Marea viva junto a la fortaleza vasca
El debate de la fiscalidad lleva el viento de la polarización ideológica de la política española al Parlamento Vasco
Septiembre es el mes de las mareas vivas. Ayer se estrelló una de ellas, de pleno calado ideológico, en el Parlamento Vasco. El Pleno de ... control en la Cámara sirvió para trasladar la polarización ideológica del eje izquierda-derecha. Lo hizo con el debate de la fiscalidad, que abrió el presidente de los populares vascos, Carlos Iturgaiz, con una primera pregunta que pretendía destapar la caja de Pandora de las contradicciones del nacionalismo institucional en un terreno tan sensible como minado. La cuestión servía al lehendakari, Iñigo Urkullu, y a su consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, para marcar perfil y desmarcarse de la discusión política española: por un lado, del 'festival de fiscalidad' que, en opinión de este último, trasmite la ofensiva tributaria anunciada por el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. Pero también se lanzaron señales de distanciamiento con el tono empleado por el PP de Alberto Núñez Feijóo, que tampoco gusta. Ni siquiera faltaron alusiones a Milton Friedman ni al final de la historia de Francis Fukuyama.
Publicidad
El viento político y económico de este otoño negro sopla con fuerza. En Vitoria se notó con claridad. Las ideologías regresaron por la puerta grande de la 'fortaleza' vasca, que es la metáfora que el nacionalismo gubernamental ha construido del autogobierno de Euskadi como símbolo de singularidad y que la oposición se empeña en ver con pies de barro para afear la gestión de la coalición PNV-PSE y suspender a Urkullu.
Elkarreki Podemos tomó ayer la bandera fiscal mientras el PSE arropó a Sánchez y EH Bildu optó por el derecho a decidir
Los jeltzales no podían ocultar cierto malestar por esta serie de medidas tomadas en Madrid que, advierten, deslucen lo que el País Vasco ya había iniciado con anterioridad para aliviar a «las clases medias y trabajadoras». El mantra es proteger a los vulnerables. Y a las familias, un concepto que Urkullu utiliza con intencionalidad cuando la pirámide demográfica ofrece indicios alarmantes. Desde Elkarrekin Podemos, su parlamentario David Soto cree que el debate incomoda al PNV, porque visualiza el gran peso que tiene su 'alma' más conservadora, que manda y que «no quiere mover un dedo».
Azpiazu niega la mayor y exhibe una batería de datos para refutar las críticas de los morados y de EH Bildu, que ayer esquivaron la cuestión fiscal. «Ocho de cada diez euros que se recaudan en Euskadi se dedican al gasto social», sostiene. Los parlamentarios abertzales preferían cambiar de tercio y dirigir sus dardos a la «renuncia» de Urkullu sobre el autogobierno. «Ha abandonado la bandera del derecho a decidir y no han cumplido la palabra dada en 2015 en este Parlamento». Maddalen Iriarte, que será la candidata de EH Bildu a la Diputación de Gipuzkoa, rescata la pulsión soberanista frente a quienes pensaban que la izquierda independentista se adueñaba del debate social y relegaba el del estatus ante las urgencias de la coyuntura económica por la guerra. Falsa alarma.
Publicidad
El eje izquierda-derecha se impone en la discusión parlamentaria y tensa las costuras del actual modelo de autogobierno
El realineamiento 'indepe' de EH Bildu complace a Elkarrekin Podemos, que quiere frenar el achique de espacios y que quiso colocar al PNV en el cuadrilátero y airear las costuras del autogobierno. Aflora el talón de Aquiles en la gestión. Osakidetza. Nueva palabra tabú.
El voltaje del debate no desestabiliza al Gobierno PNV-PSE a pesar de que los socialistas se mueven entre su arropamiento a Sánchez y su 'lealtad' a Urkullu, que sacaba los derechos históricos del arcón. Un equilibrio complejo. Los dos socios se conocen demasiado bien y saben que, aunque el roce hace el cariño, en su relación no hay amor. Ni siquiera sexo. Hay interés. El mejor pegamento para que dure.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión