Amaya Fernández y Carlos Iturgaiz, en la reunión de la ejecutiva regional del PP vasco, en julio. RAFA GUTIÉRREZ

El PP vasco asume que su congreso debe esperar: «Ahora no somos prioritarios»

Dirigentes del partido admiten que el caso Kitchen y la situación sanitaria pospondrán el cónclave que debe renovar su dirección

Ainhoa Muñoz

San Sebastián

Miércoles, 23 de septiembre 2020, 06:27

A la espera. Así se mantiene el PP vasco, atento a la señal de Génova para activar el mecanismo que permita renovar la ... dirección del partido, en funciones desde finales de febrero tras la dimisión de Alfonso Alonso. Una situación que, según asumen distintos dirigentes de la formación, no tiene visos de que vaya a variar a corto plazo, a pesar de que Carlos Iturgaiz, presidente del grupo PP+Cs en el Parlamento Vasco, haya manifestado públicamente la necesidad de «pasar de la interinidad a la normalidad» este mismo otoño.

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Nadie en el partido se atreve aún a poner fecha a la celebración del congreso regional que deberá elegir al nuevo presidente del PP vasco, cargo que ocupa Amaya Fernández de manera provisional. Aunque hay voces que urgen a Pablo Casado la puesta en marcha del cónclave que saque al partido de esta etapa transitoria para poder afrontar con mayor fortaleza orgánica la legislatura que acaba de arrancar. Sin embargo, no parece que las peticiones de los dirigentes vascos vayan a ser de momento atendidas en Madrid.

El mutismo de Génova hace intuir a dirigentes del PP vasco que la dirección nacional pospondrá la celebración del congreso más de lo necesario, incluso auguran que agotará el plazo hasta marzo del próximo año, cuando correspondería por calendario su convocatoria. Una opción que, según fuentes de la dirección nacional, no se descarta.

Urgen a convocar cuanto antes el cónclave, aunque Génova no descarta posponerlo hasta marzo

Los motivos que esgrimen en Euskadi, en resumen, es que la cúpula del PP tiene ahora otros fuegos que apagar en Madrid. Y es que si la crisis sanitaria está consumiendo prácticamente toda la energía de los partidos, a los populares se les ha sumado otro enemigo al que intentar abatir: el caso Kitchen.

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La atención mediática que están despertando las investigaciones que sitúan al PP de Mariano Rajoy en la diana de todas las críticas por presunto espionaje ilegal al extesorero del PP Luis Bárcenas, amenaza con desestabilizar internamente a la dirección actual del partido. Y en Euskadi comprenden que Génova no quiera desviar ahora su atención.

En Madrid son conscientes de que la renovación de la dirección vasca puede además avivar unas llamas que parecen estar apagadas –o, al menos, sin mucha humareda– desde el revuelo que supuso el adiós de Alonso. Y ahora que Casado goza de cierta tranquilidad en Euskadi, quizás no sea el mejor momento para alterar 'el gallinero'. «Ahora no somos prioritarios para la dirección nacional. Están a otros asuntos», admite un cargo de peso del PP vasco.

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Carlos Iturgaiz y Amaya Fernández suenan entre los candidatos, aunque no se descarta un tercero

A esto se suma, además, que el PP vasco tendrá que cambiar los mecanismos ordinarios y buscar fórmulas alternativas para poder celebrar el congreso con cierta normalidad. La prohibición de reunir a grandes grupos de personas debido al escenario sanitario impide que se pueda desarrollar el cónclave como lo han venido haciendo hasta ahora. Y dar con la clave para organizar en condiciones la cita, dicen, también llevará su tiempo.

De momento, el proceso de renovación sigue paralizado y sin un horizonte a la vista. Pero los malos resultados del 12-J empujan a Génova a buscar cuanto antes el diseño de un mapa que reoriente la estrategia política del PP vasco y así tratar de cortar la hemorragia electoral que los populares en Euskadi vienen arrastrando en las últimas citas con las urnas. Y la ruta de la moderación y la centralidad, lejos de los postulados de Vox, cuenta sin duda con más adeptos en el partido.

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Una pugna aún en el aire

Marcar el rumbo en Euskadi lo ven primordial. Pero para ello también es necesario designar a la persona idónea que asumirá el mando. El propio Iturgaiz, que sustituyó a Alonso como candidato a lehendakari, ya ha mostrado su predisposición a aceptar el reto si así se lo requiere el partido. Y como apuesta personal de Casado tras el adiós del exministro de Sanidad, parte como favorito. No son pocas las voces, sin embargo, que ven a Amaya Fernández dando un paso al frente para entrar en la pugna, a pesar de que ella nunca se ha pronunciado al respecto. Aunque la alternativa de un tercer nombre que logre realmente el consenso interno coge cada vez más fuerza.

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