Dónde está aquel espíritu de Quintos de Mora? Más de uno en Moncloa echará ahora de menos aquel ambiente de armonía desbordante que cada uno ... de los ministros exhibía junto al presidente Sánchez en el bucólico retiro que se celebró hace un año para impulsar el arranque de la legislatura con el primer Gobierno de coalición. Lo que nadie se imaginaba en aquellas jornadas de convivencia campestre es que a los pocos días España iba a estar confinada por una virulenta pandemia y que Sánchez iba a soportar la estrategia opositora de Iglesias, que a veces irrita a más de una ministra socialista y que, por contra, mantiene en un aparente estado zen al presidente.
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Desde los aledaños monclovitas se atisba una indisimulada tensión por la presión que ejercen las iniciativas podemitas que contravienen en muchas ocasiones los planteamientos básicos del Gobierno y que al mismo tiempo pone en entredicho la coordinación interna del gabinete de Sánchez. Aunque se puedan desgañitar los portavoces autorizados en proclamar que entre los bastidores del Gobierno nunca llega la sangre al río, los últimos encontronazos dejan en evidencia desajustes internos y la necesidad de que Sánchez convoque de nuevo a su equipo al coto toledano para poner orden y limar asperezas.
Que en época electoral, como la que afronta Cataluña, los políticos exhiban en sus mensajes una cierta excitación suele ser habitual, pero que un vicepresidente del Gobierno, como es el caso de Pablo Iglesias, cuestione la «normalidad democrática» en España adquiere una dimensión más que preocupante en un asunto tan sensible como es poner en entredicho el Estado de Derecho desde dentro de un Gobierno democráticamente constituido. Sánchez debería exigir una aclaración a su vicepresidente.
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