María Silvestre: «Esta crisis, como todas, sacudirá con mayor fuerza a los más vulnerables»

-¿Han empezado a adaptar los estudios del Deustobarómetro a la crisis sanitaria y sus efectos?

-Así es. El cuestionario del Deustobarómetro siempre tiene una parte fija, que analiza cuestiones relacionadas con las desigualdades sociales y la confianza en las instituciones y políticas públicas, y una parte variable, que recoge cuestiones que consideramos relevantes. En este momento, el estado de confinamiento nos ofrece una oportunidad para analizar cómo se están viviendo la crisis sanitaria y el estado de alarma.

-¿Hay alguna faceta social que no se vaya a ver afectada por esta crisis sanitaria y económica?

-No se me ocurre ninguna. Esta crisis sanitaria nos ha obligado a confinarnos en casa por un largo periodo de tiempo. De un día para otro hemos abandonado nuestra cotidianidad, nuestras vidas, nuestras relaciones sociales y afectivas, nuestros trabajos. Todos nuestros hábitos relacionales se han visto afectados y, a pesar de que el proceso de adaptación ha sido muy rápido, todas y cada una de nuestras facetas sociales se han visto afectadas.

-¿La ciudadanía es consciente de la gravedad de la crisis?

-Lo es desde el momento en que le han pedido unas medidas drásticas e históricamente desconocidas. Sin embargo, la percepción de la gravedad es diferente en función de lo cerca que estemos de ser colectivos de riesgo o de si hemos perdido algún familiar.

-¿Cuáles son los factores a los que las instituciones públicas deberían prestar más atención?

-Tras la prioridad de la respuesta sanitaria, deben atenderse las situaciones que implican mayor riesgo de vulnerabilidad, pobreza y exclusión. Todas las crisis, esta también, sacude con más fuerza a las personas que menos recursos tienen. ¿Qué pasa estos días con las personas migrantes en situación de irregularidad, con quienes han solicitado asilo, con las mujeres que ejercen la prostitución en las calles? ¿Cómo están afrontando esta situación las trabajadoras domésticas sin contrato? ¿Cómo se garantiza el confinamiento y la distancia social en los pisos de acogida, en los CIES? Es fundamental tener en cuenta el impacto desigual de esta crisis y dar respuesta a las situaciones de mayor vulnerabilidad.

-¿Esta crisis cambiará nuestros hábitos sociales?

-En el corto plazo, sin duda. Los principales hábitos sociales que se van a ver afectados van a ser las relaciones sociales, interpersonales; la manera de saludar, de quedar para tomar algo, de estar en la playa, de sentarse en el transporte público, etc. Cuestiones que irán normalizándose cuando tengamos la vacuna o se reduzca significativamente el número de contagios. En el largo plazo, seguro que se generalizan hábitos de prevención como el uso de mascarillas o guantes en determinadas actividades.

-¿Eso hará que cambiemos como personas o no tiene por qué?

-Cambiaremos como sociedad, y eso implica que habrá cambios a título personal, pero los cambios más significativos serán aquellos que tengan más incidencia social.

-¿Le ha sorprendido lo bien que la sociedad se ha adaptado a más de un mes de confinamiento?

-Es una de las cuestiones que me han intrigado e interesado estos días: saber qué explica la rápida y mayoritaria respuesta de acatamiento del confinamiento. ¿Qué valores prevalecen? ¿La solidaridad, la cohesión social, el miedo al contagio, el miedo a la multa, la obediencia? En la mayoría de los casos, creo que se responde a la responsabilidad cívica.

-El lehendakari plantea que las elecciones vascas se puedan celebrar en julio. ¿Se danlas condiciones para ello?

-Ahora mismo es difícil imaginarse unas elecciones y, sobre todo, una campaña electoral. Nuestras mentes, nuestras vidas, están en otro asunto. Pero también es cierto que estamos viviendo una situación de interinidad política, con el aplazamiento de las elecciones del 5 de abril y con la necesidad de conformar un nuevo Gobierno. Si finalmente se convocan las elecciones, lo que sí vamos a notar es un incremento de la crispación política.

-¿Una crisis de este calado puede provocar un vuelco en el contexto político vasco?

-Es difícil aventurar el impacto que la actual crisis sanitaria puede tener en el voto político, pero creo que en Euskadi no modificará significativamente los resultados que aventuraban los sondeos previos al coronavirus.

-¿Cuándo sería un buen momento para celebrar las elecciones suspendidas?

-No es fácil determinarlo. Las razones del lehendakari para hablar de julio, en términos sanitarios, pueden tener sentido, por cuanto se prevé una desescalada de contagios y se teme un repunte en otoño. Cuando se celebren las elecciones, la ciudadanía debe percibir que no pone en riesgo su salud al ir a votar. Porque si no, afectará a la participación.

-¿Cómo seremos cuando pase esta amenaza sanitaria?

-Cuando el confinamiento finalice y retomemos nuestra vida, será el momento de plantearnos qué nueva normalidad queremos construir. Hemos aprendido la importancia que tienen las labores de cuidado, lo prioritario que es un sector público fuerte, estamos viendo cómo el planeta vive mejor sin nuestro intrusismo y consumo irracional... Deben ser aprendizajes que nos ayuden a construir nuestra nueva normalidad.