Un gudari zumaiarra es uno de los primeros identificados entre los cuerpos de Begoña

El zumaiarra Iñaxio Lopetegi Oliden, natural del caserío Iparragirre del barrio zumaiarra de Oikia, es uno de los primeros identificados entre los 42 combatientes de la Guerra Civil desaparecidos, cuyo cuerpo ha sido recuperado en el cementerio de Begoña, en Bilbao, en la mayor fosa hallada en Euskadi. Su familia le daba por desaparecido desde mediados de junio de 1937 hasta que hace una semana, Arantxa Ugarte Lopetegi, sobrina del gudari recibió la llamada de la directora de Gogora, Aintzane Ezenarro, para comunicarle que una de las cinco placas identificativas halladas por los expertos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, junto a los 42 cuerpos de Begoña, correspondía a su tío segundo Iñaxio Lopetegi Oliden, miembro del batallón San Andrés.

Como en este caso, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos ha logrado poner nombre a otros tres cuerpos de milicianos y gudaris gracias a otras tantas placas de esas cinco localizadas y cuyos detalles dará a conocer el Gobierno Vasco en próximos días cuando se les convoque a una visita en Gogora y para el proceso de toma de ADN.

«Siempre oíamos en casa que mi tío había muerto en la guerra, pero sin más explicaciones. Lo único que sabíamos de lo que contaba mi madre y las tías era que el tío había desaparecido en la batalla de Artxanda mientras defendían Bilbao», explicó ayer a este periódico Arantxa Ugarte Lopetegi, sobrina del gudari desaparecido. «No sabíamos nada del cuerpo porque en el cementerio de Oikia nunca apareció su nombre ni nada, pero yo nunca he perdido la esperanza», asegura emocionada.

Los Lopetegi se someterán a pruebas de ADN, de manera que la identificación genética se sume a la documental. Iñaxio había nacido tal día como ayer, un 6 de abril de 1913, y tenía 24 años cuando murió en Artxanda. «No dejó hijos, pero sí más de cuarenta sobrinos, por lo que en este sentido, no habrá ningún problema de que se puedan cruzar los datos genéticos de manera idónea con alguno de ellos», detalla su sobrina. Cuando termine el proceso, «podremos llevarnos los huesos del tío a Oikia y enterrarlo en ese cementerio zumaiarra, junto a su ama Madalena», comparte Arantxa Ugarte. «Es una manera de cerrar ese duelo familiar. Tantos años esperando y cada vez que había alguna noticia pensando: '¿Será el nuestro? ¿Será el nuestro...?'», dice.

El hallazgo de la fosa del cementerio de Begoña, que dio a conocer la consejería de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco el pasado miércoles, se ha producido dentro de la investigación 'Begoñako Argia' que realiza Aranzadi desde el pasado octubre por encargo del Ayuntamiento de Bilbao. Una vez finalizados los trabajos en el terreno del camposanto, los restos se han depositado en la sede donostiarra de Aranzadi, donde continúa el análisis forense y antropológico, explica Roberto Palacios, técnico de Memoria Histórica de Gogora.

Desde que se conoció el hallazgo en Bilbao, cerca de 90 familias han respondido al llamamiento del Gobierno Vasco que pedía colaboración a quienes tuvieran indicios de que los restos hallados pudieran ser de un familiar. De los interesados, que han contactado con Gogora a través del correo electrónico o de manera telefónica, 11 casos, de momento, pueden encajar en el perfil de los restos hallados en Begoña, es decir, «combatiente muerto entre el 15 y 18 de junio de 1937, en Artxanda, con lugar de inhumación desconocido». Algunos más (3 hasta ahora) requieren una mayor investigación. Gogora trabaja de forma paralela en la investigación de los casos con la información recogida en su Banco de ADN, que dispone desde su creación de hasta 427 muestras.

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