«Tengo el culo 'pelao', pero pensaba que de esta no salía»

Mientras Mikel Iturgaiz conversaba ayer por la mañana con este periódico, su teléfono vibra. Notificación. Llega un nuevo mensaje a su perfil de Instagram. Las redes sociales se han convertido en una potente herramienta de hostigamiento. Lo muestra: «Yonki español». Llega desde la cuenta de Atxiki Pilota Elkartea, un club deportivo de Leioa. A las pocas horas la 'historia' desaparece, alguien la elimina, pero la Ertzaintza ya investiga si puede constituir un delito de odio por motivación política.

Pese al trajín el chaval ni se inmuta. «Me llegan muchos mensajes así, es mi pan de cada día», dice el hijo del presidente del PP vasco. Otra cosa bien diferente es lo ocurrido el viernes en Romo. Eso sí que le ha dejado profundamente afectado. «Fue muy heavy, tengo el culo 'pelao' con estas cosas pero jamás había sentido tanto acoso. Fue de locos, llegué a pensar que de esta no salía».

Iturgaiz ya pasó un mal trago en el campo de fútbol de Gernika el año pasado. Pero dice que no es comparable. «Allí me gritaban desde la grada y desde detrás de una valla, anoche -por el viernes- estaban a centímetros». A uno de los implicados ha sido capaz de identificarlo, tal y como recoge la denuncia presentada.

Superado el primer impacto, reflexiona sobre la situación que le toca vivir. «Yo no soy mi padre, no soy un personaje público, pero aún así el grado de intolerancia es mayúsculo». Mikel Iturgaiz subraya que hace todo lo posible por pasar inadvertido, «por no provocar». «A mí me encantaría salir a la calle con la camiseta de España, pero lo evito». Aún así, surgen problemas como el de Romo. «¿Cómo me pueden llamar fascista personas que me atacan por la ideología de mi familia? Los fascistas son ellos».

- ¿Tiene una vida más difícil que el resto por ser el hijo de Carlos Iturgaiz?

- Estoy acostumbrado, desde pequeño me han llamado de todo. Pero también hay mucha gente que me quiere y que no tiene miedo a expresarlo. Tengo amigos, y muy buenos, aunque no piensen como yo. Eso debería ser lo normal, ¿no?

- ¿Y su padre qué le dice?

- Que no salga o que evite ciertos lugares, las txosnas. Y yo entiendo su preocupación, pero le digo, 'aita, ¿me tengo que quedar en casa por lo que digan unos intolerantes?'.

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