Olano abre las puertas de su despacho a los guipuzcoanos

La Diputación Foral de Gipuzkoa celebró ayer de nuevo su jornada de puertas abiertas después de dos años suspendidas por la pandemia. Fue el diputado general del territorio, Markel Olano, el encargado de recibir a los visitantes en la entrada del histórico palacio. Durante la visita, el máximo representante de la institución foral invitó a los asistentes a su despacho. Solo abierto al público con su presencia por cuestiones de seguridad.

«Esta es una oportunidad para conocer nuestra historia y la del territorio histórico de Gipuzkoa», comentó Olano a los presentes. El trato cercano que mostró en todo momento el diputado general le llevó a confesar, entre bromas, que «el 20% de su sueldo» le viene por ser guía personal del edificio. Lo que despertó alguna carcajada. Como explicó, el palacio foral fue inaugurado después de la derrota de la Tercera Guerra Carlista, en 1890, que finalizó con la pérdida definitiva de los fueros y que, según afirmó Olano, «nació con el deseo de recuperar aquello que era nuestro».

Los asistentes escucharon atentos cómo los salones que componen el edificio hacen honor a tres grandes señas de la historia del territorio: la foralidad, con una vidriera en las escaleras de recepción que escenifica al rey de Castilla jurando los fueros; los marineros, con la Sala Elcano -un protagonista especial, ya que se cumplen 500 años de su llegada a la Península-; y la capilla de San Ignacio de Loiola, patrón de Gipuzkoa.

Fue entonces cuando el diputado general invitó a los presentes a su despacho. Una oficina que, aseguró, «mantiene el mismo estilo cargado del edificio» pero que, después de 11 años en el cargo, consiguió «personalizar con cuadros más modernos». Incluso cuenta con una fotografía firmada junto a Woody Allen. «Aunque para gustos allá cada uno», dijo entre risas, mientras los ciudadanos curioseaban con la mirada cada rincón.

A lo largo del recorrido la presencia de pinturas de hombres es palpable en todas las salas y, por ende, la ausencia de mujeres, tal y como resaltó la guía de la visita, Amaia Falcón. La Biblioteca Julio Urquijo, por ejemplo, la presiden dos cuadros de los ilustres guipuzcoanos Carmelo Echegaray y José Francisco de Aizquibel, que dieron pasos por el impulso del euskera. Falcón, en este sentido, aseguró que este año el palacio de la Diputación, que tiene 200 años de historia, acogerá un espacio dedicado a Elbira Zipitria, distinguida guipuzcoana impulsora de las primeras ikastolas. Con ello, la institución foral quiere dar un mayor protagonismo a las mujeres. Aunque hay una excepción: la reina regente María Cristina.

El salón que lleva su nombre mantiene el decorado intacto desde sus comienzos y está presidido por un retrato de la propia reina, la que más estrechos vínculos entabló con San Sebastián. Los veraneos de su corte en Donostia dieron un impulso económico decisivo al desarrollo de la ciudad, tal y como recalcó Falcón.

Los visitantes, que llegaron desde diferentes municipios del territorio, también pudieron descubrir el gran secreto que oculta el edificio. Pese a que todas las habitaciones del edificio parecen estar talladas en madera de roble, nada más lejos de la realidad.

Después de un gran incendio que abrasó el edificio en el siglo XIX, se decidió simular la madera con yeso para prevenir los perjuicios que pudieran acarrear de nuevo las llamas. La estructura del edificio y los techos, por ejemplo, simulan vigas de madera aunque en realidad están hechos de escayola. Todo un sinfín de anécdotas y curiosidades que superaron las expectativas de Carmen, vecina de Alegia que visitaba «sorprendida» el palacio por primera vez.

Temas

• Markel Olano