Patxi López emerge como posible sustituto de Adriana Lastra

La inesperada renuncia de Lastra abre la puerta a algunas hipótesis. Y, entre estas últimas, una en especial, que Patxi López, actual secretario de Memoria Democrática de la Ejecutiva Federal, pudiera hacerse cargo de la vicesecretaría general. Hasta el gesto de esta última semana, con el abrazo entre Pedro Sánchez y el exlehendakari en la escalinata del Congreso a cuenta del final de ETA, diez años después, llegaba a adquirir un cierto punto premonitorio. En esa línea ya circulaban otras especulaciones. López 'sonó' en su su día como un posible portavoz parlamentario antes de que fuera nombrado el canario Héctor Gómez.

Ahora bien, si Sánchez ha emprendido un giro a la izquierda para recuperar algunas de sus banderas originales, una de ellas la que le hizo ganar por sorpresa y contra todo pronóstico frente a la vieja guardia de su partido, el factor Patxi López no termina de encajar en este complejo rompecabezas. Otra cosa es que Sánchez necesite blindar el frente interno del PSOE clásico, de los socialistas de-toda-la-vida, entre otros motivos, para hacer frente a las campañas que desde ámbitos conservadores, que utilizan 'anzuelos' como la recientemente aprobada Ley de Memoria Democrática para hurgar en las contradicciones internas de los adversarios. El exlehendakari puede permitir al presidente un mayor margen de maniobra en determinado espacio de competencia directa con el PP por el flanco más moderado.

Otra de las posibilidades que también circulan es la de una eventual incorporación de Antonio Hernando, el que fuera estrecho colaborador de Alfredo Pérez Rubalcaba en el grupo parlamentario, que era partidario de la abstención en su momento para posibilitar la elección de Mariano Rajoy, y que fraguó entonces su divorcio con Pedro Sánchez. La política posibilita en ocasiones estos extraños reencuentros.

La salida de Lastra, en todo caso, refleja un inesperado movimiento de alcance en el seno del socialismo español. Muy unida al ministro Félix Bolaños, estuvo en su momento bastante enfrentada a Iván Redondo y ha terminado seriamente desgastada en los últimos meses en el marco de un profundo desencuentro que se ha ido agravando. Su renuncia ha venido precedida por varias derrotas dolorosas para el PSOE y en medio de fuego cruzado, amigo y enemigo, entre Ferraz y Moncloa. El presidente necesita un partido con las pilas puestas, que le proporcione toda la cobertura posible a la hora de recuperar la iniciativa. La salida de Lastra puede permitir a Sánchez recomponer un equipo de plena confianza al frente del partido para momentos que van a ser muy duros. La incógnita va a ser hasta qué punto el navarro Santos Cerdán hará de la necesidad virtud y va a poder ser superviviente en esta refriega. El PSOE va a tener que sudar mucho la camiseta para jugar el partido. No digamos nada para ganarlo. El momento puede ser hasta oportuno después del debate sobre el estado de la nación, del que Sánchez ha salido vivito y coleando y que ha devuelto al PSOE la confianza perdida.

Tras esta primera fase de cambios orgánicos, puede que después del verano vengan los otros reajustes, en el Gobierno. La remodelación del Ejecutivo de hace un año no funcionó como estaba previsto para darle al gabinete más brío y más energía política. Y ahora, con el PP de Alberto Núñez Feijóo surfeando como ganador en las encuestas, Sánchez reclama una estrategia de choque para no ir directo a la derrota en los próximos meses. Se avecinan emociones fuertes.