Cristina Monge | Politóloga
«La Constitución fue un punto de partida, hace falta ya hacer reformas»«En Euskadi el nivel de confianza hacia las instituciones y la política está a la altura de los países nórdicos», asegura
La politóloga y socióloga Cristina Monge (Zaragoza, 1975) dirigió la semana pasada en San Sebastián un curso de verano en la UPV sobre la encrucijada ... en la que se encuentra la democracia liberal, rodeada de incertidumbres y ansiedades. «La Constitución de 1978 fue un punto de partida, no de llegada», sostiene. En su opinión, la realidad ha cambiado y ha llegado ya el momento de acometer reformas ante las costuras que empiezan a abrirse.
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–El curso ha analizado la crisis de la democracia liberal. ¿Cuál es mayor peligro?
–Ha sido un seminario muy rico por la pluralidad de voces, de la academia, de la sociedad civil, de los partidos, y eso ha permitido armar un puzle, una visión compartida. Los diagnósticos son diversos, pero tienen cosas en común. El nexo común es la incertidumbre, que no es riesgo. No sabemos qué va a pasar al día siguiente o a un metro de nuestra casa. Y eso, genera problemas a la hora de afrontar los desafíos sobre todo en Occidente, donde estamos muy acostumbrados a buscar certidumbres.
–Incertidumbre que genera miedo y miedo que genera ultraderecha...
–Incertidumbre que genera miedo aunque hay quien dice que es ansiedad. Efectivamente genera movimientos, por un lado crecimiento de la extrema derecha, pero el miedo también genera parálisis, generalmente el miedo tiene un efecto paralizante y los cambios sociales son más difíciles. Aún así en España en los últimos se han producido cambios sociales profundos, por ejemplo el que tiene que ver con el feminismo, un cambio muy transversal.
«El eje izquierda-derecha sigue vigente, pero debe repensar sus propuestas ante los nuevos desafíos»
–En este esquema, ¿el eje clásico derecha-izquierda está ya superado por la realidad?
–No, para nada, de hecho se habla de populismos, de derechas y de izquierdas, pero en España no hay un partido de extrema izquierda. El eje derecha-izquierda sigue estando vigente, otra cosa es que las propuestas políticas, tanto de la izquierda como de la derecha a día de hoy sean o no son capaces de dar respuestas a los desafíos, necesitan repensarse. Y ahí tanto la derecha como la izquierda están atravesando una travesía por el desierto. El liberalismo ha fracasado como doctrina económica y por la izquierda tampoco hay en estos momentos respuestas para asumir la complejidad de fenómenos como la crisis climática o el fenómeno migratorio.
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–Vivimos además en la hipérbole, en el exceso permanente. ¿Estamos condenados a eso?
–Mi pregunta es cuáles son los efectos de esa hipérbole. La hipérbole es muy propia del teatro, y la política tiene su parte de teatro, de representación. No tengo elementos para asegurar que eso incide en la sociedad. Las sociedades no son hiperbólicas, lo es el discurso político. Hay una evidencia empírica de ello. La polarización se da en las élites, y en su burbuja política y mediática, influye en la sociedad pero es bastante menos intensa. No hay más que acudir a los resultados electorales.
–Pero la polarización es un fenómeno mundial. Una parte del mundo conservador se ha radicalizado...
–Eso está pasando en la derecha, que una parte se está radicalizando, que hay una derechización. La ciencia política ha echado a andar con este tema de la polarización y no siempre lo hemos definido bien. Por polarización entendemos que es la adhesión inquebrantable a un partido y, sin embargo, en la conversación pública se está convirtiendo en sinónimo de extremismo o de discrepancia. Tampoco es eso, es más, sin discrepancia no hay democracia, no hay debate.
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–¿Ha venido para quedarse la dinámica de bloques?
–A día de hoy no le vemos salida, pero no me atrevo a decir que algo ha venido para quedarse porque matamos en su día al bipartidismo, y ahora está iniciando un camino de recuperación.
–¿El centro en España ha muerto?
–El centro en España no ha existido nunca. Se intentó en la Transición y Ciudadanos ha sido su último intento. ¿Qué es el centro? Muchas veces hablamos del centro cuando queremos hablar de posiciones políticas moderadas dentro del ámbito progresista o conservador. Pero estas posiciones de centro, por motivos distintos, nunca han llegado a cuajar.
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«La polarización de bloques se da en las élites políticas, es bastante menos intensa en la sociedad»
–¿Está en riesgo la Constitución del 78? Hay debates sobre la ley de la amnistía o el debate territorial que han encendido los ánimos. Aznar advierte de que hay un riesgo de «disolución de la nación española» o de «quiebra» de la Constitución. ¿Lo ve así?
–Para nada, deberíamos trabajar un marco que es distinto y empezar a considerar que la Constitución fue un punto de partida, no un punto de llegada después de una dictadura y que inicia una democracia. Fue un consenso histórico. Habrá quien valore que se pudo hacer más, quien valore que no, pero fue el que fue, y a partir de ahí debemos pensar en cómo adaptamos el sistema económico, político y social a una realidad cambiante. Eso no lo hemos hecho en 45 años. Hay cosas que como no se han hecho a su debido tiempo las costuras se empiezan a abrir. Antes de que se abran más hace falta hacer ya reformas institucionales, políticas y jurídicas. Toca ya.
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–En Euskadi el acuerdo entre diferentes está relativamente asentado. ¿Puede ser en este momento un ejemplo?
–Seguimos con atención el caso vasco, se ha abierto un momento distinto después de tantos años tan duros de dolor. Primer dato: la confianza en la política y en las instituciones en Euskadi es similar a la de los países nórdicos y es superior a la media española. Eso es que están pasando cosas diferentes. Tiene que ver con una situación económica que es mejor, con una cultura política distinta, con un tejido social fuerte y con que se ha vivido años muy dolorosos. Pero la cultura del acuerdo entre diferentes ya se da en muchas comunidades autónomas y ayuntamientos. La política no se puede limitar al ecosistema de la M-30.
–¿Habrá Gobierno de Sánchez o iremos a elecciones?
–No tengo la bola de cristal pero todavía no me he jugado una cena. Las dos alternativas tienen efectos negativos. Y las dos son posibles.
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