Pablo Casado ha lanzado en Madrid todo un órdago político que podría encumbrarle como líder indiscutible del centro derecha si todo le saliera bien. Desde ... que el presidente del PP sucediera a Rajoy en verano de 2018 no había protagonizado un movimiento de semejante calado. Reivindicó al principio las esencias más derechosas de su partido, se olvidó en algunos momentos de la moderación y erróneamente abrió la puerta a Alfonso Alonso, precisamente por imponer en Euskadi una inédita coalición entre PP y Cs que favorecía a los liberales. Total, para nada.
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Sin embargo, el líder del PP ha sabido sobreponerse a la adversidad y se ha mimetizado para combatir en la efervescente nueva política. Desde que se alejara de Vox en la moción de censura contra Sánchez y reivindicase a su partido como faro del centro derecha, Casado mueve el timón del partido con regate eléctrico para que la alternativa de su partido resulte solvente y creíble.
Tras el tortazo recibido en Cataluña y las denuncias de Bárcenas en sede judicial, Casado se aprestó de inmediato a cerrar los primeros acuerdos de Estado con Sánchez y preparó una mudanza exprés en Génova. El golpe de mano que el líder del PP ha fraguado con Ayuso en Madrid puede ser la puntilla de Ciudadanos.
Casado quiere iniciar en las urnas de Madrid la refundación del centro derecha, aunque para ese objetivo tenga que apoyarse en los votos de Vox. El nacionalismo madrileñizado que desempeña Ayuso, con un cierto estilo 'trumpista', será el punzante ariete con el que el PP pueda iniciar su reconstrucción. Las repercusiones políticas de este seísmo están aún por medir, pero si el PP lograse captar buena parte del voto de Ciudadanos en las urnas madrileñas, hay quien baraja que el bipartidismo pudiera reforzar sus resortes ante otro adelanto electoral. Es la nueva política.
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