Un luchador que jugó su partido más importante lejos de un estadio

El estereotipo de bajo y delgado, sin embargo, es solo una fachada. Algo que el canario ha ido desterrando a base de hechos, mostrando una personalidad de liderazgo absoluta allá por los equipos en los que ha estado, desde su cesión en 2004 en el Eibar, donde fue uno de los hombres más destacados de aquella campaña, hasta sus recientes 10 años en el Manchester City, y pasando por la Selección, donde junto a un viejo conocido de Zubieta como Xabi Alonso, consiguió la Copa del Mundo y dos Eurocopas.

Silva ha demostrado en infinidad de ocasiones su espíritu batallador con un balón cosido en el pie, pero también lejos de los terrenos de juego, donde tuvo que jugar el partido más importante de su vida. El mago de Arguineguín tuvo que dejar eventualmente los terrenos de juego a finales de 2017 cuando le comunicaron que su pareja tenía un embarazo delicado. Su hijo, Mateo, nacía de manera prematura, con solo 25 semanas, y mantenía a su familia con el corazón en un puño mientras luchaba por su vida. Afortunadamente, todo salió bien.

Tras superar este duro episodio, Silva se tatuó en uno de sus brazos el lema 'Nunca rendirse', un chakra al que recurre cuando tiene algún problema o se siente alicaído. En pocas semanas, Mateo estará correteando por las calles guipuzcoanas y podrá ver a su aita marcando goles con la camiseta txuri-urdin.