El escaño

El nacionalismo vasco y Puigdemont

Los constantes reproches entre PNV y Bildu contrastan con su respeto ante la deriva de Junts que da alas a PP y Vox

Jorge Sainz

San Sebastián

Lunes, 10 de noviembre 2025, 06:23

Se dice, y hay que reconocer que con razón, que la política vasca es un oasis comparado con las descalificaciones y el 'fango' en que ... está sumergida la actividad en el Congreso en Madrid. Y eso que en Euskadi, últimamente, cualquier tema es motivo de discrepancia, desde el papel de la Ertzaintza o la universidad, hasta el Puerto de Pasaia, los centros de refugiados, o el euskera en las OPEs, por poner ejemplos variados. No se salva ni la elección del Ararteko, algo que a priori no debería ser demasiado polémico. Están los partidos vascos como para acordar nada menos que un nuevo Estatus. Las discrepancias son también transversales, sobre todo desde que los socios PNV y PSE-EE se empeñan en resaltar más lo que les desune que lo que les une, pero también con una buena dosis de reproches entre los peneuvistas y EH Bildu.

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Pese a la reiteración de desacuerdos, habrá que convenir que el tono suele ser por lo general correcto y alejado de la polarización de la política española, que vive estos días una nueva encrucijada tras la decisión de Junts y Carles Puigdemont de dar por roto su apoyo a Pedro Sánchez. Una situación que de momento no termina de alterar al presidente del Gobierno pero que vuelve a dar aire al PP en su estrategia de desgaste al mandatario socialista, y también a Vox, que sigue pescando en este río revuelto.

Por ello, llama la atención el respeto casi reverencial que guardan tanto PNV como EH Bildu ante la estrategia de Junts, que parece haber emprendido una huida hacia adelante pese a las continuas concesiones que le ha realizado Sánchez para mantener la mayoría de la investidura, entre las que destaca la Ley de Amnistía. Tanto el partido de Aitor Esteban como la coalición de Arnaldo Otegi subrayan siempre su «respeto» a las decisiones de los de Puigdemont y, al menos en público, se cuidan muy mucho de criticarles.

Será por una hermandad mal entendida entre nacionalismos periféricos o por aquello de que 'entre bomberos no se pisan la manguera', pero lo cierto es que una eventual caída del Gobierno PSOE-Sumar provocada por la deriva de Junts no parece beneficiar al nacionalismo vasco. Ni al PNV, enfrascado en la culminación de las transferencias pendientes y que podría ver cómo un Gobierno de la derecha y la ultraderecha engorda las expectativas electorales de EH Bildu. Ni a la propia coalición independentista, que quiere aprovechar la ventana de oportunidad en clave plurinacional que supone el actual Gobierno central. Así que quizás les convendría de vez en cuando alzar un poco la voz.

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