Eneko Andueza, secretario general de los socialistas guipuzcoanos, en la sede del PSE de Eibar. mikel askasibar

La generación socialista a la que ETA robó su juventud

Eneko Andueza repasa en un libro las vivencias de miembros de Juventudes que, al significarse políticamente, sufrieron rechazo de gran parte de la sociedad

A. González Egaña

San Sebastián

Miércoles, 14 de julio 2021, 06:56

Tuvimos una juventud muy alejada de lo que debiera haber sido en condiciones normales. Fue una juventud condicionada, robada, amenazada. Hubo personas que decidieron que ... no nos merecíamos no solo vivir nuestra juventud, sino directamente vivir. Y esa deuda es impagable». El socialista Eneko Andueza reflexiona con esta crudeza en su libro 'Jóvenes sin juventud' (editorial Catarata), en el que relata su experiencia vital y política, compartida por gran parte de la generación de Juventudes Socialistas de Euskadi que vivieron «siempre bajo la sombra del terrorismo». A lo largo de 208 páginas, el líder del PSE de Gipuzkoa y portavoz parlamentario describe el impacto de la violencia y el acoso que sufrieron aquellos veinteañeros, que, al significarse políticamente, sufrieron el rechazo de gran parte de la sociedad. Andueza presentará el libro mañana en Donostia, en un acto en el que intervendrá, por vídeo, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, autor del prólogo.

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Nieto de emigrantes. Eneko Andueza es de la quinta del 79, el año del Estatuto de Gernika, pero también el segundo año más sangriento de la historia de ETA. El primer capítulo de su libro no puede pasar por alto los recuerdos de aquel niño que apenas comienza a entender la sociedad en la que vive. Nieto de emigrantes, aquellos a los que en un tiempo se les decía despectivamente «trenian etorritakoak» (los venidos en tren), Andueza valora «cada vez más» la decisión de sus padres de escolarizarlo en euskera y «mucho más» que fuera en un colegio «en el que convivía gente muy plural en todos los sentidos». Creció en el barrio de Ipurua, donde compartía juegos con chavales del colegio, pero también con otros a los que sus padres no les permitían decir dónde vivían «porque dicen que es peligroso». «Con el tiempo entendí el porqué de aquel recelo, uno de aquellos niños iba a clase de mi primo y era hijo de un guardia civil destinado en el cuartel de Eibar», cita.

Andueza rememora la agresión a Estefanía Morcillo, por parte de un joven de Jarrai, cuando iba a la Universidad

Agresión en la Universidad. Con 17 años, la derrota socialista de 1996 y la llegada de Aznar a La Moncloa fue motivo suficiente para que Andueza y otros, como Ekain Rico, decidieran afiliarse a las Juventudes Socialistas. Allí coincidió con Mikel Durán, Arritxu Marañón, Eduardo Madina, Eider Gardiazabal, Estefanía Morcillo, Natalia Rojo, Juanma Serna, Dani Díez, Lore Suárez, Óscar Rodríguez, Cristina Laborda, Lara Cuevas, Jesús Zaballos y Agustín Ruiz. Sus recuerdos también construyen parte de los capítulos del libro, como el caso de Estefanía Morcillo, hija de José Morcillo, exconcejal del PSE en Hernani. Ella misma cuenta lo que le sucedió el 24 de mayo de 1996, un día de borroka eguna:

'Jóvenes sin juventud'

Autor: Eneko Andueza

Colección: Ramón Rubial.

Estilo: Investigación y debate.

Editorial: Catarata.

Páginas: 208.

«Para mí era un día normal y me dirigí como siempre al autobús para ir a la Universidad. En la parada vinieron una serie de chavales, unos seis, conocidos de Jarrai. Me empezaron a insultar y a amenazar. En el trayecto de Hernani a Donostia siguieron los insultos y las amenazas. El autobús no paró y nadie dijo nada. Cuando llegamos, conforme iban bajando me iban insultando y el último me pegó un puñetazo directamente en la boca que me dejó sangrando». Morcillo sigue sin entender «cómo chavales de 18 años podían amedrentar a cualquiera y que nadie se inmutara». El conductor siguió su ruta «con total normalidad» y Estefanía se fue a comisaría a poner una denuncia.

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«Sus familias tienen miedo». El día que Andueza tomó posesión como concejal en el pleno municipal de Ordizia, nada más sentarse comenzaron a increparle. Le llamaban «ladrón». «Cuando terminaron de montar el numerito, uno de los últimos cachorros del grupo me dijo al oído: 'Vas a durar lo poco que a nosotros nos dé la gana, putakume'», recuerda. Acababa de ocupar el escaño de uno de los dos ediles del PSE que habían renunciado. «Sus familias tienen miedo», le dijo Miguel Ángel Morales al proponerle ser concejal porque de los tres obtenidos, «el único que va a tomar posesión es Iñaki Dubreuil».

Recuerda «los gritos de odio y los escupitajos» que les lanzaron en Gernika al llegar a la jura de Patxi López como lehendakari

«Todos somos Isaías». El 7 de marzo de 2008 «ha sido, es y será, para siempre, uno de los peores días de mi vida», rememora. Se marchaba en coche de Arrasate cuando le comunicaron que habían disparado a su amigo Isaías Carrasco. Sus escoltas dieron la vuelta derrapando y pudo llegar rápidamente al lugar del atentado. Pudo verle allí tendido, en el suelo, con la puerta del coche abierta, sujetado por los brazos de Marian, su esposa, y de Sandra, su hija mayor. «Le brotaba la sangre por el pecho, pero especialmente por un boquete que tenía en la garganta. Salía a borbotones mientras Sandra intentaba tapárselo. No podía porque de tanta sangre que salía, no se sabía muy bien por dónde taponar la herida», describe. «Vivir aquello en primera persona fue como si arrancaran una parte de mi», confiesa.

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«Aquellas señoras que nos escupían». Entre muchas de sus vivencias rememora los gritos «cargados de odio» que recibieron en el exterior de la Casa de Juntas de Gernika cuando llegaron a la jura de Patxi López como lehendakari. Provenían «en su mayoría de etxekoandres y señores con txapela de label, prototípicos de los batzokis», cita. Cuando el acceso se estrechaba, repasa, «nos llamó mucho la atención la capacidad que tenían algunas señoras de lanzarnos escupitajos».

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