer, ya con la emergencia sanitaria desactivada.

Pero la Copa no fue el único motivo de fiesta. El encuentro de ayer ante el Mallorca fue también el primero de la Real con el cien por cien de aforo permitido en San Sebastián, algo que no sucedía desde el 28 de febrero de 2020 contra el Valladolid, días antes de que se consiguiera el pase a la final en Miranda de Ebro.

En la previa del partido se colocó una alfombra azul a la salida de los vestuarios que conducía al centro del campo, por la que pasó la plantilla de la actual temporada y varios que también son campeones, como Roberto López, Luca Sangalli, David Zurutuza o Miguel Ángel Moyá, quien regresó a la que fue su casa en una cita imperdible que le sirvió para despedirse de la manera correcta de la afición.

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Los últimos en salir del túnel fueron Asier Illarramendi y Mikel Oyarzabal. Los capitanes cogieron la Copa a medio camino y la trasladaron sin mayores alardes junto a sus compañeros para mostrársela a los 30.831 espectadores que se reunieron ayer en el Reale Arena.

Todos los protagonistas que estaban en el terreno de juego se unieron para sacarse una foto de familia, instantánea que no solo pasará a la historia por pertenecer al triunfo de la tercera Copa del Rey de la Real Sociedad, sino también por ser una celebración en diferido debido a la pandemia y las restricciones sanitarias que había en el momento de la victoria ante el Athletic en La Cartuja, el 3 de abril.

El club, tal y como quería la plantilla y expresó Imanol en la previa –«¿la fiesta de la Copa? Lo menos posible»– organizó un acto sobrio para evitar cualquier desconcentración que pudiera afectar en el partido que estaba a punto de afrontar contra el Mallorca. Para ser un logro tan excepcional, en la previa no hubo muestras de alegría a la afición, que es la que se quedó sin viaje a Sevilla ni fiesta, pero menos mal que apareció Julen Lobete para animar la noche y alargarla hasta la madrugada.

Las claves

  • REY DE LA FIESTA. Apareció Lobete con el gol que hizo explotar Anoeta para dar por iniciada la celebración de la Copa

  • SEIS MESES DESPUÉS. La sola presencia del trofeo sobre el césped encendió a la afición, entusiasmada por celebrar el título

Los videomarcadores del estadio, con el partido entrado en los últimos diez minutos, mostraron el mensaje de «quédate con nosotros tras el pitido final». Once de la noche, enfado monumental con el árbitro Gonzalo Fuertes y 0-0 contra el Mallorca. No parecía el escenario idóneo para permanecer un minuto más en Anoeta y los ánimos no estaban, ni en la afición ni en los jugadores, ni para zarandear la preciada Copa ni para dar una vuelta de honor con ella.

Pero los goles decisivos en el tiempo de descuento valen y motivan el doble, y el canterano realista, consciente de ello, puso la música adecuada para el momento perfecto de la noche. Hizo el gol y todo lo demás salió rodado.

La habitual celebración con la afición saltando de espaldas en instantes tan trascendentales del partido tiene su peligro de perderse una acción importante, pero ayer no. Ayer la inercia que tomó la noche dictó que en Anoeta solo iba a haber jolgorio.

Pitido final, adiós muy buenas al colegiado y comienza la marcha y la celebración real de la Copa del Rey. Sonó el Txuri-Urdin para que las treinta mil gargantas cantaran el himno a capela. El trofeo abandonó de nuevo las vitrinas de las salas nobles del club para regresar al verde y, esta vez sí, fue movida y pasada de jugador en jugador con más entusiasmo.

Comenzó la vuelta de honor de los jugadores y Remiro fue el más animado, el que más empujaba a sus compañeros para que se acercaran a donde los aficionados. La cogió Zurutuza y volvió a retumbar el 'Zuru, Zuru' en Anoeta, Imanol Alguacil fue manteado contra su voluntad, hubo recuerdos para Aitor Zabaleta y los aficionados que ocupan la grada que lleva su nombre insistieron a la plantilla para que fuera a su fondo y se sacara la foto que representa la unión de la familia txuri-urdin.

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