Manifestación de EHKS en el Primero de Mayo de este año por las calles de Bilbao. IGNACIO PÉREZ

EHKS abre un nuevo ciclo para extender su modelo de izquierda rupturista al ámbito laboral

El relevo generacional y los cambios sociales enconan el pulso entre el Movimiento Socialistay EH Bildu por la hegemonía en el seno del espacio radical vasco

Alberto Surio

San Sebastián

Sábado, 6 de diciembre 2025, 00:01

Hace unos años hubiera sido impensable que la organización mayoritaria en los estudiantes vascos renunciara al término 'abertzale' y lo sustituyera por 'socialista revolucionario'. El ... cambio de denominación de Ikasle Abertzaleak por Euskal Herriko Antolakunde Sozialista  (IAS) no supone un cambio de rumbo pero sí abre un nuevo ciclo en el Movimiento Socialista no exento de polémica. Se confirma una apuesta que se inició cuando esta organización decidió romper con la línea institucional y posibilista de EH Bildu, a la que acusan de haberse 'plegado al sistema'. Los comunistas, fuertes en el ámbito universitario, se proponen ahora extender su estrategia de ruptura al ámbito laboral. Hasta el momento, los tanteos por generar un movimiento sindical no han fructificado, con excepción de la creación del sectorial Sindicato de la Vivienda.

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Paradójicamente el cambio que ha suscitado el debate –la renuncia al término abertzale y la sustitución por socialista revolucionario– tiene sus antecedentes en la propia EH Bildu y en Sortu que desde la desaparición de ETA, prácticamente, también han relegado el término abertzale de su nomenclatura y han sustituido la expresión izquierda abertzale por izquierda independentista con la voluntad de abrirse a nuevos sectores, en particular a una periferia no ideologizada. Ya en su último congreso, Ikasle Abertzaleak había preparado el camino para este reciclaje mediante un cambio de estatutos. Era un paso lógico desde el momento en el que se sientan las bases del Movimiento Socialista a partir de una crítica a la estrategia interclasista del nacionalismo.

Se trata de un cambio de calado que confirma la deriva de izquierda anticapitalista hacia un modelo de ruptura ideológica con el «reformismo socialdemócrata, mercenario de la oligarquía financiera». Una discusión que recuerda los viejos debates en el seno de ETA entre abertzales y españolistas en los años 70.

EHKS y sus juventudes, GKS, engloban esta apuesta en una necesaria clarificación ideológica en orden a fortalecer el Movimiento Socialista en España y la articulación de un Partido Comunista Internacional, que es el objetivo a largo plazo. La mutación confirma un nuevo paradigma que pone el foco en el eje social derecha-izquierda y debilita el eje del discurso nacional identitario. Una batalla que se va a librar sobre todo en el espacio de la juventud urbana precarizada, con un serio problema de vivienda, sin la ligazón emocional de la retórica nacionalista del pasado. GKS plantea un 'estado socialista vasco' que subordina a la Revolución mundial. El relevo generacional precipita este cambio en la izquierda radical vasca, la aleja del imaginario nacionalista y le acerca a una de sus principales pretensiones, que es abrirse al mundo obrero y al sindicalismo.

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El cambio va a agudizar el pulso entre la izquierda independentista (EH Bildu, Sortu y Ernai) con las organizaciones del MS. La pugna irá a más y se va a librar sobre todo en el ámbito de la juventud. GKS pesca fuerte en caladeros estudiantiles, y aspira a entrar en el mundo del trabajo precarizado y en el activismo social, un escenario en el que la históricamente movilizada izquierda abertzale era fuerte en el pasado. Lo llamativo es que mientras EH Bildu se está haciendo fuerte en clases medias y la función pública con un discurso socialdemócrata de izquierdas, el referente revolucionario va dando pasos para convertirse en una nueva formación política que aún no sabe si decidirá presentarse a las elecciones municipales y forales o si hace un llamamiento expreso a la abstención.

No será un partido comunista clásico ni nostálgico pero si una estructura bien ideologizada, con una línea política de ruptura, con cuadros cada vez más formados, presencia en los movimientos sociales, que intenta trasladar el modelo leninista a una sociedad europea en la que la brecha de la desigualdad sigue creciendo, con la vivienda, el empleo y los cuidados como temas estelares de la crisis y económica. En ese contexto, el término abertzale se ha convertido en una referencia antigua del nacionalismo emocional y cultural. La posibilidad de una nueva crisis económica y social podría permitir al MS hacerse fuerte en determinado ámbito sociológico como una opción de respuesta contundente, y, aunque la pugna será reñida entre los más jóvenes, EH Bildu no se resentirá electoralmente de forma significativa porque el fin de la violencia y el paso del tiempo la normalizado en Euskadi como una opción más.

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Tercer espacio

El empeño de GKS de abrirse al mundo sindical va en esa dirección. Creen que Bildu se ha acomodado en el sistema pero intentan aprovechar la inercia del sindicalismo de confrontación para fortalecerse como alternativa de ruptura. Desde el mundo de EH Bildu se ha pasado de intentar ningunear a GKS a dar la batalla ideológica. Acusan a GKS de destruir el proyecto de liberación nacional. Una disputa no tanto con la base militante comunista, a la que quiere desmoralizar, sino a un tercer espacio fronterizo entre ambas opciones, que es sobre todo electorado joven urbano.

El nacionalismo deja de estar en el centro de gravedad simbólico en la política vasca, lo que tiene un gran significado estratégico porque a la larga puede condicionar la batalla por la independencia, que en este momento tiene mínimos históricos de apoyo. Claro que un eje PP-Vox puede cambiar este diagnóstico. Desde EHKS se parte de la premisa de que su perfil natural es afianzarse como movimiento contra las «injusticias» del capitalismo y antifascista, alejado de dinámicas de contestación violenta que distorsionan su imagen y desfiguran su estrategia. Desde EHKS se parte con la tesis de que el nacionalismo ha derechizado su discurso –por ejemplo en materia de seguridad, inmigración y marcaje de la juventud radical– . La tesis mayoritaria es que el ciclo de la violencia política está superado.

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El Movimiento Socialista es consciente de que su fuerte es el perfil social de crítica radical a «las injusticias» del capitalismo y no dar ninguna cobertura a los grupos de presión desde el nacionalismo que les vinculan con incidentes de los que no se sienten responsables operativos ni inductores intelectuales. La opinión predominante es que combinar el perfil de compromiso antifascista sin simplificar su mensaje y sin dar bazas a quienes quieren estigmatizarlos con el regreso a un pasado que creen que «no tiene nada que ver con la realidad».

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