PRIMEROS FRUTOS

El calendario de transferencias que los gobiernos central y vasco acordaron ayer cerrar antes de fin de año sobre las 37 competencias pendientes -habrá que restar la de la Seguridad Social- es el primer fruto tangible y llamativo que recoge el gabinete de Urkullu después de que su partido, el PNV, decidiese el pasado 1 de junio pulsar el botón nuclear que posibilitó materializar la moción de censura contra Rajoy y que le dio la presidencia del Gobierno al socialista Pedro Sánchez. Los peneuvistas, siempre dispuestos a propiciar la estabilidad de la acción de los gobiernos, se han mostrado leales al compromiso que mantuvieron desde el primer día con Sánchez, pero al mismo tiempo no se han escondido en reclamar desde hace unas fechas y de manera insistente que el Ejecutivo de Sánchez cumpliese la ley para colmatar de una vez por todas el Estatuto de Gernika, después de 39 años de aprobarse su texto. La ministra Batet y el consejero Erkoreka cerraron ayer un acuerdo de gran magnitud política, sobre todo porque el Ejecutivo de Sánchez avala con esta decisión el camino para la profundización del autogobierno por la vía del acuerdo y del diálogo, y visualiza de esta forma que los planteamientos traumáticos y al margen de la ley impulsados por el secesionismo de Cataluña sólo conducen a la frustración. Euskadi, y ya se lo expuso Urkullu al propio Torra en su última visita a Euskadi, va por otro camino. El lehendakari ha defendido en reiteradas ocasiones la búsqueda de un modelo que blinde las relaciones bilaterales y que sirva también para Cataluña. Y sin poner en riesgo el autogobierno institucional y evitando la fractura social.

Ni los más viejos del lugar recordaban la imagen de una ministra y un consejero acordando un calendario para transferir más de una treintena de materias pendientes. El propio lehendakari trasmitió al presidente Sánchez su satisfacción por el acuerdo que, aunque deja fuera la Seguridad Social, podría cristalizarse en un logro histórico si el Gobierno socialista llega hasta otoño del próximo año para poder cumplir con lo prometido. Si por contra la legislatura acabara en primavera, pintarían bastos.